ECONOMíA
Persiste la baja de las ventas en supermercados
La tendencia descendente supera ya los dos años. La caída de las ventas físicas desde el inicio del ciclo alcanza al 40 por ciento.
› Por Raúl Dellatorre
No hay recuperación de las compras en supermercados. Otra vez en febrero, por decimotercer mes consecutivo, las ventas de las principales 74 cadenas grandes y medianas que operan en el país cayeron con respecto al mes anterior (a precios constantes y en términos desestacionalizados). Con respecto a un año atrás, la baja en las ventas alcanza al 28,9 por ciento, cifra que no sorprende ya que el sector lleva once meses seguidos de exhibir descensos interanuales del orden del 30 por ciento. Lo alarmante, si es que se da crédito total a los resultados de la encuesta del Indec, es que con respecto al inicio del 2001 la caída acumulada en las ventas físicas se aproxima al 40 por ciento.
Una explicación posible, ensayada por los funcionarios oficiales, es que hay un corrimiento de los compradores hacia los almacenes de barrio y minimercados. Las familias, según esta interpretación, habría abandonado el hábito de las megacompras mensuales para pasar a comprar periódicamente lo estrictamente necesario, lo que convierte en una incomodidad el trasladarse hasta un supermercado. Por otra parte, el fin de la convertibilidad habría barrido con la mayor parte de la diferencia de precios en favor de las cadenas más importantes de comercialización, al desaparecer la oferta masiva de productos importados.
Si esta interpretación fuera acertada, no se estaría ante una caída tan pronunciada en el consumo sino que el fenómeno principal sería un corrimiento del consumidor en cuanto a la elección del lugar para efectuar sus compras.
Otra posibilidad es que la política de precios de las grandes cadenas, principalmente, haya llevado a que concentren sus esfuerzos en mantener sus márgenes aunque pierdan volumen de ventas físicas. En efecto, las propias estadísticas del Indec revelan que la variación de los precios implícitos que surge de la Encuesta de Supermercados alcanzó al 80 por ciento en el último año. Es decir, que pese a su capacidad para fijar precios (concentran ventas pero también dominan en la relación con los proveedores), los hipermercados no habrían puesto demasiados esfuerzos para establecer precios muy competitivos.
Las consecuencias de la menor actividad en las cadenas de supermercados empieza a afectar la cantidad de personal ocupado. Al mes de enero último, el plantel en este tipo de establecimientos era de 93.169 empleados, con una disminución de 2243 personas con respecto al nivel de ocupación del sector de un año antes.
Con datos a enero, se observa que en el último año han bajado sensiblemente las ventas en supermercados de artículos de mayor valor. A precios corrientes (es decir, pese a la inflación), el valor de las ventas de electrónicos y artículos para el hogar descendieron 34,8 por ciento con respecto a un año atrás. En cambio, se registraron aumentos (pero en todos los casos por debajo de la suba del índice de precios) en los valores facturados de Alimentos y bebidas (31,1 por ciento), Artículos de limpieza y perfumería (27,6 por ciento) e Indumentaria, calzado y textiles para el hogar (47,2).
Sigue siendo notable, por otra parte, la diferenciación entre el comportamiento de los compradores que concurren a los supermercados y a los shopping centers. Claramente influidos por la presencia de turistas, o compradores locales con ingresos nominados o vinculados al dólar, los lujosos centros de compras disfrutaron en febrero de un nuevo aumento de las ventas, esta vez del 14,1 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior.
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