ECONOMíA › OPINIóN
› Por Artemio López *
Se conoció recientemente en la tapa de un importante matutino nacional un estudio sobre pobreza realizado en el área metropolitana de Buenos Aires, formada por la Capital Federal y treinta municipios aledaños, donde residen 12,8 millones de personas. Fue presentado por Cáritas, el brazo social de la Iglesia, y realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina. El estudio afirma que actualmente, en esa región metropolitana, el 34,9 por ciento de la población residente es pobre por ingresos.
El brazo social de la Iglesia se equivoca. Erraba en el año 2009 cuando el Observatorio Social insistía en que la pobreza era similar a la de 2001 en la crisis de salida de la convertibilidad, y sigue equivocándose hoy.
Dejemos de lado la discusión sobre valorización de canasta básica, que para el estudio eclesial es de 2150 pesos para un hogar tipo metropolitano.
Hay inconsistencias tan notables en el nivel de incidencia de la pobreza metropolitana que informa el estudio que hasta pareciera increíble que Cáritas las propale sin medir las consecuencias políticas que supone que una institución de connotación religiosa distorsione datos sobre cuestiones tan sensibles a la comunidad como los niveles de pobreza. Veamos las pifias más de cerca.
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, una consultora opositora, vinculada con la universidad privada UCA, existe hoy un 34,9 por ciento de pobres en la región metropolitana. Esto es un nivel similar de pobreza que el de 2004, más precisamente la existente en el segundo semestre de aquel año, cuando la pobreza, según el impoluto Indec de entonces, ascendía a 37,7 por ciento en el Gran Buenos Aires.
En ese momento concurrían tres factores que, analizados en conjunto, desbaratan de raíz el cálculo falaz del Observatorio de la Deuda Social.
1 La desocupación, que hoy es de 7,3 por ciento en el GBA, ascendía en 2004 al 15,3 por ciento.
2 El trabajo informal, que hoy asciende al 34,5 por ciento, en 2004 llegaba al 47,7.
3 Hoy existe la Asignación Universal por Hijo, que transfiere el equivalente a 440 pesos por hogar beneficiario, de alto impacto en el universo de ciudadanos bajo la línea de pobreza, cuando en 2004 simplemente no existía.
Recapitulando, según Cáritas tendríamos hoy los mismos niveles de pobreza que en el segundo semestre de 2004, cuando se observaba el doble de desempleo abierto, un 30 por ciento más de trabajo informal que en la actualidad y aún no existía la Asignación Universal por Hijo. Un disparate por donde se lo mire.
Seguramente en materia de justicia social estamos lejos de llegar al cielo, pero por el camino que nos marca Cáritas con estos informes tan precarios, vamos derecho al infierno por mentirosos.
* Director de la Consultora Equis.
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