ECONOMíA › EL GOBIERNO DE BRASIL ELEVó LOS CONTROLES AL INGRESO DE CAPITALES ESPECULATIVOS
La entrada de divisas al país vecino fortalece la moneda local y eso afecta la competitividad de su economía. El gobierno tomó nuevas medidas para frenar el proceso. La Argentina sigue de cerca la situación por ser el principal socio comercial.
› Por Cristian Carrillo
El gobierno de Brasil reforzó los controles al ingreso especulativo de divisas. A partir de ayer la entrada de capitales, cuyo destino sea préstamos de corto plazo o para adquisición de acciones de empresas, deberá pagar un gravamen del 6 por ciento de ese monto. De la medida quedan exceptuadas las inversiones extranjeras directas, según detalló el ministro de Hacienda, Guido Mantega. Hasta el momento existía un tributo del 4 por ciento para la inversión en títulos públicos locales. La iniciativa busca detener la presión alcista que existe sobre el real, dado el fuerte ingreso de divisas que sufre el país, lo que hace perder competitividad externa al sector industrial. El empresariado argentino sigue de cerca estos movimientos, ya que se trata del principal socio comercial, y en cierta manera, se favorece de la apreciación del real.
La crisis financiera internacional inició lo que algunos analistas y hasta el propio Fondo Monetario definió como una guerra de monedas. En esa carrera bélica, los países emergentes que no se debilitaron con el desplome global exhibieron luego de que se calmó la situación un fuerte ingreso de capitales. En un principio, estos gobiernos no adoptaron medidas contundentes porque esperaban que el ingreso sirviera para compensar la salida que sufrieron en plena crisis, cuando los inversores se deshacían de activos bursátiles de emergentes para adquirir materias primas o bonos del Tesoro estadounidense. Sin embargo, ese ingreso se mantuvo constante en muchos de estos países encendiendo luces de alerta en cuanto al deterioro de su balanza comercial por la apreciación de sus monedas.
Brasil es el que más sufre esta situación dentro de la región. Los industriales de San Pablo vienen presionando hace tiempo al gobierno –primero a Lula da Silva y ahora a Dilma Rousseff– para que intervenga en el mercado cambiario y detenga la apreciación de la moneda. El Banco (Central) de Brasil amplió su margen de acción dentro de la plaza cambiaria, adquiriendo fuertes volúmenes de divisas, sin demasiado éxito. En octubre de 2009 el Directorio del Central brasileño dispuso una tasa de 2 por ciento para el ingreso de capitales con destino a la compra de bonos. En noviembre del año pasado duplicó esa tasa.
La tensión cambiaria se mantuvo y las cuentas externas se siguieron deteriorando. En los últimos dos años el dólar se devaluó en ese país un 50 por ciento, impulsando las importaciones y reduciendo la competitividad de los exportadores brasileños. Un ejemplo de eso fue la leve caída en el superávit que históricamente mantiene alto en el intercambio con la Argentina. El peso exhibe en lo que va del año una depreciación en términos reales –teniendo en cuenta el nivel de precios internos– de 1,3 por ciento con respecto de la moneda brasileña. Actualmente se cotiza a 2,45 pesos. El real explica el 34,7 por ciento de la canasta de monedas con que se compara el tipo de cambio multilateral argentino.
Finalmente, los rumores que se venían manejando en Brasil en los últimos días fueron confirmados con la suba del impuesto a la emisiones de deuda off-shore y préstamos externos de las empresas. El gravamen se llevó al 6 por ciento para operaciones con madurez de hasta un año. Hasta el momento, los fondos obtenidos por menos de 90 días pagaban un impuesto de 5,38 por ciento, mientras que los demás no tributaban en absoluto. Mantega explicó que las restricciones recaen sobre “préstamos externos que realizan las empresas y los bancos en el exterior”, debido a que venían creciendo mucho y aumentando la presión sobre el cambio.
El ministro de Hacienda brasileño descartó que la medida alcance a la inversión extranjera directa. La iniciativa fue bien recibida por el mercado paulista, que operó en positivo (0,5 por ciento). A fines del año pasado, el titular de la Bolsa porteña, Adelmo Gabbi, reclamó una eliminación de los controles de capitales que aplica el país, lo contrario a lo que está haciendo ahora Brasil.
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