La saga del acuerdo con el FMI llega hoy a su fin. El directorio del organismo se reúne en Washington para tratar, entre otras cuestiones, el convenio con la Argentina. Después de tanto penar, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, se entusiasmó al anunciar que “el primer punto en el orden del día” de ese cuerpo es la aprobación de la Carta de Intención. Se trata de una mera formalidad, aunque necesaria para oficializar el tratado. El acuerdo quedó definido cuando se establecieron los términos de la Carta de Intención, que se negoció con la misión del Fondo que estuvo en el país hasta la semana pasada. Después siguió el visto bueno del director gerente, Horst Köhler, y hoy los directores pondrán firma y sello para terminar el trámite.
El acuerdo consiste en la refinanciación de los vencimientos con los organismos internacionales hasta el 31 de agosto próximo. El Gobierno se libra de pagar 6600 millones de dólares al FMI, que se suman a los 5112 millones refinanciados el año pasado, y 4400 millones al Banco Mundial y al BID. La importancia de que el directorio del FMI concluya con la sanción del convenio radica en que Argentina recuperará los 1056 millones de dólares que le pagó al organismo el viernes pasado. Además, abrirá la puerta para que el BM y el BID levanten la suspensión al desembolso de créditos ya acordados y concedan financiamiento adicional.
En efecto, el BM emitió ayer un comunicado en el que primero confirma que recibió 796,5 millones de dólares del gobierno argentino, y después señala que “ese pago nos permite reactivar desembolsos de préstamos existentes”, que alcanzan a “los 2000 millones de dólares”. “Adicionalmente –continúa el comunicado del organismo–, el levantamiento de la suspensión de desembolsos permite que el directorio del Banco considere nuevos préstamos para apoyar los programas sociales orientados a los pobres de la Argentina, quienes han sido los más duramente golpeados por la crisis económica.”
El presidente de la entidad, James Wolfensohn, anticipó la semana pasada que el banco está dispuesto a otorgar 1000 millones de dólares de nuevos créditos. De ese total, 600 millones se utilizarán para financiar el Plan Jefas y Jefes de Hogar, mientras que parte del dinero cubrirá gastos de programas vinculados con la educación.
El Gobierno dejó sin devolver al BM los 250 millones que puso la entidad en octubre pasado para cubrir el vencimiento de un título público, garantizado por la institución. Pero el banco estableció un cronograma de repago en cuatro cuotas semestrales, a partir de octubre de 2005. Es decir que el Gobierno ya se puso al día.
El otro pago que se concretó ayer fue en favor del BID, por 770 millones de dólares. Roberto Lavagna confía en que la entidad que preside Enrique Iglesias también dará lugar a nuevas líneas de crédito. En un comunicado, el BID indicó el restablecimiento de líneas pendientes por 694 millones de dólares, y la cesión de otros préstamos para ayuda social de 1500 millones.
Más allá de ese financiamiento, el acuerdo con el FMI le permite al Gobierno transitar con menos presión los últimos meses de su gestión. La negociación realmente dura será con la administración que asuma el 25 de mayo próximo, ya que será en ese momento cuando se discutan cuestiones de fondo, que ahora quedaron de lado porque el gobierno de Duhalde es transitorio y el acuerdo es de corto plazo. A la futura administración le tocará discutir las pautas fiscales en función de la renegociación de la deuda con los acreedores privados, el diseño del sistema financiero y la política monetaria, entre otras cuestiones. Pero mientras eso le tocará al próximo gobierno, el actual celebrará hoy haber llegado al fin de la negociación con el FMI.