La canciller alemana, Angela Merkel, afirmó ayer que no se puede descartar una quita de la deuda griega. “Nada puede ser declarado como impensable, pero todo debe ser analizado teniendo en cuenta sus riesgos”, aseguró la jefa del gobierno en un discurso en Karlsruhe, al oeste de Alemania. No obstante, señaló que sería una “irresponsabilidad” recurrir a un recorte de la deuda helena “como un acto de desesperación”. La canciller también le bajó las expectativas a la cumbre de líderes de la Unión Europea y la Eurozona, prevista para los próximos 23 y 24 de octubre en Bruselas. “No hay un único golpe de efecto con el que todo se va a solucionar”, argumentó. Por su parte, el ministro de Finanzas francés, François Baroin, fue un poco más allá y admitió que la quita de la deuda griega podría superar el 21 por ciento conversado en la cumbre europea del pasado 21 de julio.

Baroin, en una entrevista a la emisora de radio Europe 1, explicó que con los otros países europeos “estamos discutiendo” sobre el porcentaje de reducción de la deuda de Grecia, aunque “en cualquier caso será más elevada que el 21 por ciento”. El ministro galo lo justificó porque desde la cumbre del 21 de julio, cuando ya se había advertido que “la deuda era difícilmente sostenible, los mercados se han deteriorado”, pero también puntualizó que “hay cifras fantasiosas”, como la que habla del 50 por ciento.

Esta semana, fuentes europeas aseguraron que la quita sería de entre el 30 y el 50 por ciento. Además, el primer ministro heleno, Giorgios Papandreu, reconoció que negocia un “alivio” de la carga. Se negó a ofrecer un porcentaje y se limitó a indicar que “estamos en línea de un acuerdo franco-alemán de aquí a una decena de días sobre las modalidades que se aplicarían a los acreedores privados”, que son los tenedores de dos tercios de la deuda griega. Y añadió que si se decidiera “una rebaja insostenible, ¿quién invertiría luego en Grecia?” e incluso “¿quién invertiría en la zona del euro?”.