ECONOMíA › EL BCE DISPUSO LA BAJA DE UN CUARTO DE PUNTO DE LA TASA DE INTERES
La ortodoxia europea que maneja la política monetaria finalmente reaccionó ante el deterioro creciente de la economía de la Eurozona. Con nuevo presidente, el italiano Mario Draghi, el BCE disminuyó la tasa de interés para amortiguar la caída.
El nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), el italiano Mario Draghi, debutó con una reducción de la tasa de interés (la primera en dos años y medio) y aseguró que la entidad no intervendrá con firmeza en el mercado para sostener la cotización de los bonos europeos, ratificando la política monetaria austera que llevó a cabo su predecesor, Jean-Claude Trichet. Draghi manifestó que prevé que para fin de año la economía europea entre en recesión. Producto del gris horizonte en materia de crecimiento, el Consejo de Gobierno del BCE decidió por unanimidad reducir la tasa de 1,50 a 1,25 por ciento, que junto a la decisión del primer ministro griego, Giorgos Papandreu, de suspender el referéndum sobre el paquete de ayuda a Grecia, desató subas en los mercados (ver aparte).
La reducción de un cuarto de punto en la tasa de interés permite a Draghi comenzar el mandato con cierto aire de recambio, descomprime levemente la situación financiera de Italia (que está pagando las tasas más altas desde la creación del euro) y supone para los bancos un costo menor de fondeo. Como todas las entidades monetarias que se manejan con el esquema de metas de inflación, el BCE tiene como único objetivo el control de los precios. Con esa lógica, Trichet elevó la tasa en un total de 50 puntos básicos en abril y julio. Eso puso más trabas a la recuperación de la economía de la Zona Euro.
“Observamos ahora un crecimiento lento, que se dirige hacia una recesión suave a finales del año”, dijo Draghi ayer en rueda de prensa, luego de tomar la decisión de reducir la tasa. “Apoyamos enteramente la reducción de tasas de interés del BCE”, señalaron desde el FMI. Algunos analistas europeos atribuyen la medida del BCE al supuesto “pragmatismo” de Draghi, que estaría más comprometido con la recuperación, aunque la política monetaria europea, a nivel general, sería de continuidad con respecto a la gestión anterior.
Mario Draghi es un economista italiano de 64 años. Su trayectoria como profesional lo define como firme defensor de las ideas neoliberales. Entre 1991 y 2011 fue presidente del Comité de Privatizaciones de Italia, que promovió grandes compras de empresas públicas por parte del sector privado. Los fondos que obtuvo el Estado italiano por esas operaciones ascienden a 108 mil millones de dólares, dinero utilizado para pagar a los acreedores privados y reducir el peso de la deuda pública. Ese mecanismo también fue utilizado durante los ’90 en la Argentina. Desde 2006 hasta asumir al frente del BCE dirigió la entidad monetaria italiana. Ese país está en el epicentro de la crisis en Europa, y sería el primer perjudicado de un default griego. Previamente, en 1985 y 1990, Draghi fue director ejecutivo del Banco Mundial y entre 2002 y 2006 fue vicepresidente de Goldman Sachs. Esa entidad estadounidense fue requerida por Grecia para diagramar su ingreso a la Zona Euro. La operación está sospechada de fraude a través del maquillaje de las cifras de déficit, situación que disparó en 2009 la crisis en la Eurozona. De hecho, en junio Draghi tuvo que responder por ello ante el Parlamento Europeo.
El perfil de Draghi no es casual, en la medida en que el Banco Central Europeo se comportó con una lógica neoliberal y favorable a los intereses de las finanzas globales durante la presente crisis. Si bien el BCE interviene en los mercados de deuda soberana desde mayo de 2010 para sostener los precios de las cotizaciones, dichas operaciones, aseguran analistas económicos, no son suficientes para que Europa salga de la crisis. Draghi dijo ayer que las intervenciones seguirán siendo acotadas.
“La responsabilidad para lograr la estabilidad financiera está en los gobiernos”, definió Draghi. “La clave no es contar con ayuda externa que pueda aliviar las presiones temporales del mercado, sino contar con la capacidad de los países de reformarse con las políticas económicas adecuadas”, señaló. Eso supone que la presión para aliviar la situación financiera seguirá estando sobre las cuentas fiscales. La compra de títulos de deuda “es de carácter temporal, limitada en su extensión y está justificada para restaurar el mecanismo de transmisión de la política monetaria”, aclaró.
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