ECONOMíA › LA MINISTRA DE INDUSTRIA JUSTIFICó LAS MEDIDAS PARA FRENAR IMPORTACIONES
La aplicación de licencias no automáticas para el ingreso de doscientos nuevos productos tuvo la aprobación de industriales locales favorecidos con la iniciativa y el rechazo de importadores. El Gobierno planteó que busca evitar la destrucción de empleos.
› Por Javier Lewkowicz
“Estamos defendiendo nuestro mercado interno de la competencia desleal. No podemos permitir daños a la industria nacional que impliquen el deterioro de las condiciones laborales de nuestros trabajadores”, manifestó la ministra de Industria, Débora Giorgi. Fue en relación con el nuevo paquete de licencias no automáticas de importación que aplicó el Gobierno. En la cartera industrial enfatizaron que con la medida buscan controlar las compras externas que representan competencia desleal para los productores nacionales, pero en los sectores involucrados admiten que en general no se trata necesariamente de situaciones extremas. Más bien son productos en muchos casos asiáticos, a los que no se les podría aplicar un antidumping, pero con los cuales los fabricantes locales no pueden competir. Si se liberase el comercio, se destruirían puestos de trabajo nacionales. Las licencias procuran aplicar sintonía fina sobre los sectores más sensibles de mano de obra intensivos y cuidar el superávit comercial.
El Gobierno decidió ampliar de 400 a 600 la cantidad de productos sujetos a las licencias no automáticas de importación. Con la vigencia de este instrumento, los importadores deben obtener autorización de Industria para poder efectuar sus operaciones. Según lo avalado por la OMC, ese trámite no debería demorar más de 60 días, pero en la práctica queda sujeto a diversos criterios, como la capacidad de reemplazo que el producto tiene por la industria local o el daño que pueda generar sobre los puestos de trabajo nacionales. Además del impacto que puedan tener sobre la balanza comercial, las licencias se sienten bastante a nivel micro, dado que hay empresas que sobreviven gracias a esa protección.
Uno de los sectores sobre los que se aplica el nuevo paquete de licencias es el metalúrgico. Aquí uno de los mayores problemas es el aumento de las importaciones desde China. Según explicó a este diario Fernando Grasso, economista jefe de la cámara empresaria del sector (Adimra), en 2003 el país asiático representaba el uno por ciento de las importaciones totales del sector, mientras que el año pasado ese valor ascendió hasta el 20 por ciento. El déficit metalúrgico con ese país fue de 4600 millones de dólares en 2010. Entre los productos ahora protegidos hay autopartes, piezas de motocicletas y bicicletas, bienes de capital y herramientas de mano.
Las nuevas licencias también afectan a productos textiles. Ese rubro es especialmente sensible a la competencia china, ya que las condiciones de trabajo en el país asiático son en muchos casos deplorables y los costos salariales, bajísimos. Los textiles venían advirtiendo un fuerte aumento de las importaciones que entraban por posiciones arancelarias antes irrelevantes. Por eso, especularon que artículos que tenían trabas como antidumpings o valores criterio entraban eludiéndolas por vía de estas posiciones, que ahora quedaron bajo análisis con las licencias no automáticas.
Según estableció la resolución publicada en el Boletín Oficial, los autos de alta gama, con motorizaciones de tres mil centímetros cúbicos para los nafteros y 2500 para los gasoleros, también tendrán licencias. Dante Alvarez, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la Argentina, explicó a este diario que la medida afectaría a un 2 por ciento de los autos vendidos en el país. Son los modelos más exclusivos de marcas como Audi, Volvo, BMW o Porsche. Desde hace ya un tiempo que el Gobierno viene conversando con las automotrices importadoras para que se asocien con un autopartista local para insertarlo en la cadena de producción o que ensamblen los autos localmente, para mejorar su ecuación comercial. Los concesionarios que trabajan sólo con esas marcas pueden ver disminuida su actividad.
Por su parte, el presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba), Osvaldo Rial, indicó que “teniendo en cuenta que tras la crisis en Europa y en Estados Unidos se acrecentó la presión de las importaciones provenientes de esas regiones, la intervención del Estado es lo correcto”. En el mismo sentido, Claudio Krämer, gerente de Cadieel, fabricantes de equipos electrónicos, dijo que “es una estrategia de comercio administrado que aplican todos los países del mundo que buscan resguardar los niveles de empleo y consolidar una industria”.
En cambio, desde la Cámara de Importadores entienden que la aplicación de licencias “es cortar la competencia, es ir en contra de la eficiencia, la calidad y la necesidad de los consumidores”, según indicó su titular, Diego Pérez Santiesteban. En tanto, Ernesto Fernández Taboada, director ejecutivo de la Cámara argentino-china, dijo a este diario que harán una presentación por aquellos importadores que ya hicieron pagos por adelantado, ya que ahora pueden ver trabado el ingreso de la mercadería.
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