ECONOMíA › STANDARD & POOR’S ELEVó LA CALIFICACIóN A LOS TíTULOS DE DEUDA ARGENTINOS
La agencia evaluadora advertía hace un año que la política económica no era “sostenible”, pedía un ajuste y anunciaba que se venía el default. El Gobierno hizo todo lo contrario, la economía crece y ahora S&P reconoció que la situación ha mejorado.
› Por David Cufré
La calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) elevó ayer la nota para la deuda pública argentina de B- a B, un nivel que aleja al país del piso que tocó tras el default de 2001 pero que sigue siendo de los más bajos del mundo. “La fuerte recuperación económica” de este año y la presencia de “condiciones externas favorables” explican la mejora en la evaluación. Hace un año, esta misma empresa sostenía que la Argentina se estaba quedando sin tiempo “para corregir su política económica, antes de que una nueva cesación de pagos se haga inevitable en 2010”. “Es muy claro que esta política no es sostenible en el mediano plazo”, sentenciaba S&P en su informe del 8 de julio de 2009. Allí reclamaba un ajuste del gasto público. El Gobierno, por el contrario, mantuvo una estrategia expansiva y logró minimizar los costos de la crisis, generando las condiciones para el crecimiento actual. La agencia no hace referencia a aquel contrapunto y sólo formula un reconocimiento tácito con la suba de la calificación.
La reacción del Gobierno ante la novedad fue de cauta satisfacción. El ministro de Economía, Amado Boudou, le dijo a Página/12 que el Ejecutivo sostiene “la postura crítica hacia las calificadoras”, pero destacó las razones que permitieron trepar otro escalón. “Esto se debe a la solvencia fiscal y a la consistencia intertemporal lograda con el canje de deuda”, evaluó. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viene planteando en las cumbres del Grupo de los 20 que es necesario regular a las agencias de riesgo, debido a que sus conflictos de intereses y errores repetidos provocan graves perjuicios a los países y a la comunidad financiera internacional.
Standard & Poor’s, de hecho, le asigna a Grecia la máxima calificación, pese a su aguda crisis. Y de Argentina decía en julio del año pasado que “el tiempo se le está agotando para corregir su política económica antes de que se haga inevitable una nueva cesación de pagos el año próximo”. “Es muy claro que esta política no es sostenible en el mediano plazo. No sólo los ahorros de las agencias gubernamentales están bajando sino también los flujos debido a la desaceleración de la actividad económica.” Por ello, S&P especulaba con “la posibilidad de que el Gobierno implemente una operación de manejo de pasivos para mejorar su perfil de deuda en el corto plazo”, algo que la agencia “podría interpretar como un canje asimilable a un evento de incumplimiento”.
Las calificadoras ponen nota a los títulos de deuda que emiten los países y las empresas, las cuales sirven como referencia a inversores de todo el mundo para comprar o no esos instrumentos. Su influencia llegó a ser determinante en el apogeo del capitalismo financiero, y si bien ahora cargan con un alto desprestigio, siguen teniendo peso internacional. Hay tres empresas líderes: Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch. Esta última ya había aumentado la nota argentina a B hace dos meses, luego del canje de deuda.
Para el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, esta nueva suba “es insuficiente”. “La Argentina está discriminada por no abrevar en la ortodoxia. Tenemos más crecimiento, mejor posición fiscal, externa, de deuda y nivel de reservas que países desarrollados con mejor rating”, afirmó ante este diario.
La nota B es para bonos de largo plazo en moneda local y extranjera. “Un emisor calificado con B es más vulnerable a un incumplimiento de pago que los calificados con BB, pero presenta capacidad para cumplir con sus compromisos financieros”, define la agencia. Entre 117 países evaluados, la Argentina sólo supera a Ecuador y Fiji, que tienen B-, y está al mismo nivel que Bolivia y Jamaica. Todos los de América latina lo superan, incluido Venezuela. Para la empresa, el país crecerá 7 por ciento este año y 4,5 el próximo, menos que lo estimado por el Gobierno. Pero reconoce que la relación deuda-PBI bajará a fin de año a 44 por ciento, contra el 75 por ciento de 2005.
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