ECONOMíA › LA RELACION CON BRASIL
El acuerdo que alcanzaron ayer la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su par brasileño, Fernando Pimentel, despeja el horizonte de corto plazo en la relación comercial. De ambos lados de la frontera confirmaron las licencias no automáticas, aunque garantizaron un tratamiento preferencial para acelerar los tiempos de ingreso de las importaciones provenientes del país vecino. Sin embargo, no se anunciaron medidas orientadas a atender los desequilibrios estructurales que se evidencian fundamentalmente en el segmento de manufacturas de origen industrial. Esa aparece como una tarea futura que se irá moldeando en las reuniones bilaterales que se llevarán adelante cada 30 días.
Argentina y Brasil no son economías que se caractericen por su complementariedad. Ambas producen soja, carne, autos, autopartes, línea blanca, productos textiles y celulares. La creciente integración se fue forjando a partir de la intervención de los Estados para limar asperezas, pues la tendencia natural de los privados es querer imponer sus intereses y eso deriva en conflictos. En la industria automotriz, por ejemplo, se logró cierta complementariedad. Argentina se especializa en autos de alta gama, mientras que los brasileños de baja. La reacción brasileña en este sector operó principalmente más como una represalia por los frenos en otros sectores, aunque también le permite disminuir el déficit que tiene allí con Argentina.
Argentina pidió la eliminación de las licencias no automáticas, pero finalmente terminó aceptándolas bajo la promesa de que haya rapidez en el trato porque no puede darse el lujo de tener los autos parados en la frontera. Según datos de la consultora Abeceb.com, Brasil es el mayor comprador. En el primer trimestre concentró el 79 por ciento de las ventas externas argentinas. En segundo lugar, muy lejos, se ubicó Alemania, con el 5,1 por ciento.
La relación con Brasil también es importante para otros sectores intensivos en mano de obra como la industria textil y línea blanca. Las exportaciones de textiles e indumentaria crecieron 28 por ciento en el primer trimestre y Brasil es el principal país comprador con el 31,2 por ciento. En el caso de los electrodomésticos, en el primer trimestre las exportaciones subieron 29,1 por ciento y Brasil también encabezó la demanda con el 30,9 por ciento, habiendo desplazado recientemente a Paraguay, que ahora concentra el 26,4 por ciento. En las exportaciones de acero, Brasil también aparece como el principal mercado con el 51,2 por ciento del total, según datos del primer trimestre suministrados por la consultora IES. Los ejemplos podrían seguir porque Brasil es el principal destino del total de las exportaciones argentinas.
No obstante, la dependencia es mutua. Argentina es el principal comprador, por ejemplo, de productos industriales brasileños. En 2010, concretó adquisiciones por 16.200 millones de dólares, con amplia ventaja respecto del segundo cliente brasileño, que es Estados Unidos con compras por 11.200 millones. Estos datos demuestran que, más allá de las amenazas que puedan surgir en medio de las negociaciones, el objetivo de ambos socios es profundizar la integración.
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