Sáb 21.08.2010

ECONOMíA  › LA POLíTICA DE INCENTIVO AL MERCADO INTERNO Y LA COSECHA RECORD APUNTALAN UNA EXPANSIóN DE DOS DíGITOS

Sin el FMI, la economía crece a tasas chinas

La actividad económica creció 11,1 por ciento en junio respecto del mismo mes de 2009. En el acumulado del año, la suba llega a 9 puntos. La recuperación se sustenta en la cosecha de soja, la industria, el consumo y las exportaciones.

La actividad económica volvió a crecer a tasas chinas en junio, al marcar un 11,1 por ciento de forma interanual, según lo informado ayer por el Indec. El dato fue adelantado hace unos días por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su visita a la Bolsa de Comercio de Rosario. En el acumulado del año, el avance llega al 9 por ciento, una cifra que se aproxima a la proyección que mantienen en Economía para todo 2010, mientras que la comparación respecto de mayo arroja una leve baja de 0,6 por ciento. Página/12 consultó a una serie de economistas que analizaron diversos aspectos de este proceso de recuperación económica, que en parte responde a la cosecha record de soja, traccionando las exportaciones y las actividades manufactureras conexas. En el plano industrial, hay una recuperación generalizada, aunque lideran la suba el sector automotor y la siderurgia, a partir de las políticas oficiales de incentivo al mercado interno y la fuerza de la demanda brasileña. Además, los especialistas contestaron sobre la inflación y la distribución del ingreso.

La vedette de la recuperación económica es la soja, que pasará de 32 millones de toneladas en 2009, cuando fue golpeada por la sequía, hasta los 54 millones estimados para este año. “Se espera que las exportaciones de granos y subproductos (como el aceite y la harina de soja) crezcan cerca de un 40 por ciento interanual, llegando a unos 27 mil millones de dólares”, indicó a este diario Lorena D’Angelo, economista de la Bolsa de Rosario. Destacó la mejora en los precios agrícolas y calculó que “todavía falta vender alrededor de un 25 por ciento de la cosecha de soja”.

En cuanto a la actividad industrial, el índice que confecciona el Indec mostró en junio –el EMAE va un mes atrasado respecto de otros indicadores– una suba interanual de 10,1 por ciento, liderado por el sector automotor, que creció 47,1 en términos anuales y en el primer semestre, 55,7 por ciento. En tanto, la industria siderúrgica la secundó con subas de 27,2 en el mes. En ambos casos cumplió un papel relevante la política de ingresos que impulsa el Gobierno, fortaleciendo el mercado interno con medidas que incrementan la capacidad de compra de sectores que destinan todo su presupuesto al consumo. Es la receta opuesta a la que planteó el FMI para responder a la crisis internacional. Además, hay una fuerte tracción desde la demanda brasileña. En la misma sintonía, el sector textil subió 20,9 por ciento, mientras que la construcción lo hizo un 8,4 por ciento.

“El crecimiento se extiende a todos los sectores. Esta dinámica refleja por un lado la recuperación de la demanda externa, en especial desde China e India, mientras que en el frente interno hay que resaltar que no hubo ajuste fiscal, sino expansión”, indicó a Página/12 Fabián Amico, investigador de la Universidad de Luján (UNLU). Por su parte, Mariana González y Nicolás Arceo, investigadores del Cifra, destacaron que todavía la actividad industrial no ha recuperado el nivel de producción de 2008, aunque la situación difiere por sector. En tanto, Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein, subrayó la importancia de la “recuperación del agro frente a la campaña anterior mermada por la sequía” y vaticinó que en el segundo semestre las tasas de crecimiento van a mostrar una reducción.

En referencia al aumento en el nivel de precios, Amico indicó que “la inflación poco tiene que ver con el aumento en la demanda por sobre la oferta, como indica la ortodoxia, puesto que, por el contrario, la demanda impulsa a la oferta, aunque la inversión reaccione con un cierto rezago”. En cambio, Dal Poggetto consideró que el alza de precios responde a “un modelo que impulsa el consumo, aunque el ancla cambiaria actúa de fuente de estabilización en el sector de bienes”. Para Arceo y González, “el fenómeno responde a la depreciación cambiaria que se registró en 2009, que no se trasladó a precios de forma inmediata por el contexto de crisis, pero el impacto comenzó a principios de este año”. Agregaron que “el poder adquisitivo de los trabajadores registrados está creciendo levemente, aunque no ocurre lo mismo con los empleados en negro”.

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