Jue 17.03.2011

ECONOMíA  › EL EMPLEO NO REGISTRADO BAJO A 33,7 POR CIENTO A FINES DE 2010, DE ACUERDO CON EL ULTIMO INFORME OFICIAL

La informalidad retrocede paso a paso

La cantidad de trabajadores que no reciben aportes por parte de sus empleadores se redujo en más de dos puntos en el cuarto trimestre del año pasado. La tendencia de caída se sostiene desde 2004, aunque el nivel aún es elevado en términos históricos.

› Por Javier Lewkowicz

El trabajo no registrado afectó en el cuarto trimestre de 2010 al 33,7 por ciento de los asalariados, una caída de 2,4 puntos porcentuales frente al mismo período del año anterior, informó ayer el Indec. Como la creación de empleo en el período fue reducida, la mejora en la calidad tendría más relación con el “blanqueo” de trabajadores. El empleo no registrado viene cayendo en forma sostenida desde 2004, cuando alcanzó al 50 por ciento de los asalariados, aunque aún no logró perforar el piso de la década del ’90, revelando la existencia de un núcleo duro de empleo no reconocido que requiere de políticas focalizadas. Los sectores donde se presenta un panorama laboral más complejo son el agro, la producción de madera y papel, gastronomía y construcción.

Según los últimos datos oficiales, a fines de año pasado la cantidad de personas ocupadas de forma plena en los 31 aglomerados urbanos relevados superó los 10 millones, mientras que la subocupación (trabajo por debajo de las 35 horas semanales) afectó a casi un millón. Del total de los ocupados, el 33,7 por ciento no está registrado, es decir que no recibe jubilación, aguinaldo, no tiene vacaciones pagas, negociaciones paritarias, seguro contra accidentes de trabajo y sufre de gran inestabilidad laboral. Se trata de unos 3.800.000 trabajadores. Un sector donde la informalidad es especialmente alta es el agro, donde se estima que habría unos 700 mil trabajadores no registrados, el 18 por ciento del total de los trabajadores en esa condición.

Los datos del último año muestran que la mejora en el trabajo registrado se debió más al “blanqueo” de puestos que a la creación de nuevos empleos formales, es decir que se modificó la composición del empleo. De una forma similar bajó la subocupación, desde 10,3 en 2009 a 8,4 por ciento a fines de 2010.

Ese cuadro se explica porque la tasa de empleo en el cuarto trimestre de 2009 se ubicó (calculada sobre la población de 14 años y más) en el 54,6 por ciento, con una baja de dos décimas según el último dato. Sin embargo, la desocupación cayó de 8,4 a 7,3 por ciento, lo que impactó negativamente en la tasa de actividad (ocupados y desocupados en función de la población total mayor o igual a 14 años), que en 2009 fue de 59,6 por ciento, superior al 58,6 de fines de 2010. Los datos reflejan la pobre dinámica al menos en términos cuantitativos del mercado de trabajo en un contexto de fuerte crecimiento de la actividad industrial y de la economía en general.

La caída del empleo no registrado es constante desde 2003, cuando llegó a afectar al 50 por ciento de los trabajadores. A fines de 2007 la informalidad fue de 39,3 por ciento; en 2008, 37,8; en 2009, 36,1 y, según el último dato, a fines de 2010 fue de 33,7 por ciento. Aun así, la situación todavía no mejoró respecto del año 1990, cuando la informalidad llegó al 30 por ciento luego de haber ascendido ininterrumpidamente en la década del `80, tendencia que continuó durante la convertibilidad.

En el Ministerio de Economía dividen al empleo no registrado en la industria y en el sector de servicios entre los establecimientos que superan los diez empleados y aquellos que están por debajo. Reconocen que dentro del primer grupo está el grueso del trabajo a realizar en materia de fiscalización y planes de regularización. En cuanto a las empresas más pequeñas, admiten que es un universo frágil cuya supervivencia en buena medida se vincula con la evasión de las cargas sociales.

En el noroeste del país se registró la mayor tasa de informalidad, con el 41,9 por ciento de los trabajadores. La situación fue particularmente grave en Santiago del Estero-La Banda, donde llegó al 47,7 por ciento. En cambio, en la región patagónica la porción de no registrados fue de 21,2 por ciento. Sobresalió Ushuaia, con el 13,5 por ciento.

Las mujeres menores de 30 años fueron el grupo más castigado por la desocupación en todo el país, con una tasa de 17,8 por ciento. Los varones de esa edad registraron el 12,6 por ciento.

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