ECONOMíA › CHRISTINE LAGARDE FUE DESIGNADA COMO NUEVA TITULAR DEL FONDO MONETARIO
La ministra de Finanzas de Francia es la primera mujer nombrada como directora gerente del FMI para ocupar el cargo por cinco años. Fue elegida por consenso, con el respaldo del gobierno argentino, que negociaba con ella por el Club de París.
› Por Tomás Lukin
La ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde, fue designada para conducir durante los próximos cinco años el Fondo Monetario Internacional. El proceso de selección en el Consejo de Administración del organismo se desarrolló sin sorpresas y la candidata europea se impuso por consenso sobre el autopostulado presidente del Banco Central de México, Agustín Carstens. Lagarde es una de las arquitectas de los rescates y programas de ajuste diseñados por la Unión Europea y el FMI para Grecia, Irlanda y Portugal. La flamante directora gerente del Fondo era hasta ayer una de las principales negociadoras con Argentina en nombre del Club de París, el grupo de países acreedores con los que se continúa en default. Finalmente, las naciones en desarrollo como China, Brasil, Rusia y Argentina apoyaron a la abogada francesa de 55 años, quien se comprometió a mejorar la representación de esas economías dentro del organismo.
Los candidatos para suceder a Dominique Strauss-Khan, acusado de abuso sexual e intento de violación, se dividían entre conservadores y muy conservadores, según señaló a fines de mayo el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega. En ese escenario, la dirección del FMI quedó a cargo de Christine Lagarde. A partir del 5 de julio, la abogada francesa se hará cargo de un revitalizado FMI con la crisis estructural en la Zona Euro como desafío excluyente. Precisamente, las primeras declaraciones como titular del organismo multilateral estuvieron dirigidas a reclamar la unidad de la dirigencia política griega para aprobar un nuevo plan de ajuste que se negociaba anoche en Atenas.
Lagarde será el quinto ciudadano francés y la primera mujer en ocupar la dirección del FMI. La funcionaria regresó a Francia hace seis años luego de estar al frente de la poderosa firma multinacional de abogados Baker & MacKenzie, con sede en Chicago. Desembarcó en París en 2005 para trabajar como ministra de Comercio en el gobierno de Jaqcues Chirac. En ese momento sus primeras declaraciones no fueron muy distintas a las que realizó ayer. Cuestionó la rigidez del mercado de trabajo galo y calificó a los trabajadores franceses de vagos. Debió retractarse, pero dos años después impulsó distintas medidas para flexibilizar el escenario laboral francés y defendió el aumento en la edad jubilatoria de 60 a 62 años. En tanto, la abogada aguarda que la Corte de Justicia de su país decida el próximo 8 de julio si abre una investigación judicial por tráfico de influencias.
La renuncia de Strauss-Khan desató una fuerte puja de poder alrededor de su sucesión. Europa marcó rápidamente el terreno para reclamar la selección de un director gerente proveniente de esa región, como es la tradición en el reparto de poder con Estados Unidos. Los países de la UE, que poseen poder de veto en el órgano de gobierno del FMI, argumentaban que la magnitud estructural de la crisis de la Eurozona ameritaba la designación de un titular del FMI “propio”. Ayer, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, calificó la designación de Lagarde “como una victoria para Francia”. La ministra de Finanzas francesa estuvo al frente de los planes de ajuste diseñados por el FMI y la UE para las distintas economías periféricas europeas en crisis.
Durante las intensas negociaciones que terminaron con la designación de Lagarde, los países en desarrollo de Asia y América latina hicieron valer su creciente peso político y económico para reclamar un mayor poder de negociación en el seno del FMI. En ese sentido, el apoyo que recibió la francesa desde los países emergentes se enmarca dentro de su compromiso para avanzar en la reforma del organismo y forma parte de una negociación diplomática que excede al FMI, donde entra en juego el posicionamiento de cada país en los distintos foros internacionales, desde el G-20 hasta la ONU.
El ministro de Economía, Amado Boudou, confirmó que Argentina respaldó la candidatura de la abogada francesa (ver aparte). Si bien la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuestionó en reiteradas oportunidades los planes de ajuste aplicados en Europa, en cuyo diseño Lagarde tuvo una participación activa, Boudou describió a la funcionaria como “una trabajadora incansable para buscar soluciones que no tengan que ver con perder empleos o desacelerar la economía europea”, al tiempo que destacó la inclinación de la abogada para gestionar las reformas en la estructura de gobierno del FMI que reclaman los países emergentes. Otro elemento que influyó en la decisión argentina fue la predisposición de Lagarde en la negociación con el Club de París.
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