ECONOMíA › CHINA EVALúA SU PARTICIPACIóN EN EL FONDO EUROPEO DE ESTABILIDAD FINANCIERA
La potencia asiática tiene interés en la estabilización europea porque ese continente constituye su principal socio comercial, pero antes pide conocer más detalles de la iniciativa.
› Por Marcelo Justo
Desde Beijing
Con más de tres billones de dólares de reservas, un 31 por ciento del total mundial en moneda extranjera, China tiene la capacidad necesaria para contribuir al rescate de las economías europeas. Pero a pesar del entusiasmo de la Unión Europea (UE) por garantizar la participación china en el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, Beijing dejó en claro que no ha tomado ninguna decisión al respecto. Según el viceministro de Finanzas, Zhu Guanyao, China “necesita tener más información sobre el fondo y analizar los aspectos técnicos para ver si efectivamente vamos a participar de esta iniciativa”.
China tiene un claro interés en la estabilización europea, como mostró en los últimos 12 meses adquiriendo bonos de España, Portugal, Grecia, Italia e Irlanda. La UE es su principal socio comercial y sus problemas están afectando la economía china. En septiembre, ese motor del milagro chino –su sector exportador– registró una segunda caída consecutiva de sus ventas, disminuyendo su superávit comercial a casi la mitad respecto de julio (de 31.500 millones a 14.500 millones).
Al tema comercial se añade el financiero. Si la crisis europea se contagia con la velocidad y profundidad que tuvo la debacle de 2008, los propios bancos chinos podrían quedar atrapados en la telaraña financiera. Según el Banco Central de China, en 2009 y 2010 los bancos prestaron cerca de tres billones de dólares en un intento de contrarrestar la crisis. Los cálculos más pesimistas estiman que un 30 por ciento de estos préstamos podrían quedar impagos si la crisis económica termina impactando a China.
A principios de mes el Fondo Soberano Chino dejó en claro la intención de sostener el dominante sector estatal bancario chino (el sector privado constituye apenas un 2 por ciento del total) con la adquisición de acciones en el mercado secundario de las cuatro principales entidades del país. Pero hay variantes que el mismo gobierno no controla del todo. El sector bancario en la sombra, formado por prestamistas y entidades privadas, ha crecido aprovechando las restricciones impuestas al crédito por el gobierno y hoy maneja más de 600 mil millones de dólares, prestados a tasas exorbitantes de hasta un 70 por ciento anual.
Si a nivel comercial y financiero la participación china en el Fondo Europeo tiene sentido estratégico, a nivel político exige cautela. El gobierno quiere garantías de que una ayuda rendirá dividendos. En 2007 creó un Fondo Soberano que hoy administra unos 410 mil millones de dólares, aproximadamente una quinta parte de las reservas. Si bien el fondo se ha duplicado desde su creación, más de una inversión ha terminado en fiasco y ha producido una creciente reacción de ciudadanos que se quejan de que esos fondos no se inviertan en el mejoramiento del nivel de vida. Con unos 200 millones de pobres y enormes carencias en el sistema de salud, jubilatorio o educativo, con una población con crecientes expectativas y foros para hacerse escuchar, el gobierno sabe que no será fácil justificar una inversión que en China será percibida como un préstamo multimillonario a países ricos con un sólido Estado benefactor.
A nivel diplomático, sin embargo, la contribución al Fondo Europeo es una oportunidad de oro. Con el telón de fondo del debate sobre la manipulación del valor del yuan, la UE se ha negado a reconocer a China como plena economía de mercado, algo que facilita la aplicación de restricciones a las exportaciones chinas. Las fricciones a este nivel son permanentes. El viernes un panel de la Organización Mundial de Comercio dictaminó a favor de China en su disputa con la UE sobre las exportaciones de calzado. En un comunicado del Ministerio de Comercio chino, su portavoz, Sheng Danyang, exigió a la UE que “respete el dictamen y termine con sus prácticas discriminatorias”. La UE tiene 60 días para apelar el dictamen. El reforzado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera con el que la UE quiere poner fin a la crisis de la Eurozona debería estar listo a fines de noviembre, principios de diciembre.
No es el único canal diplomático que interesa a China. El gobierno quiere una reforma del Fondo Monetario Internacional que le otorgue una mayor cuota de votos y que se levante el embargo sobre la venta de armas existente desde la masacre de Tiananmen Square en 1989. Si a esto se le añade un relajamiento de la alianza que la UE ha mantenido con Estados Unidos para conseguir una mayor apreciación del yuan, se ve que China puede obtener considerables ventajas con su participación. La suma en juego no es tan alta. Por el momento, se ha filtrado la cifra de 70 mil millones de euros, unos 100 mil millones de dólares, alrededor del 4 por ciento de las reservas extranjeras de Beijing. Un inversor británico, Jim Rogers, señaló a la BBC que China tiene mucho que ganar con una inversión que no la afectará mayormente. “Desde el punto de vista chino, es una ayuda extranjera barata. Va a comprar buena voluntad. De manera que va a contribuir. Habrá que ver con cuánto”, señaló Rogers. La ironía de todo el debate es que aún con una contribución china no hay ninguna garantía de que la crisis de la Eurozona no sea irreversible.
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