ECONOMíA › MATíAS KULFAS, DIRECTOR DEL BANCO NACIóN, PLANTEA EL EJE DE LA PRóXIMA GESTIóN
Experto en política industrial, Kulfas cree que un nuevo período kirchnerista pondría el acento en dotar de mayor contenido tecnológico a las exportaciones, sustituir importaciones y fortalecer un fuerte desarrollo.
› Por Javier Lewkowicz
El economista y director del Banco Nación Matías Kulfas considera que en el próximo gobierno kirchnerista la prioridad debe estar en “dar el salto hacia el desarrollo”, aumentando las exportaciones con mayor contenido tecnológico y sustituyendo importaciones. En diálogo con Página/12, Kulfas sostiene que el herramental financiero para llevar a cabo ese propósito está bien cubierto entre el Banco Nación, la línea del Bicentenario, los fondos de la Anses y el BICE. Además, cuestiona el argumento ortodoxo que explica la inflación a partir de la emisión monetaria y critica la gestión de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires.
–El debate estará teñido por las elecciones, y muchos sectores saldrán con los tapones de punta contra el modelo. Un modelo que inició el gobierno de Néstor Kirchner, quien sacó al país de la peor crisis de su historia, ordenó la situación de pagos externos y se plantó distinto frente a la comunidad financiera internacional. Luego, Cristina dio las primeras reformas estructurales, como la Asignación por Hijo y el fin de las AFJP. En el siguiente gobierno, que confiamos que encabece nuevamente Cristina, hay que realizar nuevas reformas estructurales que permitan dar el salto hacia el desarrollo. Ese es el desafío.
–Hay sectores que plantean que hay que desmantelar los mecanismos que han permitido sostener el tipo de cambio y el superávit fiscal. Quieren eliminar impuestos que dicen que son distorsivos, pero que cumplen funciones centrales, como evitar que se trasladen internamente las variaciones en los precios internacionales. En el mundo financiero hay algunos que están disconformes con que el Estado haya dejado de endeudarse a tasas muy elevadas, con altas comisiones.
–Hay que moldear una estructura productiva con mayor valor agregado. Deben crecer las exportaciones industriales, de las cuales un 20 por ciento tiene que ser de alto contenido tecnológico. Tenemos estudiado que un 40 por ciento de las importaciones se pueden sustituir con producción local.
–La herramienta del financiamiento es fundamental. En los últimos años el Banco Nación viene cumpliendo un rol central, así como también el BICE. También es muy relevante la línea del Bicentenario, que tiene la novedad de que intervienen los ministerios para darle prioridad estratégica a los proyectos necesarios para el desarrollo a largo plazo. A su vez, la recuperación de los fondos de las AFJP permitió financiar proyectos productivos. Esa articulación permite en la actualidad pensar el financiamiento al desarrollo desde las instituciones existentes, porque un Banco de Desarrollo es muy importante, pero implementarlo desde cero llevaría un tiempo considerable. Es algo en lo que hay seguir trabajando.
–El Nación es ya desde hace un tiempo el principal banco del país en materia de crédito pyme. La línea que se lanzó en el primer semestre de 2008 lleva colocados 45 mil créditos por 7500 millones de pesos. Son créditos pequeños, que cubren todas las economías regionales. Además, el Fondo de Garantía Recíproca ha permitido acercarse a las pymes que tienen menos acceso al crédito y más dificultades para insertarse en el mundo financiero. El BNA participa de forma mayoritaria en Garantizar, que en 2010 colocó un 50 por ciento más de garantías que en el año anterior. Trabaja con cinco mil pymes y permitió que estas empresas puedan acceder al crédito. Es la única sociedad de garantías federal y explica cerca de la mitad de todo el sistema de garantías recíprocas. El financiamiento a pymes tiene dos problemas. Por un lado, las que ya están bancarizadas deben tener mejores plazos y más volumen de financiamiento. Pero, además, hay un montón de empresas que están afuera del sistema. Con Garantizar llegamos a los segmentos más débiles.
–Creo que el problema de algunos bancos privados es la falta de vocación y cierta tendencia procíclica. Porque cuando la economía anda bien, se liberan fondos para pymes, pero cuando hay algún ruido rápidamente cortan el financiamiento.
–Desde el BNA tenemos cerca de 1300 millones de pesos solicitados, algunos ya monetizados y otros en evaluación. Es verdad que el margen de estos créditos no proporciona el nivel de rentabilidad de un crédito personal, pero sin embargo también les permite a los bancos acceder a las empresas y ofrecer una gama más amplia de productos.
–La inversión en la Argentina creció en 2010 el 26 por ciento, un ritmo muy importante. El discurso de que acá no somos amigables con los inversores no tiene nada que ver con los datos de la realidad. La tasa de inversión está entre 4 y 6 puntos por encima de los mejores años de los ’90. La comparación con otros países tampoco evidencia que seamos poco atractivos, porque Brasil, Chile y Uruguay tienen una tasa de inversión menor que la Argentina.
–La expansión monetaria se adapta al incremento de la actividad económica. Hay mayor demanda de dinero y en función de eso se emite. Las subas de precios tienen que ver con el precio internacional de los alimentos, el tema de la carne y la puja distributiva.
–La realidad ha sido un mazazo para todos los agoreros del apocalipsis, empezando por Martín Redrado, que hasta escribió un libro diciendo que nos íbamos a quedar sin reservas. Ahora no puede explicar cómo las reservas subieron, cómo creció la actividad productiva y bajó el riesgo país. Redrado quería endeudarse al 14 por ciento, que nos iba a costar mil millones de dólares de intereses más por año. En realidad, hace mucho que sabíamos que 2010 y 2011 eran dos años complejos en materia de vencimientos. Luego será más sencillo. Hubo un cambio en materia de endeudamiento externo: en 2002 la deuda explicaba el 172 por ciento del PIB, y ahora la deuda externa es el 23 por ciento del PIB. ¿Qué pasó en el medio? Pasó que cambió el modelo..
–La ciudad lamentablemente ha quedado un poco al margen de este modelo de desarrollo que se planteó a nivel nacional. La actividad económica de la ciudad creció por debajo del promedio nacional, al igual que el consumo y la recaudación. También cayeron la actividad y el empleo industrial en la zona sur. Por falta de ejecución del presupuesto público estalló el problema de la vivienda, y hay graves problemas en educación y salud. No se ha hecho nada para reducir la brecha que existe entre la parte norte y la sur, al contrario, porque la falta de ejecución implica darles la espalda a los sectores más débiles. Además, hubo disparates, como haber colocado deuda cara y no ejecutar los fondos, que luego fueron depositados en el Banco Ciudad o en Lebac a tasas mucho más bajas. Es un verdadero fracaso.
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