La ministra de Industria, Débora Giorgi, espera hoy una respuesta de su par brasileño, Fernando Pimentel, para saber si finalmente acepta levantar las trabas al ingreso de autos argentinos como condición para sentarse a negociar. El viernes por la mañana, Giorgi le envió una carta solicitándole la suspensión de las licencias no automáticas que bloquean la exportación de autos al país vecino. Pimentel pidió 48 horas para responder y fuentes oficiales confirmaron anoche a Página/12 que todavía no habían recibido una contestación. Sin embargo, la prensa brasileña dejó trascender ayer que el gobierno de Dilma Rousseff solo levantaría las barreras después de que Argentina revise las restricciones que afectan a productos brasileños. El propio Pimentel publicó una columna en el diario O Estado de Sao Paulo donde negó que la medida sea una represalia contra Argentina. La aplicación de esas licencias afecta al 50 por ciento de las exportaciones nacionales a Brasil.

Desde el martes están varados en el cruce a Brasil por Uruguayana cerca de 3000 vehículos: 2000 autos de General Motors, 90 camionetas Toyota y camiones de Mercedes Benz. Fuentes oficiales remarcaban el viernes que cuando salieron de sus plantas de producción en Zárate, Rosario y Córdoba, tenían el ingreso asegurado porque gozaban de licencias automáticas de importación. En tránsito, Brasil cambió las reglas del juego y puso licencias no automáticas. Por lo tanto, ahora tiene 60 días para analizar su ingreso.

En el Gobierno están molestos porque cuando Argentina fijó licencias no automáticas se lo comunicó a Brasil con varias semanas de anticipación. En cambio, en esta oportunidad la ministra Giorgi se enteró de la medida por las quejas que recibió desde las automotrices locales. Incluso en la carta que le envió el viernes a la mañana a Pimentel dejó expresado que el brasileño ni siquiera se tomó el trabajo de atender a la funcionaria luego de tomar una medida de semejante magnitud. “Me hubiera gustado transmitirle estas consideraciones de manera telefónica y en un diálogo personalizado. Lamentablemente, cuando lo intenté ayer, se me informó que usted estaba reunido con el embajador de Estados Unidos y seguramente las múltiples ocupaciones que tenemos los ministros le impidieron, posteriormente, devolver mi llamado telefónico.”

Pimentel afirmó ayer que “fueron incluidas en licenciamiento no automático las importantes de vehículos de todo el mundo. No procede, por lo tanto, interpretarla como una represalia de Brasil a Argentina”, aunque afirmó que “es innegable que el sector privado brasileño viene enfrentando una serie de dificultades para la exportación de productos al país vecino”.

Sin embargo, Giorgi, en la carta que le envió el viernes, dejó en claro que en el primer trimestre el déficit con Brasil no se redujo sino que se amplió. “Los datos del comercio bilateral desmienten que se verifique un impacto negativo en las exportaciones de Brasil a la Argentina. En efecto, los datos oficiales para el primer trimestre de 2011 indican que las compras argentinas han crecido un 33 por ciento, alcanzando los 4700 millones de dólares en este período, con saldo positivo a favor de Brasil de 730 millones, que resultó mayor al registrado en el mismo período del año 2010 (540 millones de dólares)”, remarcó. Pimentel, por su parte, ayer prefirió destacar que el déficit de Brasil en el sector de automóviles llegó a 1900 millones de dólares en el primer cuatrimestre, 1111 millones más que en el mismo período del año pasado.

Giorgi retomó además el histórico pedido para que la principal economía de la región acepte equilibrar la balanza bilateral en materia de productos industriales, dejando en claro que la fijación de restricciones viene de larga data y también son aplicadas por Brasil. De hecho, recordó que el país vecino le pone barreras a un conjunto de productos argentinos como vinos, cítricos, leche en polvo y aceite de oliva.

“Somos un país de economía abierta, dotado de sistemas avanzados de tratamiento administrativo y aduanero, que permiten que productos de cualquier país del mundo accedan al mercado nacional”, retrucó Pimentel, quien agregó que las licencias no automáticas son un “instrumento legítimo” previsto en las reglas de la Organización Mundial.

Los industriales brasileños celebraron, por su parte, la adopción de las barreras y el presidente de la influyente Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp), Paulo Skaf, aseguró que “ya era hora” de responder a Argentina.