Por Roberto Navarro

El FMI no le cree al equipo económico. Para los funcionarios del organismo financiero internacional el 2002 será todavía peor de lo que el Gobierno estimó en el Presupuesto presentado al Congreso anteayer. Por ese motivo, el Fondo guarda un silencio sobre el plan argentino que inquieta a Remes Lenicov (ver aparte). Página/12 tuvo acceso a un documento reservado del FMI que estima que el PBI caerá un 8,4 por ciento durante el año. Un derrape mucho mayor que el previsto por Economía. En base a esa estimación el FMI calculó que el déficit fiscal será de 9680 millones de pesos, el doble del que estimaron los funcionarios nacionales. Para cubrir la diferencia, el organismo propone, entre otras medidas, imponer retenciones a las exportaciones agropecuarias y eliminar el medio aguinaldo. Por otra parte, el organismo está exigiendo que el Gobierno dé marcha atrás en la pesificación 1 a 1 de las deudas bancarias superiores a 100 mil dólares, que tendrá una costo fiscal de, por lo menos, 16 mil millones de pesos. Y no acepta que se instrumente ningún tipo de seguro de cambio para ayudar a las empresas a saldar sus pasivos externos. Las diferencias con el FMI son cruciales, porque, si no hay acuerdo, el organismo no liberará los fondos que el país necesita. Y el plan de Remes se derrumba.
El documento de trabajo del FMI desestima la mayor parte de los supuestos presupuestarios del equipo económico. Incluye una caída de la actividad muy superior al cálculo del Gobierno, un tipo de cambio y una inflación más alta y mayores erogaciones en concepto de gastos e intereses de la deuda. El Fondo no cree que el Gobierno cumpla con los ahorros que promete y piensa que tendrá que hacer frente a mayores erogaciones con sus acreedores. Aunque Remes Lenicov aseguró que había elaborado un Presupuesto austero, en base a una estimación conservadora de la evolución de la economía, el FMI cree que la situación será peor aún. Por eso está pidiendo que se presente un Presupuesto más realista, que estime menores ingresos y reduzca los gastos.
El proyecto oficial presentado al Congreso prevé un aumento del índice de precios al consumidor del 14 por ciento y un tipo de cambio de 1,40; el Fondo piensa que la inflación será del 17 por ciento y que el dólar se ubicará en 1,75 peso. Como el dólar costará más caro, los gastos del Estado en divisas significarán una mayor cantidad de pesos. El fondo estima esa diferencia en 1100 millones de pesos. Por otra parte, el documento incluye en sus cálculos el pago de 1600 millones de pesos en concepto de intereses por la emisión de bonos por 16 mil millones (a una tasa del 10 por ciento anual), que el Gobierno emitirá para compensar al sistema financiero por la diferencia generada por la pesificación de depósitos y deudas. Aunque, ayer, el Fondo le hizo saber al Gobierno que no aceptará que se emita más deuda para ese fin. El FMI también contempla que el país comience a pagar intereses a los acreedores externos. Pero estima un gasto menor en intereses a los acreedores locales. El Presupuesto prevé el pago de un 7 por ciento anual y el Fondo piensa que la deuda se debe renegociar a una tasa del 2,5 por ciento. En total el Fondo estimó 8575 millones de pesos de intereses, y el Gobierno, 5997 millones.
Durante los últimos cuatro años Argentina no cumplió con las promesas de déficit realizadas al Fondo Monetario. Cada año, cuando las cifras revelaban un rojo mayor al esperado, el FMI disculpaba el derrape y mantenía los acuerdos vigentes. Con el cambio de gobierno norteamericano y la asunción del alemán Horst Köhler a la titularidad del FMI, la política del organismo tuvo un brusco giro. Ahora, las nuevas autoridades no aceptan las estimaciones del Gobierno, por considerarlas demasiado optimistas. El equipo económico estimó una caída del PBI del 4,9 por ciento. El fondo calculó que en el primer trimestre el Producto se reducirá 11,3 por ciento; en el segundo, 12,9 por ciento; en el tercer,7,6 por ciento y en el cuarto trimestre, 1,9 por ciento. En total, el FMI cree que la economía se contraerá un 8,4 por ciento.
El equipo económico incluyó en el Presupuesto una serie de ajustes de gastos y medidas adicionales con un impacto neto de ahorro de 1500 millones de pesos. El FMI los desestimó de plano. En el rubro transferencias al sector privado el gobierno pensaba disminuir sus erogaciones en un 21 por ciento y el fondo cree que no conseguirá bajarlos más de un 13 por ciento. En ese concepto el documento expresa un mayor gasto de 236 millones de pesos. También estima otros 257 millones extras en gastos de capital y 154 millones en bienes y servicios.
El FMI también desconfía de los cálculos sobre la recaudación. En total prevé ingresos por 600 millones de pesos menos que los esperados por el equipo económico. La mitad de la diferencia se debe a una menor recaudación tributaria y la otra parte a menos ingresos en concepto de seguridad social.
El Gobierno estimó las necesidades de financiamiento totales de Nación y provincias para el 2002 en 20.098 millones de pesos. Espera conseguir 2000 millones de las AFJP, 2800 millones saldrán de un aumento en los requisitos mínimos de liquidez, 888 millones se cubrirán con Lecop y 2100 millones con Bonos de Consolidación. Los otros 12.310 millones necesita que se los presten los organismos financieros internacionales. Para conseguirlos el equipo económico tiene que presentarles –según palabras pronunciadas en repetidas oportunidades– un plan sustentable. Dentro de ese plan el FMI le da vital importancia a un Presupuesto realista y austero. Según este documento, el que ingresó al Congreso no lo es. Pero modificarlo por uno con un mayor ajuste será difícil. Si el proyecto que se presentó, que incluía un ajuste en las provincias del 13 por ciento y excluía el Fondo de Incentivo Docente, ya era resistido por los legisladores, uno basado en los números del Fondo sería más complicado de aprobar.