ECONOMíA › TEMAS DE DEBATE: BALANCE 2010 Y PROYECCIONES 2011
El 2010 cerró con un nivel de crecimiento fuerte, reservas en alza, superávit comercial y una aceleración de la inflación con respecto al año anterior. Los analistas pronostican lo que vendrá tomando en cuenta esos datos y el contexto internacional.
Producción: Tomás Lukin
Por Ramiro Castiñeira *
El 2010 culminó con una economía internacional que se recuperó de la crisis financiera internacional, pero sin la fuerza suficiente para reactivar el empleo en Estados Unidos, ni soluciones de fondo para la crisis europea. Por el contrario, los países emergentes observaron un vigoroso crecimiento económico, ante un contexto internacional que sólo jugó a su favor. No sólo por el crecimiento de China e India que sostienen la demanda y precios de los commodities, sino también por las tasas de interés internacionales en mínimos históricos, expulsando capitales hacia los emergentes. El 2011 se inicia con los interrogantes tales como si la FED logrará reactivar el empleo con la nueva inyección de liquidez, si Europa se encamina al desastre con sus políticas de ajuste, y si en el accionar de Estados Unidos y Japón esconde una guerra de devaluaciones competitivas, entre otros temas.
Pero donde no hay lugar a dudas es el impacto del actual contexto internacional sobre las economías emergentes en general y sobre Latinoamérica en particular. Subas en el precio de los commodities y entrada de capitales en abundancia, no sólo asegura crecimiento económico a la región, sino que también conlleva una mayor presión a la apreciación de la moneda, incrementos de la tasa de inflación por alimentos, riesgo de burbujas financieras, y la posibilidad de recalentar la economía al disminuir la tasa de ahorro. Nuevamente, administrar la bonanza continúa siendo el desafío por estas latitudes.
Para Argentina en particular, el incremento en el precio de la soja lleva los términos de intercambio a los máximos históricos, en vísperas de una cosecha de similar magnitud a la última campaña. Se espera 90 millones de toneladas, aun con un clima menos benévolo que alejó la posibilidad de alcanzar los 100 millones de toneladas por falta de lluvias. Aun así, en el año el precio de la soja aumentó un 30 por ciento y el maíz un 45 por ciento, lo que alimenta la expectativa de que las exportaciones de los principales cultivos de Argentina (soja, trigo, maíz y girasol) alcancen los 29.600 millones de dólares en 2011. Este escenario permite proyectar un crecimiento de las exportaciones totales del 17 por ciento el año entrante, para alcanzar un nuevo record de 81.000 millones de dólares en 2011, magnitud que es el doble de lo exportado en 2005 y el triple del 2001.
Por su parte, las importaciones reflejaron un incremento del 43 por ciento en 2010, impulsados por el crecimiento económico y la apreciación real de la moneda local. Para 2011, proyectamos un incremento del 28 por ciento de las importaciones hasta los 71.000 millones de dólares, ante un crecimiento económico de 5,5 por ciento, pero frente a un PBI en dólares que crece nuevamente al 20 por ciento.
Es decir, exportaciones creciendo al 17 por ciento e importaciones al 28 por ciento, implica que el saldo comercial se reduciría desde los 13.000 millones de 2010 a 9000 millones de dólares en 2011, equivalentes a 3,4 y 2 por ciento del PBI, respectivamente. El saldo comercial si bien disminuye, todavía resulta de una magnitud que aleja los temores de afrontar la restricción externa en 2011. Aunque claramente el número final de excedente de dólares del sector privado dependerá de la salida de capitales.
En este sentido, vale advertir que tras la finalización del canje de deuda pública y la FED augurando tasas bajas, la fuga de capitales aminoró sustancialmente en el mercado local. Ello dejó margen al BCRA para acumular reservas comprando la mayor parte del saldo comercial. De hecho, la autoridad monetaria compró 11.000 millones de dólares en 2010, de un saldo comercial de 13.000 millones. El 90 por ciento del total.
Las buenas expectativas económicas no hacen prever un incremento del riesgo país en el transcurso de 2011, más bien todo lo contrario, aún en un año electoral. Pero aún bajo el supuesto de que la salida de capitales sea de igual magnitud a la de 2010, el excedente de dólares del sector privado podría alcanzar los 7000 millones de dólares, que terminarían en manos del BCRA ante su doble objetivo de sostener el tipo de cambio nominal y acumular reservas. Esta compra de dólares permitirá pagar la deuda externa del Tesoro Nacional, sin por ello ver disminuir el stock de reservas del Central, superior a 52.000 millones de dólares en la actualidad.
En suma, si Europa no patea el tablero y además llueve lo necesario las próximas semanas, el 2011 promete ser un excelente año para la Argentina ante un contexto internacional que sólo juega a su favor. Con la soja arriba de 500 dólares la tonelada, combinado con tasas de interés internacionales en mínimos históricos y una menor salida de capitales del mercado local, se asegura un fuerte ingreso de dólares a la economía para financiar el crecimiento y pagar la deuda externa sin perder reservas.
* Economista jefe de Econométrica S.A.
Por Leandro Serino *
En una carrera de postas la performance del corredor depende de los impulsos que recibe, por ejemplo la velocidad a la cual sus compañeros le acercan la posta, y de sus capacidades, la potencia del corredor o su agilidad para superar los contratiempos que puedan surgir durante la carrera. En el caso de la economía cambian los factores intervinientes y las habilidades relevantes, pero la lógica del movimiento se mantiene. Es así que las perspectivas de la economía argentina para 2011 dependerán de los impulsos que reciba del exterior y de la posta o legado que deje el 2010, pero también de la competitividad y resistencia de la economía.
Según proyectan analistas e instituciones económicas nacionales e internacionales, los impulsos externos contribuirán a realizar una buena carrera. Se espera que Brasil, Chile y otros países de América del Sur, crezcan a tasas elevadas (entre 4 y 7 por ciento, según el caso), aunque un poco inferiores a las de 2010, y motoricen las exportaciones de bienes manufacturados. Con la excepción de Europa y Japón, las perspectivas son también de fuerte crecimiento en el resto del mundo. Ello garantizará la demanda para los productos primarios de Argentina, pero también incidirá positivamente sobre los términos de intercambio y mejorará el balance externo y de las cuentas públicas.
Los impulsos de la economía internacional, sin embargo, no serán solamente positivos. Las dificultades de los países desarrollados para financiar sus déficit fiscales probablemente generen turbulencias financieras (el semanario británico The Economist sugiere que 2011 será el año de los problemas de deuda pública) y limiten las políticas de gasto público implementadas para salir de la crisis de 2008/9. Aunque tales eventos sucederán fundamentalmente en el norte, éstos podrían revertir los movimientos de capitales, que después de dos años volvieron a ingresar al país, limitar nuestras ventas al exterior y derrumbar el precio de nuestras exportaciones.
A nivel de los impulsos que deja el pasado económico reciente, se destacan las decisiones de producción y gasto tomadas en 2010 pero que se harán efectivas en 2011 y años posteriores. Una de ellas es la campaña agropecuaria 2010/2011. De no mediar imponderables climáticos, ésta alcanzaría las 100 millones de toneladas, impulsada por la producción de soja, pero también de otros cultivos tradicionales como el trigo y el maíz. Claramente la producción agropecuaria se ve favorecida por las condiciones internacionales, pero también por la gestión del sector público, la cual desactivó algunos conflictos y, mediante reintegros y subsidios, promovió la producción cerealera.
Los impulsos no se circunscriben al sector agropecuario ni al resto del mundo. En el segundo semestre de 2010, las grandes empresas públicas y privadas de capital argentino y extranjero realizaron anuncios de inversión por más de 10 mil millones de dólares, a desarrollarse a partir de 2011 en proyectos de infraestructura, ampliación de plantas, desarrollos inmobiliarios, entre otros. No menos importante serán los proyectos de inversión pública. Según el Plan Nacional de Inversión Pública para el período 2011-2013, el año entrante se prevé aumentar la inversión pública un 35 por ciento en términos nominales, y entre 20 y 10 por ciento en términos reales, según las expectativas de aumentos de precios que se tomen en cuenta. Con estos recursos se financiarán proyectos viales, el reacondicionamiento de unidades sanitarias y el desarrollo de reactores nucleares, entre otros. Los planes de inversión pública junto a los compromisos de movilidad jubilatoria, de ampliación de la cobertura social, y las metas records de gasto en educación y ciencia y tecnología, de más del 6 y 2 por ciento del PBI, respectivamente, muestran que el sector público continuará siendo uno de los principales impulsores de la actividad económica. Más importante aún, la demanda es promovida con proyectos que mejoran la calidad de vida de la población y promueven el crecimiento sostenido, sin generar problemas financieros.
La performance de 2011 dependerá asimismo de las capacidades del Gobierno para administrar la abundancia que trae el llamado viento de cola. Para que los altos términos de intercambio resulten beneficiosos para la economía, será necesario encauzar las pujas por esta renta extraordinaria y limitar la inflación importada en el precio de los alimentos, tanto por sus efectos sobre el ingreso real de los sectores populares como por su impacto sobre la competitividad de la economía. Finalmente, el buen desempeño de una economía requiere flexibilidad para adaptarse a cambios inesperados, algo que el Gobierno y la economía argentina supieron realizar en los últimos años.
* Investigador, docente UNGS y economista AEDA.
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