ECONOMíA › RESPUESTA ARGENTINA EN MATERIA CAMBIARIA Y COMERCIAL
El manejo del tipo de cambio y los controles al movimiento de capitales serán pilares a los que el Gobierno no renunciará para impedir que los países centrales le transfieran el costo de la crisis.
› Por Javier Lewkowicz
El Gobierno mantendrá la actual política cambiaria, los controles de capitales y sumará medidas comerciales para evitar que los países industrializados le transfieran la crisis a la Argentina. En el marco de la llamada “guerra de monedas”, amplificada luego de que los Estados Unidos decidiera inyectar 600 mil millones de dólares para devaluar el dólar y reactivar su economía, desde el Banco Central, el Ministerio de Economía y el de Industria reafirmaron el actual rumbo económico.
Los principales bloques industrializados, Estados Unidos y la Unión Europea, no logran salir de sus respectivas crisis. Por eso buscan aumentar las exportaciones, a partir de la mejora en su competitividad, y en esa línea se encuentra la última medida de la FED norteamericana. Por su lado, Europa avanza en la “devaluación fiscal”, a partir de fuertes paquetes de ajuste para reducir costos laborales, ya que le resulta difícil devaluar el euro por la rigidez de la autoridad monetaria del bloque. Sus intenciones se manifiestan coincidentes cuando el FMI presiona a los países emergentes para dejar flotar sus monedas y permitir la apreciación cambiaria, que transfiera el déficit comercial del centro hacia la periferia.
En el Banco Central describen que la lenta recuperación de las economías desarrolladas está generando movimientos de capitales hacia los países en desarrollo, por lo que si se dejara actuar al mercado, las monedas se apreciarían. Sin embargo, advierten que en la Argentina “no se observa un aumento en el ingreso de capital financiero de corto plazo que justifique aplicar mayores medidas de control”. “Hay una evaluación diaria, se monitorea este tema todo el tiempo”, agregan.
Una de las principales herramientas de control es el encaje del 30 por ciento que se aplica sobre los capitales que ingresan por un lapso menor a un año. Esa regulación suele ser criticada por el establishment local, que hizo lobby para que en julio pasado se anunciara la eliminación, cuando se produjo la visita de la presidenta, Cristina Fernández, a la Bolsa de Comercio. Pero la Presidenta le dijo que no a la city, una decisión que, desatada la guerra de monedas, a nadie se le ocurre discutir.
“La Argentina no permitirá el ingreso de capitales especulativos que quieren apreciar el tipo de cambio para maximizar sus ganancias. Buscan que compremos la sobreoferta de bienes de los países desarrollados para desplazar el trabajo argentino y hacernos volver a la época del ‘déme dos’”, manifestó la ministra de Industria, Débora Giorgi.
Desde el Ministerio de Economía destacan que la devaluación del dólar llevará a China a hacer lo propio con el yuan y que esto puede generar un problema para la inserción externa argentina, abaratando las importaciones asiáticas y poniendo en peligro la industria nacional. En ese caso, la Argentina incrementará las medidas comerciales, indican. “Esto se va a plantear en la reunión del G-20, porque no vamos a dejar que nos transfieran la crisis”, aseguran. El país asiático ya aplicó represalias por las medidas comerciales argentinas, regulaciones que permitieron desarrollar la industria local y preservar puestos de trabajo en la crisis.
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