El gobierno de Francia lanzará en las próximas horas un nuevo programa de ajuste a los gastos gubernamentales. La iniciativa, según adelantó un diario local, contempla recortes de gastos ministeriales, que se suman a los que fueron impuestos hace algunas semanas por el premier François Fillon. El anuncio lo realizaría el mandatario francés, Nicolas Sarkozy, entre hoy y mañana, luego de su vuelta de la reunión del G-20, en la cual protagonizó un duro cruce con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por diferencias en las políticas implementadas por Europa para escapar de la crisis internacional. Por su parte, en el Viejo Continente se conoció además que los bancos alemanes tienen activos tóxicos por 213 mil millones de euros y son los que poseen mayor cantidad de créditos basura entre los países europeos.

A pesar de las declaraciones de “integración y unidad” que surgieron del encuentro de países del G-20 en Canadá, las posiciones de política económica a ambos lados del Atlántico continúan contrapuestas. Es así que, mientras Estados Unidos y varios países latinoamericanos insisten en la necesidad de impulsar el consumo, la administración Sarkozy sigue empeñada en rescatar a su economía mediante ajustes. Según difundió el diario económico La Tribune, el gobierno francés presentará un plan de recorte de gastos ministeriales. En realidad apunta a dos subsecretarios, el de Cooperación, Alain Joyandet, cuyos viajes en jet privado durante los días del terremoto en Haití despertaron polémica; y el de Deportes, Rama Yade, cuestionado por el costo del hotel de la selección francesa en Sudáfrica, que además quedó eliminada del Mundial. También está en la mira Fadela Amara, titular de Políticas Urbanas.

El nuevo recorte recae además sobre los costos operativos en el gobierno francés, como la asignación de vivienda a funcionarios del Estado, dependencias de ministerios, que crecieron 11,1 por ciento en los últimos dos años, y el control de los gastos corrientes de las representaciones en el exterior.

La políticas contractivas llevadas a cabo en Europa podrían complicar la recuperación global, señala un informe de la aseguradora de créditos Euler Hermes. Según el estudio, los ajustes que implementan estos países acabarán con los “brotes verdes” –en referencia a las incipientes señales de recuperación– que se perciben en la economía mundial luego de la crisis financiera más grandes desde la posguerra. “En China y Estados Unidos ya se alcanzó probablemente el punto de mayor expansión, mientras que en la Eurozona el crecimiento no superará el uno por ciento en 2011”, de acuerdo con la aseguradora.

El informe señala también que en la región las inversiones se contraerán este año de nuevo un 3 por ciento, para recuperar recién el 1,2 por ciento en 2011. Además, destaca que el número de bancarrotas de empresas en el mundo seguirá siendo alto en los próximos años. Euler Hermes pronostica que en Grecia habrá un 25 por ciento más de quiebras; en España, un 10 por ciento más, y en Irlanda, un 9 por ciento.

En ese sentido, se conoció que la deuda tóxica de las entidades alemanas alcanzaba a casi 213 mil millones de euros, equivalente a unos 263 mil millones de dólares, a fines del año pasado. La cifra fue comunicada por la consultora PricewaterhouseCoopers (PWC). El volumen en bancos británicos era de 155 mil millones de euros y en los españoles alcanzaba a 97 mil millones. Las entidades italianas se encuentran en mejor situación, con una cantidad de activos tóxicos de 59 mil millones de euros.

Por su parte, Sacresa, uno de los mayores grupos inmobiliarios que operan en España, se declaró ayer en cesación de pagos ante el tribunal de comercio de Barcelona, con una deuda de unos 1800 millones de euros. Se trata de la tercera bancarrota más importante en ese país, para el sector inmobiliario, luego de las quiebras de los grupos Martinsa (7000 millones de euros) y Habitat (2800 millones). La compañía informó que se vio obligada a declarar la cesación de pagos al caducar ayer el plazo que le había sido concedido, en marzo, para intentar un acuerdo de refinanciación de su deuda con unos quince bancos.