ECONOMíA › CON LA REALIZACIóN DEL FORO DEL SECTOR CALZADO ESTE MARTES, SE PONE EN MARCHA EL PLAN ESTRATéGICO INDUSTRIAL
La iniciativa oficial busca la participación de todos los integrantes de la cadena para mejorar la potencialidad de cada sector manufacturero. La exportación y la calidad de la mano de obra, en primer plano. El objetivo es duplicar el PIB industrial en diez años.
› Por Javier Lewkowicz
El Plan Estratégico Industrial pondrá primera esta semana, cuando el martes se realice el foro de la cadena del calzado. En cada una de las mesas que tendrán lugar hasta septiembre, que es cuando el Gobierno pretende tener cerrada la etapa participativa, los integrantes de toda la cadena de valor de cada sector plantearán sus problemáticas y esbozarán iniciativas sobre cómo llegar a los objetivos que el Ministerio de Industria considera virtuoso alcanzar para el 2020. En diálogo con Página/12, fuentes de esa cartera explicaron que una prioridad es explotar la potencialidad exportadora de cada sector, en lugar de limitarse a la sustitución de importaciones. En los foros surgirán propuestas en torno del financiamiento, mejoras de infraestructura, medidas comerciales y formación de la mano de obra, por ejemplo. También se busca desarrollar una mayor coordinación de acciones entre las distintas partes de las cadenas de valor.
Los objetivos generales para 2020 son duplicar el PIB industrial, aumentar las exportaciones de manufacturas industriales y llegar a un desempleo del 5 por ciento, entre otros. Para eso es necesario incorporar valor nacional a la producción local, mantener la competitividad cambiaria y sostener una balanza de pagos superavitaria. El camino a seguir para alcanzar esas metas debería discutirse en las mesas organizadas por sector, donde participarán funcionarios nacionales, provinciales y municipales, empresarios, sindicatos y representantes de instituciones académicas. “Muchas de las medidas que puedan surgir de las discusiones ya están en práctica, pero falta darles organicidad”, dicen en Industria.
Los diez sectores que el Gobierno eligió son alimentos; calzado, textiles y confecciones; madera, papel y muebles; material de construcción; bienes de capital; maquinaria agrícola; autos y autopartes; medicamentos; químicos y petroquímicos; y software. El criterio que se utilizó es el de la cadena de valor, por lo que en esa selección están incluidos, por ejemplo, eslabones como la siderurgia y productos electrónicos. En total representan el 80 por ciento del PIB industrial.
De forma preliminar al foro de calzado, en Industria adelantan que en ese sector hay carencias en la formación de la mano de obra, a pesar de que el Ministerio de Trabajo tiene en marcha programas de capacitación. Junto al rubro textil y de madera y muebles, calzado es un sector “sensible”, con utilización intensiva de trabajo. Para ese universo de industrias la competencia china es un factor de peligro, por eso son las principales beneficiarias del paquete de medidas de administración del comercio, que en parte apunta a limitar la entrada de productos asiáticos con precio “de remate”, por debajo de los costos de producción, que desplazan de forma desleal a la producción nacional. En ese grupo de políticas están las licencias no automáticas de importación, los antidumping y los valores criterio que maneja la Aduana.
A pesar de que la productividad del trabajo en el gigante asiático es muy alta, en el Gobierno consideran que para la industria nacional la competencia vía diferenciación de productos es posible. “En este Plan se concibe a la producción de forma internacionalizada, porque las industrias son globales. En la actualidad hay una oportunidad histórica para el país, por la mejora en los términos del intercambio. Pero más allá de eso la industria nacional tiene que exportar, no sólo sustituir importaciones, de manera que genere divisas y no dependa de los dólares que ingresan por las exportaciones agropecuarias”, indican en la cartera que encabeza Débora Giorgi. Un sector con potencialidad en ese sentido es el del software, donde hay intenciones de mejorar los programas de capacitación y formación de la mano de obra.
Uno de los principales impulsores del crecimiento industrial es el sector automotor, cuya producción avanza fuertemente con la perspectiva de llegar al millón de unidades en 2012. Sin embargo, el nivel de integración nacional de partes y piezas es muy bajo, alrededor del 20 por ciento. Eso se manifiesta en el déficit comercial que genera el bloque automotor, superior a los seis mil millones de dólares anuales.
La proyección para los próximos años es acercarse a una producción de un millón y medio de autos. “Con ese volumen, va a haber que aumentar la integración. No es un capricho nuestro, sino una cuestión de costos, porque la logística se encarecería mucho”, consideran en el Gobierno. Si bien no hay una meta estipulada para elevar la integración nacional, cálculos oficiales encuentran que el actual nivel de piezas locales podría incrementarse sensiblemente a medida que el aumento de la escala de producción haga viable la fabricación nacional de motores u otro sistema del auto. El Gobierno también busca que otras empresas repliquen a Peugeot-Citroën, que instaló en Argentina un importante centro de ingeniería. De forma similar, la escala haría eficiente la puesta en marcha de laboratorios de homologación de autopartes, para evitar que los proveedores nacionales deban enviar a certificar sus piezas a los países industrializados.
Si bien la producción industrial presenta altas tasas de crecimiento, el impacto positivo sobre el empleo es reducido desde 2008. Funcionarios cercanos a Giorgi aseguran que la mejor forma de movilizar el mercado de trabajo es mediante un fuerte avance de la inversión. El objetivo es llevarla de casi el 23 por ciento del PIB en la actualidad hasta el 28 por ciento en 2020.
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