ECONOMíA › OPINION
› Por Miguel Peirano *
El recrudecimiento de la crisis se produce en un escenario donde nuestro país registra importantes tasas de crecimiento, los sectores económicos han tenido una significativa recuperación patrimonial y el desempleo –en ratios históricos– se mantiene en bajos niveles. El Gobierno tiene concepciones que son adecuadas para enfrentar la crisis, como revalorizar la importancia del mercado interno, priorizar el Mercosur y resguardar a los sectores que más empleo generan.
En términos de políticas específicas cuenta con la existencia de un tipo de cambio flexible, un sistema financiero desdolarizado y la capacidad de tomar medidas fiscales anticíclicas. Además, el bajo endeudamiento de los particulares y las medidas de protección en los sectores más sensibles facilitan las respuestas frente a la crisis y la continuidad del crecimiento.
De todos modos, el contexto internacional es complejo y se verá potenciado, pues sus consecuencias sociales y políticas obligarán a los países desarrollados a replantear el orden económico. Hay que tener presente también que una economía como Brasil tiene dificultades para administrar sus propias decisiones macroeconómicas con un tipo de cambio dependiente del movimiento de capitales financieros y de un Banco Central ortodoxo.
Por ello se refuerza la importancia de las tareas pendientes, tanto para reducir los costos de oportunidad, minimizar vulnerabilidades externas y mejorar el comportamiento de la economía en su conjunto. Entre los temas que debieran encararse se encuentran la necesidad de lograr una intervención del Estado más sistémica, con reglas universales y más consistentes, y analizar medidas de carácter impositivo que puedan ir acompañando en esta etapa una mejor distribución del ingreso.
En paralelo, sería favorable avanzar en una reducción gradual de la inflación: es central evaluar los márgenes de acción, sin afectar el crecimiento. La inflación no tiene posibilidades de espiralizarse, no es un fenómeno monetario y parte de la población se resguarda a través de las renegociaciones salariales. Pero aun así es necesario estudiar qué componentes pueden reducirse y analizar el comportamiento de los sectores concentrados, ya que una menor inflación favorecerá el funcionamiento global de la economía.
El mundo se enfrentará a graves problemas de desempleo, así los países buscarán desesperadamente solucionar sus dificultades sin respetar las reglas de convivencia internacional. Nuestro país debe seguir priorizando todas las políticas, para que los sectores que son fuertes creadores de empleo sean los prioritarios.
* Ex ministro de Economía y Producción.
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