El equipo económico finalizó ayer en Milán el road show para promocionar el canje de deuda entre inversores minoristas italianos. El subsecretario de Financiamiento, Adrián Cosentino, seguirá presentando la propuesta en otros mercados para evitar que la crisis financiera europea distraiga la atención de los inversores de la operación. El ministro de Economía, Amado Boudou, llegará hoy al país junto al resto de la delegación. Horas antes de su partida, los funcionarios se mostraron satisfechos con la tarea, porque el nivel de acuerdo entre los tenedores individuales para ingresar el canje está creciendo por encima de sus expectativas. Hoy se difundirá el resultado de la participación de los inversores institucionales.

Las primeras estimaciones que se manejan en Economía dan cuenta de un nivel de aceptación de mayoristas –cada uno con más de 50 mil dólares en bonos– que se acercaría al 60 por ciento del total de la operación. Si bien el número es bueno, está cerca del nivel de aceptación que los bancos organizadores (Barclays, Deutsche y Citi) aseguraron al gobierno argentino. Este grupo había prometido el ingreso de 10 mil millones de dólares.

Fuentes cercanas a la operación sostienen que esos fondos ingresaron lo prometido. Esto da un piso de 55 por ciento en la aceptación. En Economía pretendían que se sumaran al envión otros grandes tenedores que elevaran el resultado que se presentará hoy por encima de un 60 por ciento. A esto se suma que varios bancos absorbieron las tenencias de algunos bonistas minoristas, y el equipo económico esperaba que también se sumaran en la etapa temprana. Desde la cartera de Finanzas adelantaron que hubo ingreso de otros fondos, pero fue marginal.

Si bien el canje se mantiene abierto para todos hasta el 7 de junio, en el caso de los institucionales rige desde el viernes pasado una penalidad que consiste en una quita de un dólar en la oferta por cada cien inscriptos en la operación. Resulta entonces poco viable que los grandes inversores que no ingresaron hasta el momento lo hagan en esta segunda fase, dedicada a minoristas, salvo que el mercado bursátil dé un vuelco de tendencia en las próximas horas y mejore sustancialmente el precio de los bonos que contiene el paquete ofertado a los holdouts. Es por eso que el equipo económico redobló esfuerzos para tratar de convencer a los tenedores individuales. Boudou cerró en Milán la ronda de reuniones, que se inició en Roma, con representantes de bonistas y con legisladores locales. Se destacaron los encuentros que mantuvo con los directivos de la Banca Nazionale del Lavoro y del Credit Suisse.

Los funcionarios consideran clave a Italia para lograr un buen resultado final, ya que suman unos 180 mil bonistas. Precisamente el grado de dispersión entre los tenedores minoristas es lo que complica cualquier grado de acuerdo, a pesar de que la principal entidad que los representa, la Task Force Argentina (TFA), dio libertad de elección a los ahorristas para ingresar en la operación. De hecho, un matutino local informó que los bancos italianos, que colocaron los bonos a tenedores minoristas antes del default, acordaron con la TFA la posibilidad de que los tenedores afectados desistan mediante un trámite rápido (a sola firma) del mandato que otorgaron en su momento para iniciar un proceso de arbitraje ante el tribunal internacional del Ciadi. El renunciamiento a todo tipo de acción legal es una condición para que los tenedores de bonos en default puedan ingresar en la operación.

Mientras tanto, Cosentino continuará adelante con el road show en Tokio, Ginebra y Frankfurt. La intención es “mantener el canje en pie” y sumar la mayor cantidad de bonistas individuales. La estrategia es mostrar que la opción está abierta en momentos en que los inversores se encuentran muy pendientes del contexto financiero internacional. La cifra de adhesión final que Economía manifestó como exitosa es de 65 por ciento, pero un nivel por debajo de 75 por ciento no sería bien visto por el mercado, ya que implicaría que quedarán afuera unos 5500 millones de dólares, casi lo que se adeuda a los países acreedores del Club de París.