La UIA presentó un plan para que Argentina duplique el PBI per cápita para el año 2024. Para alcanzar esa meta, planteó 40 objetivos en materia de crecimiento y desarrollo. El director ejecutivo de la entidad, Martín Etchegoyen, indicó que “el nivel de inversión que creemos necesario es similar al que prevé el Plan Industrial 2020”, y que “se debe aumentar la participación del salario en el PIB al 50 por ciento”. Pidió que el crédito a la producción crezca con más fuerza, un nuevo marco normativo para “terminar con la industria del juicio”, reducir costos logísticos vinculados al sistema de transporte y consolidar un plan estratégico en el área energética. En el terreno del análisis de la coyuntura macroeconómica, Diego Coatz, economista jefe de la entidad, manifestó que “el salario real tiene que seguir creciendo, pero el desafío es que lo haga en un terreno nominal más bajo. Es necesario ordenar una pauta distributiva consistente, pero reduciendo la nominalidad”.

Etchegoyen describió la visión de desarrollo de la entidad patronal. En ese marco, mostró cómo la cantidad de empresas “es inversamente proporcional a la pobreza estructural”, situación que se observa en las regiones más postergadas del país. Por eso subrayó la necesidad de impulsar la creación de nuevas firmas. “Apoyamos la forma de negociación comercial en el plano internacional que encaró el Gobierno y la defensa del mercado interno, pero es necesario mejorar el esquema de devoluciones para los exportadores”, manifestó Echegoyen.

Coatz negó que hubiera “soluciones mágicas” para los problemas económicos. “No hay una herramienta que solucione todo, porque Argentina tiene una estructura productiva muy compleja”, describió. Según datos calculados por la UIA, el salario medio industrial del sector formal creció un 500 por ciento en relación con finales de 2001. “Deberíamos estar todos quebrados”, ironizó Coatz, “pero sin embargo se crearon más de 470 mil empleos industriales”. “Hay que crecer sobre la base del mercado interno”, agregó.

“Los distintos países de América latina crecen con primazarición, es decir que en cada una de las cadenas de valor se agranda la parte más vinculada a la producción primaria y se reduce la de agregación de valor. De hecho, en la región la industria perdió tres puntos de participación en el producto en 10 años. Brasil es uno de los países que más se primarizó, junto a Colombia y México. En este contexto, nosotros no nos primarizamos”, analizó Coatz. El economista descartó la posibilidad de desacelerar la economía o salir a tomar deuda y en cambio propuso profundizar la industrialización.