El Gobierno y la dirigencia del agro se volvieron a cruzar por los problemas en la comercialización del trigo. El conflicto se suma a los entredichos por el aumento en el precio de la carne. Encabezando la protesta triguera, Federación Agraria anunció que el próximo martes realizará un “tractorazo” en la localidad santafesina de Chabás y diez días después un acto de protesta frente al puerto bonaerense de Quequén. Por ahora negaron que vaya a haber un lockout, pero advierten que “si no hay soluciones, no se podría descartar”. Por su parte, en el Ministerio de Agricultura explican que los mecanismos que llevan adelante para normalizar la venta de trigo están funcionando, en un mercado que de no mediar el Estado, aseguran que estaría totalmente paralizado. El ministro Julián Domínguez también adelantó que están finalizando las obras de infraestructura en Santa Fe y Córdoba para evitar inundaciones en los campos.

El problema en el sector triguero es que los productores no logran vender a precios normales su cosecha. Esta “falta de mercado” es explicada por la dirigencia rural a partir de la “excesiva intervención oficial”, que limita las exportaciones al abastecimiento del mercado interno. En cambio, la postura en Agricultura es que el mercado no funciona por la posición de privilegio de la demanda (molineros y exportadores), que presionan sobre los productores, atomizados y en su gran mayoría de pequeño tamaño. Ante esa situación, la cartera que encabeza Domínguez planteó a fin del año pasado una serie de instrumentos para agilizar la demanda y resolver la paralización en el mercado.

Se estableció la compra de 3,5 millones de toneladas de parte de molineros y exportadores, sobre una producción total estimada en 7,5 millones. El plan también incluyó créditos para que los productores no se vean obligados a vender el cereal cuando el precio está bajo. Según afirmó Domínguez, las medidas beneficiarían al 93 por ciento de los productores, todos ellos pequeños y medianos.

Según los últimos datos de Agricultura, el resultado del plan es que el 47 por ciento de la cosecha total ya fue adquirida, volumen que sin la gestión oficial indican que hubiese sido inalcanzable. La exportación adquirió más de 2 millones, mientras que la industria molinera compró 1.355.000 toneladas del cereal. Desde la cartera resaltan que estas cifras reflejan un porcentaje de comercialización similar a años anteriores. Además, recientemente se anunció que los exportadores comprarían un millón de toneladas adicionales para la región sudeste de Buenos Aires.

“Hay instrumentos que se pueden valorar, sin embargo los resultados no están. Y es por ello que en este momento anunciamos que comenzamos con acciones gremiales”, manifestó Eduardo Buzzi, titular de Federación Agraria. Según explicó a Página/12 Omar Barchetta (FAA), desde la entidad no niegan las cifras que ofrece Agricultura, pero aseguran que la compra del trigo “no llega a los pequeños y medianos productores”. “Hay mucho malestar entre los productores, es muy probable que las cuatro millones de toneladas que anuncia Domínguez las hayan vendido los más grandes”, argumentó Barchetta. Sin embargo, Buzzi consideró que el sector “está dispuesto” a volver a reunirse con Domínguez. Cerca del ministro manifiestan que de no haber mediado el Estado directamente no habría mercado. “Esto va a seguir evolucionando y los problemas que haya se van a solucionar”, auguran. Por otro lado, en Agricultura adelantaron que están finalizando obras de infraestructura para evitar inundaciones en los campos.