ECONOMíA › EL CRAC > BARACK OBAMA CUESTIONó LA NOTA DE LA CALIFICADORA DE RIESGO S&P
La degradación en la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos por parte de Standard & Poor’s provocó el derrumbe de las Bolsas mundiales. Sin embargo, el dólar se fortaleció y el costo para el Tesoro disminuyó. Se espera un nuevo ajuste.
› Por Tomás Lukin
La decisión de Standard & Poor’s de rebajar la nota de la deuda de Estados Unidos no tuvo el correlato “esperado” en los tambaleantes mercados financieros. La capacidad norteamericana para hacer frente a los vencimientos de deuda permaneció intacta, la cotización del dólar se fortaleció y, en lugar de incrementar, los costos de financiamiento del Tesoro cayeron. Si bien no repercutió negativamente sobre el mercado de títulos de deuda, el veto a la política económica que realizan las calificadoras sobre los países de Europa y ahora también a las políticas de Estados Unidos allana el terreno para que esos gobiernos apliquen nuevas y mayores medidas de ajuste fiscal.
A pesar del vendaval de críticas que recibió S&P de parte de las autoridades norteamericanas, todos apuntaron la necesidad de profundizar los recortes del gasto. “No importa lo que digan las calificadoras, siempre fuimos y seremos un país AAA. No necesitábamos que una agencia de crédito nos dijera que requerimos un enfoque equilibrado a largo plazo para reducir el déficit”, afirmó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien reiteró la propuesta de realizar más ajustes en el sector público. “S&P cometió un terrible error de análisis, se manejaron muy mal. Demostraron una increíble falta de conocimiento”, arremetió el secretario del Tesoro, Timothy Geithner.
“Los gobiernos le mienten a la gente y se ocultan detrás de la supuesta dominación de las calificadoras de riesgo y los amorfos mercados de bonos para impulsar iniciativas, como recortar las jubilaciones, que saben que no serían políticamente viables si fueran honestos”, explica el economista australiano William Mitchel desde su blog. El especialista postkeynesiano advierte que la implementación de esas políticas erosionará aun más la demanda agregada, reducirá el crecimiento económico y elevará los niveles de desempleo y pobreza. Mitchel considera que es necesario eliminar las calificadoras de riesgo y poner en marcha un plan de estímulo fiscal donde el Estado actúe como empleador de última instancia.
S&P aseguró que la deuda soberana de Estados Unidos no recuperará en el corto plazo la nota AAA y rebajó la calificación de un conjunto de entidades y agencias norteamericanas. En tanto, Moody’s emitió un comunicado donde reafirmó que Estados Unidos preservará la nota más alta dentro de sus estándares. No obstante la empresa advirtió que “para mantener la calificación querríamos ver medidas adicionales que traigan como resultado que, a mediados de la década, el nivel de deuda pública respecto del PIB no esté lejos del 75 por ciento”.
Para lograr ese objetivo existen dos caminos: ajustar las cuentas fiscales y profundizar la recesión a nivel global o bien impulsar un fuerte proceso de crecimiento donde la evolución en el nivel de actividad supere al del endeudamiento. Cualquiera sea el caso, la evolución de la calificación de la deuda norteamericana no reflejó, ni reflejará si Moody’s y Fitch siguen a S&P, dificultades en su capacidad de pago. La decisión de las calificadoras no tiene ninguna implicancia técnica sobre la capacidad de Estados Unidos para pagar su deuda externa, que se hace cada vez más atractiva para los inversores institucionales en un escenario de recesión global.
La historia detrás de la reducción en las calificaciones de riesgo no es novedosa. En noviembre de 1998, el día después de que el gobierno de Japón anunciara un importante estímulo fiscal, Moo-dy’s decidió quitarle la categoría AAA a la deuda soberana denominada en yenes de ese país. La degradación en la calificación se profundizó en 2000 y 2002 hasta que llegó a estar por debajo de la nota de Chile, Hungría e incluso Botswana, país africano que recibía ayuda económica de Japón. Las empresas argumentaban que la exposición de deuda japonesa era insostenible. “El gobierno japonés nunca tuvo problemas para encontrar compradores de los títulos de deuda que emitía, ellos tenían bajo control las tasas de interés, la inflación cayó, el desempleo se mantuvo estable y el crecimiento real del PIB fue fuerte mientras le rebajaban la nota”, recordó Mitchel. William Mitchel considera que “la decisión de S&P y Moo-dy’s es irrelevante. El gobierno de Estados Unidos debe prohibir a las calificadoras de riesgo, incrementar su déficit y crear directamente puestos de trabajo. En tercer lugar, tienen que disfrutar el crédito político que les creará reducir el desempleo”.
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