ECONOMíA › EL MINISTRO DE AGRICULTURA RECHAZó UNA REGULACIóN SOBRE LOS PRECIOS DE LAS MATERIAS PRIMAS
Julián Domínguez participa en Turquía de una reunión de ministros del Grupo de los 20. Junto a otros países emergentes, rechazará los intentos por limitar los precios de los commodities agrícolas y defenderá la línea de elevar la oferta con mayor desarrollo.
El Grupo de los 20, integrado por países desarrollados y emergentes, continúa su debate por el futuro alimentario. En un nuevo encuentro en Turquía, las principales potencias discutirán sobre el rol de las materias primas agropecuarias en el contexto de la crisis económica internacional. En representación de la Argentina viajó el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, cuando la idea original era la asistencia del titular del Palacio de Hacienda, Amado Boudou. El funcionario integrará hoy un panel presidido por el ministro de Economía de Francia, François Baroin, donde analizarán las variaciones de los precios de las materias primas.
“El principal riesgo en la economía global no pasa por los aumentos de los precios de los commodities ni por el sobrecalentamiento de las economías emergentes. El problema es la caída del producto global y la posibilidad cada vez más concreta de un largo período de crecimiento estancado en los países desarrollados”, señaló Domínguez durante un primer encuentro con la prensa tras su llegada a Turquía.
Según la FAO –la agencia de la ONU dedicada a la soberanía alimentaria–, para 2050 el mundo tendrá 9000 millones de personas, por ende la producción agrícola debería incrementarse, para esa fecha, en un 60 por ciento. Para el flamante titular de la entidad, José Graziano Da Silva, que asumirá sus funciones el 1º de enero de 2012, es “necesario fijar algún tipo de regulación sobre el precio de los commodities agropecuarios para beneficio de los consumidores y evitar la especulación”.
Sin embargo, ni la Argentina ni los países que integran el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) creen que la regulación deba hacerse sobre el precio de las materias primas. Esta fue la postura común sostenida en el último encuentro, desarrollado el pasado 23 de junio en Francia. En cambio, la propuesta de estas naciones emergentes apunta a un mayor aumento de la producción.
“La demanda de alimentos de la población mundial es creciente en cantidad y calidad. Y la oferta es cada vez más restringida. Estamos poniendo todo el empeño nacional en dar respuesta a esta meta, incrementando el grado de calidad para generar valor agregado y así industrializar la ruralidad”, manifestó Domínguez, en sintonía con lo especificado en el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial (PEA).
Así como la FAO propone aumentar la producción de granos en un 60 por ciento durante los próximos 40 años, Argentina está apostando a superar ese porcentaje y llegar a las 160 millones de toneladas en los próximos diez años, desde las 100 millones de toneladas actuales. En la campaña 2011/2012 ya prevén un incremento del 10 por ciento, para llegar a los 110 millones.
“La clave es producir más, y esto se logra mediante la investigación en biotecnología y genética para optimizar la productividad. No coinciden los discursos que inmovilizan la investigación y el de-sarrollo mientras millones de hermanos se mueren de hambre”, agregó Domínguez. Más allá de reconocer la volatilidad que tienen las materias primas agrícolas, en el Ministerio de Economía afirman que, a diferencia de la crisis de 2008, en esta oportunidad los commodities no están tan afectados por la crisis internacional, por ende sus precios no estarán tan vinculados con los vaivenes de los mercados internacionales.
Pero otra es la visión que tienen en la FAO. Para esta entidad, los precios internacionales están hasta un 50 por ciento por encima de los valores del año pasado y un 20 por ciento superiores a 2008, a nivel mundial. Según Da Silva, que hace dos semanas estuvo en la Argentina, con la primera crisis originada en las hipotecas subprime, los commodities aumentaron de manera exponencial y en un corto período, por lo que los países no tuvieron la capacidad de reaccionar a tiempo. “Además estaba el componente de la recesión. En realidad, los pueblos se vieron más afectados por el freno de la actividad económica que por el aumento de precios”, había señaló Da Silva. En esta oportunidad –explicó el funcionario de la FAO–, los países lograron aplicar distintas políticas, como la transferencia de recursos directos y bonos alimentarios.
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