Vie 08.04.2011

ECONOMíA  › CRITICAS AL USO DE LA APRECIACION CAMBIARIA PARA ATACAR LA INFLACION

Los costos innecesarios

La revalorización del peso uruguayo, las altas tasas de interés en Brasil, la devaluación por debajo de la inflación en Argentina. Las políticas cambiarias de la región parecen atrapadas por una visión ortodoxa, advirtieron en un debate.

› Por Javier Lewkowicz

La aplicación de políticas económicas para atacar una inflación que está concebida, de forma equivocada, desde la visión ortodoxa, está produciendo en varios países de América latina una apreciación cambiaria que impacta negativamente sobre la estructura productiva, reprimarizando las economías. Ese fenómeno analizó ayer el economista de la Cepal Martín Abeles, en el seminario de integración económica y financiera organizado por el Cefid-Ar, el Cemop y la CNV. El correlato empírico lo ofreció Alberto Couriel, senador del Uruguay y referente del Frente Amplio, quien criticó la política ortodoxa que en la actualidad lleva a cabo el Banco Central de ese país, ya que estaría provocando las consecuencias negativas que Abeles enunció. En la Argentina, la apreciación se da por el lado de la inflación, aunque en términos relativos frente a Brasil y otros socios comerciales el peso todavía mantiene un margen de competitividad.

La situación en el frente externo para las economías de América del Sur es favorable desde el punto de vista de la captación de divisas. Los precios internacionales de los alimentos y los minerales exportados están en niveles muy altos, provocando un persistente superávit comercial que permite acumular cuantiosas reservas en los bancos centrales. Además, los paquetes estímulo llevados adelante por las economías desarrolladas junto a las bajas tasas de interés que éstos propician para impulsar la demanda generan alta liquidez internacional y facilidades en el acceso al crédito. Esto se verifica en el flujo de capitales positivo hacia la región, que también mejoran el horizonte en la balanza de pagos.

El ingreso de dólares es incentivado aún más por la suba de tasas que algunos bancos centrales de la región aplican para frenar la inflación. “El aumento en los precios internos tiene una fuerte correlación con la suba de los alimentos a nivel global, pero la ortodoxia lo concibe sólo como un exceso de demanda, por eso suben la tasa”, señaló Abeles. “Ese instrumento –la tasa de interés– no es eficaz y genera una apreciación cambiaria que va en detrimento del nivel de actividad”, agregó. La suba en la tasa atrae capitales del exterior que, junto al superávit comercial, hace bajar el dólar y apreciar la moneda local.

“Los bancos centrales de la región siempre se concentran sobre la inflación. En Uruguay la moneda de apreció mucho por esta razón y aunque la imagen del país para la ortodoxia es buena, hay equilibrio fiscal y pagamos la deuda, la industria nacional está perdiendo, porque no puede competir con el dólar barato. También se reprimariza la economía. Ojalá tengamos elementos y margen de maniobra para modificar esta situación”, manifestó Couriel, senador y referente del Frente Amplio.

El Banco Central argentino también tiene en el plano formal una línea ortodoxa, aunque el Gobierno ha coordinado acciones desde 2003 para mantener un tipo de cambio competitivo. La inflación interna viene erosionando ese “pilar”, aunque por ahora el colchón de competitividad se mantiene. Abeles resaltó la necesidad de incorporar otros objetivos para los bancos centrales además de la inflación y utilizar nuevas herramientas de política económica. En ese sentido enumeró el control de capitales, el sistema de franjas de precios como tienen los países andinos, los bancos de desarrollo, las retenciones, la política fiscal y de ingresos y, obviamente, la intervención en el mercado cambiario, para impulsar el crecimiento y el desarrollo y proteger las cuentas externas.

También participó del debate Antonio Simöes, director general de la Cancillería de Brasil, quien destacó que en los últimos años un elemento fundamental para impulsar el crecimiento de la región fue el incremento del comercio Sur-Sur y la ampliación de los mercados internos. También resaltó el rol de la Unasur para potenciar la vinculación económica. Por su parte, Jorge Marchini, investigador del Cemop, elogió los acuerdos de pago en moneda local.

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