La presidenta Cristina Fernández de Kircher reinaugurará hoy la planta de uranio enriquecido en el complejo rionegrino de Pilcaniyeu. El objetivo es que esa producción sirva para abastecer los reactores existentes en el país así como la cuarta usina atómica que se planea construir. De esa forma, Argentina pasaría a formar parte del selecto grupo de naciones que tienen capacidad tecnológica para enriquecer uranio y conformar el elemento combustible de reactores de investigación y potencia, entre los que se encuentran Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, Inglaterra, China, Brasil e Irak. Organizaciones ambientalistas de la zona rechazan la iniciativa.

El Complejo Tecnológico Pilcaniyeu fue construido a fines de la década del ’70 por el Invap para la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), para llevar adelante el proceso de enriquecimiento de uranio. La planta está ubicada sobre el río Pichileufú, en el paraje Pichileufú Arriba, en la provincia de Río Negro, cerca de la población de Pilcaniyeu. Las actividades de la planta se paralizaron completamente en 1996, pero igual se mantuvo una dotación de 17 trabajadores que tuvo a su cargo su mantenimiento hasta 2007.

Ese año, en el marco del Plan Nuclear Argentino, lanzado en 2006 por el Gobierno para reactivar la actividad del sector, comenzaron las tareas de actualización del complejo bajo la supervisión de la Organización Internacional de Energía Atómica. El Plan Nuclear busca aumentar la producción energética sobre la base de un recurso alternativo como el atómico por la incertidumbre que plantea la insuficiente oferta gasífera.

La cantidad de trabajadores del Complejo Tecnológico Pilcaniyeu creció de 17 a 115 y se construyó uno de los 54 módulos previstos. Este módulo es el de difusión gaseosa de exafloruro de uranio, que durante la primera etapa se utilizará para capacitar a su personal, y comprobar el comportamiento del proceso sin utilizar uranio. Hasta el momento se llevan invertidos 25 millones de pesos y la puesta en funcionamiento a pleno del complejo, prevista para septiembre de 2011, requiere de una inversión adicional de 35 millones de pesos y la incorporación de otros 30 profesionales.

En el complejo opera el reactor RA-8, diseñado para hacer experimentos relacionados con el diseño del reactor compacto Carem. Esos experimentos, de tipo nuclear termohidráulico, permitirán definir los parámetros que rigen la disposición, la composición y el rendimiento del combustible nuclear, que abastecerán a las centrales del país. Vecinos autoconvocados y organizaciones ambientalistas manifestaron su rechazo a la iniciativa, pero desde la CNEA se descartó la contaminación del ambiente y se prometió explicarles a los vecinos con detalle las ventajas que supone esta reactivación.