El Indice de Precios al Consumidor (IPC) subió 0,8 por ciento en octubre respecto del mes pasado, y la carne vacuna volvió a explicar buena parte de esa variación, según informó ayer el Indec. En la comparación anual, el alza llega a 11,1 por ciento, mientras que en los diez primeros meses del año el incremento es de 9,2 por ciento. La divergencia de la medición oficial respecto de las estimaciones privadas (de desconocida metodología y mucho menor capacidad operativa) aumentó en octubre, ya que las consultoras en general ubicaron el avance mensual por encima del 2 por ciento, bastante más del doble de la que registró el cuestionado Indec. Como a principios de año, el aumento en el precio de la carne volvió a impactar fuerte en la inflación, junto con las subas en indumentaria y transporte.

En los últimos días el problema de la inflación volvió a estar en boca de ministros, dirigentes de la oposición y empresarios, a partir de declaraciones del titular de la cartera de Economía, Amado Boudou, quien había señalado que el aumento de precios es “un tema de la clase media alta”. Desde Apyme, cámara que reúne a pequeñas y medianas empresas, manifestaron ayer que “la inflación que observamos en las góndolas es producto de la acción deliberada de las grandes compañías concentradoras de mercados”.

El aumento en octubre del rubro alimentos y bebidas fue de 1,4 por ciento, explicando más de la mitad de la inflación general. Los productos consumidos en el hogar crecieron 1,7, y el que más subió fue la carne, con 4,4. Sin embargo, para la consultora que comanda Miguel Bein, ese incremento fue de 16 por ciento en promedio. En su informe mensual calcula que si se excluye la carne, la inflación en alimentos es mucho menor en octubre, de 0,7 por ciento. La suba de la carne se plasmó en el fuerte aumento de las canastas que el Indec usa para calcular la indigencia y la pobreza (ver aparte).

Según explican en el sector ganadero, la aceleración en el incremento del precio de la carne tiene que ver con factores estacionales que se montan sobre el problema estructural que se arrastra desde el año pasado. El inicio de la primavera incentiva a los productores a retener ganado para aprovechar los pastos y “engordar gratis”. La mejora en los índices de rentabilidad del sector también desincentiva la liquidación de hembras. De esta forma, el stock de cabezas de ganado se está recomponiendo frente a la sensible baja que propició la sequía y la política oficial de precios, entre otros factores que se volvieron visibles a principios del año pasado, cuando los precios se dispararon.

“Es el peor momento del ciclo ganadero”, indican en el Ministerio de Agricultura. Sin embargo, advierten que el aumento de precios muestra la mejora en el poder de compra de los trabajadores, quienes convalidan las subas. Alberto Williams, de la Asociación de Carnicerías de la Capital Federal, asegura que, de todas formas, las ventas cayeron un 30 por ciento desde inicios de año. Otros alimentos que subieron por encima del promedio fueron azúcar, miel, dulces y cacao (1,4) y verduras (1,0), mientras que las bebidas alcohólicas crecieron 1,5 por ciento. En cambio, los productos de panificación, cereales y pastas bajaron 0,2, y los aceites, 0,1 por ciento.

Por su parte, el rubro indumentaria mostró un incremento de 1,1 por ciento, por el impacto de la entrada de la nueva temporada. En cuanto al transporte, la suba de 1,0 respondió al aumento del 26 por ciento en la tarifa en los taxis porteños, que elevaron la bajada de bandera desde 4,60 a 5,80 pesos y la ficha desde 46 a 58 centavos. El rubro turismo también subió por encima de la inflación general, llegando a un 2 por ciento. Además, educación subió 0,6 y salud, 0,3.