ECONOMíA › LAS ACCIONES DE ENTIDADES FINANCIERAS DE FRANCIA, ALEMANIA Y OTROS PAISES DE LA REGION SUFRIERON DURAS CAIDAS
De a poco, la mancha de aceite de la crisis europea va alcanzando al sector bancario. Su derrumbe arrastró a las Bolsas, incluida la de Estados Unidos. El problema de fondo sigue siendo el estancamiento de la economía y las recetas de ajuste que le aplican.
› Por Cristian Carrillo
Los mercados financieros internacionales volvieron a desplomarse. En Wall Street las caídas fueron de 3,7 por ciento para el índice industrial Dow Jones y de 5,2 para el tecnológico Nasdaq. En Europa, la mayor baja correspondió a la plaza italiana, con el 6,1 por ciento. La semana pasada también tuvo su “lunes negro” y, desde entonces, las principales Bolsas habían logrado reducir muy levemente la volatilidad de sus indicadores. Sin embargo, los malos datos referidos a la actividad económica en Estados Unidos, las alertas de los bancos de inversión y el reconocimiento explícito de la Reserva Federal (banca central estadounidense) de que su sistema bancario podría sufrir las consecuencias de la crisis en Europa se combinaron en un cóctel explosivo para el paladar inversor, siempre muy sensible. Las autoridades de Wall Street buscaron amortiguar la caída, suspendiendo la operatoria de futuros de sus principales índices para evitar que iniciaran la rueda en baja, pero no tuvieron éxito.
Las señales de una recaída en la actividad global se multiplican, lo que se refleja en la tendencia bajista de los mercados. En medio, las oscilaciones responden a los humores de los inversores, quienes aprovechan para pulsear y ganar con el descalabro financiero. Por eso las medidas anunciadas por los gobiernos de los países con mayores problemas no alcanzan a saciar el apetito de estos animal spirits –como denomina John Maynard Keynes al instinto inversor–, sin importar cuán salvajes sean los recortes presupuetarios a que son sometidas sus economías. En general, la explicación que brindan los analistas del “mercado” suele ser la ausencia de alguna medida adicional, siempre de perfil ortodoxo. Ayer hubo algo de esto y también datos concretos.
Previo a que sonara el campanazo inicial de rueda en Nueva York se conoció el dato de subsidios por desempleo, un indicador clave del mercado laboral estadounidense. Los pedidos iniciales para ese beneficio crecieron en 9000 solicitudes, superando ampliamente las expectativas del propio Departamento de Trabajo, que ayer difundió estas cifras. A esto se sumó un incremento de 0,5 por ciento en julio del índice de precios al consumo, mientras analistas preveían un guarismo en torno del 0,2 por ciento. Esto reavivó los temores de un proceso de estanflación, estancamiento con inflación, que se trasladó a las operaciones a futuro. Los reguladores invocaron la “regla 48” que suspende indicadores de precios antes de la apertura, para evitar un exceso de volatilidad en condiciones externas del mercado.
Esto no impidió que Wall Street se desplomara. A media rueda la caída se profundizó a partir del alerta que envió a los mercados el banco de inversión Morgan Stanley sobre un “riesgo concreto de recesión” en Estados Unidos y Europa. No dio detalles sobre la economía norteamericana, pero para la Zona Euro previó un crecimiento de apenas 1,7 por ciento este año y 0,5 el próximo. Por su parte, la Reserva Federal anunció una ronda de reuniones con representantes de bancos europeos con sede en los Estados Unidos para analizar la solvencia de las entidades y la posibilidad de contagio a la banca local. “La FED mantuvo extensas reuniones con esas entidades para sopesar su vulnerabilidad a la escala de las presiones financieras”, señaló The Wall Street Journal.
En el Viejo Continente la situación es aún más preocupante. Los programas de ajuste implementados por los países con mayores desequilibrios presupuestarios, lejos de ayudar, obstaculizan cualquier recuperación. Las Bolsas europeas vieron caídas estrepitosas de sus indicadores, arrastrados por las cotizaciones de sus principales bancos, pendientes del resultado del relevamiento que realice la FED. El Société Générale cayó 12 por ciento y el Dexia de Bélgica, 14 por ciento. Los bancos británicos lideraron los recortes del sector financiero, con Barclays al frente (-11,5), seguido de RBS (-11,3) y Lloyds (-9,3). Por su parte, el francés Crédit Agricole perdió un 7,3 por ciento, mientras que el alemán Commerzbank cedió un 10,4, escoltado por el Deutsche Bank (-7,1).
El pésimo desempeño de las acciones bancarias llevó a las Bolsas a bajas de 6,7 por ciento en la plaza de Estocolmo, por ejemplo. Atenas perdió un 3,4 por ciento, Milán cayó 6,1 por ciento, seguido por Frankfurt con un 5,8, y París, un 5,5. En Asia las caídas fueron más moderadas. El índice Nikkei de Tokio bajó 1,3 por ciento y en la Bolsa de Shanghai, China, el índice general registró una caída del 1,6 por ciento.
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