El Banco Central Europeo decidió ayer subir su tasa de interés de 1 a 1,25 por ciento. Es el primer movimiento alcista que aplica la autoridad monetaria regional desde 2008. La entidad que preside Jean Claude Trichet argumentó que elevó las tasas para aplacar presiones inflacionarias. Los anuncios llegaron luego del pedido de rescate solicitado por Portugal. El organismo reclamó a los países de la Eurozona cumplir con los planes de ajuste fiscal y emprender programas de flexibilización en los mercados de trabajo. Mientras tanto, los elevados tipos de interés vigentes en Brasil en relación al resto del mundo se traducen en un creciente flujo de capitales especulativos que profundiza la apreciación del real. La cotización del dólar en el país vecino cedió ayer hasta los 1,59 reales.

Durante marzo, los precios en la Zona Euro aumentaron 2,6 por ciento (interanual) y superaron así por cuarto mes consecutivo el objetivo promedio del BCE, de una inflación cercana pero inferior al 2 por ciento. Frente a ese escenario, el BCE decidió subir la tasa de interés. Sin embargo, desde distintos ámbitos cuestionaron la decisión del organismo al advertir el impacto negativo que puede tener esa decisión en medio de una profunda recesión, elevados niveles de desempleo y, fundamentalmente, ante la frágil situación financiera que enfrentan los ajustados países como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia.

“Seguiremos haciendo en el futuro lo que hemos hecho en el pasado: tomar las decisiones apropiadas para garantizar la estabilidad de los precios”, aseguró Trichet, quien luego reclamó con urgencia “profundas reformas estructurales para impulsar el potencial de crecimiento, la competitividad de la Zona Euro”. Uno de los mecanismos para lograr ese objetivo, según precisó Trichet, está en la flexibilización del mercado de trabajo.

La tasa de interés del BCE había comenzado a ceder en julio de 2008 y se estancó en uno por ciento, su nivel más bajo de la historia, desde mayo del año pasado.