ECONOMíA › COMO SE DISTRIBUYE EL PODER EN EL FMI
› Por Fernando Krakowiak
Los países emergentes afirman estar dispuestos a pelear la conducción del Fondo Monetario Internacional. “Es necesario abandonar la convención obsoleta no escrita que establece que el jefe del FMI debe ser necesariamente de Europa”, declararon el martes los representantes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica ante el organismo multilateral. El domingo había sido el turno de México, que candidateó para el puesto de director gerente a Agustín Carstens, presidente del Banco Central de ese país. La iniciativa es inédita y refleja el mayor peso relativo que las economías en desarrollo adquirieron en los últimos años. Sin embargo, el FMI no es como una democracia donde el voto de todos vale lo mismo. La elección del director está a cargo del Consejo Ejecutivo y dentro de ese órgano la supremacía de Estados Unidos y Europa es clara, incluso luego de las reformas que se implementaron a partir de 2006.
El Consejo está integrado por 24 miembros. Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Arabia Saudita tienen un representante cada uno. Los otros 176 países que integran el FMI se reparten las 16 plazas restantes organizados en grupos y el peso de cada una de esas plazas es equivalente a los votos que conjugan sus respectivas representaciones. La fórmula actual de asignación de las cuotas, que se toman en cuenta para calcular los votos, es un promedio ponderado del PBI (50 por ciento), apertura de la economía (30 por ciento), volatilidad económica (15 por ciento) y reservas internacionales (5 por ciento).
Estados Unidos es el país con mayor peso dentro del organismo. Concentra el 16,8 por ciento de los votos. Esa cifra le otorga poder de veto al momento de designar un nuevo director gerente porque para tomar decisiones referidas a la forma de funcionamiento del organismo (governance) se requiere más del 85 por ciento de los votos.
La principal potencia mundial históricamente respetó un pacto no escrito con Europa que le reserva la presidencia del Banco Mundial y le deja al Viejo Continente la posibilidad de poner al titular del FMI. Hasta ahora, Barack Obama evitó referirse explícitamente al tema, pero el miércoles les hizo un guiño a sus socios históricos. “El tiempo de nuestro liderazgo es ahora. Aun cuando más naciones asumen las responsabilidades de liderazgo global, nuestra alianza seguirá siendo indispensable”, declaró en Londres ante legisladores ingleses.
Los europeos también reúnen una porción considerable de votos para hacer valer sus posiciones en una negociación. Los mejor ubicados son Alemania (5,8 por ciento), Francia (4,3), Reino Unido (4,3), Italia (3,1), Holanda (2,1), Bélgica (1,9), España (1,6), Suiza (1,4) y Suecia (1,0). Esos nueve concentran un 25,5 por ciento de los votos y si se suman los otros 18 que integran la Unión Europea trepan al 30,9 por ciento. Junto a Estados Unidos llegan al 47,7 por ciento y contabilizando al resto de los países desarrollados la cifra se eleva al 57,9 por ciento de los votos, más de la mayoría simple.
A los países en desarrollo les corresponde el 42,1 por ciento restante. En esa vereda se destaca China con 3,8 por ciento de los votos, seguida por Rusia (2,4) India (2,3) y Brasil (1,7 por ciento). Argentina aparece más retrasada con un 0,9 por ciento. Esta estructura de poder les deja pocas chances de cara a la elección del nuevo jefe del organismo.
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