ECONOMíA › JULIáN DOMíNGUEZ SE REUNIó CON DILMA ROUSSEFF EN BRASILIA
› Por Dario Pignotti
Desde Brasilia
“Después de escuchar a Dilma Rousseff estoy absolutamente convencido de que ella y Cristina están codo a codo frente a la crisis”, afirmó el ministro de Agricultura, Julián Domínguez. Ese fue el balance de su encuentro con la mandataria ayer en Brasilia, junto a otros ministros del área que asistieron a la reunión del Consejo Agropecuario del Sur. Mientras los responsables de Agricultura trataban sobre el impacto de las turbulencias globales en la región, el ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, hacía un análisis desapasionado del cuadro de situación: aunque Brasil resiste porque sólo el 13 por ciento de su PIB está atado al mercado externo, los zigzagueos de las principales potencias dejaron su huella desacelerando la economía hasta frenarla en el tercer trimestre.
Mantega cargó sobre la clase política de los países ricos reprochándole su falta de creatividad para resolver un cuadro que, en su opinión, está lejos de ser solucionado. En diálogo con Página/12, Domínguez se asocia a los argumentos del gobierno brasileño. “Mientras se siga ensayando la misma medicina es bastante improbable que resolvamos la crisis, mientras el sistema financiero se siga comiendo cualquier intento de cooperación, corroyendo el sistema democrático, no hay salida, la salida es por la producción, por el trabajo.” En lugar de la terapia tecnocrática “liberal”, la medicina es “fortalecer los Estados” y la política, resume el funcionario.
“Argentina y Brasil están demostrando que las crisis económicas se enfrentan con liderazgos políticos fuertes, y no lo contrario, y estamos viendo que los países desarrollados no entienden eso.” Desde el retorno de su gira por China, en abril, Rousseff ha ejecutado una serie de medidas para dotar de más valor agregado a las exportaciones hacia el gigante, reconociendo que el grueso de lo exportado son commodities mientras lo importado contiene bastante valor agregado. Complementando esas iniciativas los responsables de las áreas económicas, especialmente Guido Mantega, repiten que a Brasil le “preocupa más” una eventual desaceleración china que el actual desbarajuste europeo.
–¿Argentina y Brasil trabajan conjuntamente para responder a un eventual repliegue chino?
–Argentina y Brasil tenemos alimentos y agua, dos bienes preciosos en un mundo de 7000 millones de habitantes, donde 1000 millones pasan hambre, eso es lo primero a considerar desde un punto de vista general. Y a partir de esto la interpretación que hacemos es que China va a seguir urbanizando población rural, que demandará alimento y más calidad de consumo, y que la crisis no va a interrumpir la demanda de alimentos. Un elemento adicional es India, que está creciendo y reclamando alimentos, y que dentro de una década será un mercado casi como China en ese aspecto. Entonces, como conclusión, en materia alimentaria no hay ninguna razón para preocuparnos exageradamente, más si le ponemos valor agregado a la actividad agropecuaria.
–¿Un elemento preocupante es que Brasil y Argentina no han podido frenar el proceso de extranjerización?
–El desafío que estamos planteándonos es que en un mundo concentrado las empresas multinacionales están concentrando todo el negocio. La única manera de que nuestros pequeños, medianos y grandes productores generen riqueza es a través de la asociación cooperativa, donde la rentabilidad queda en el país. Cuando una multinacional cierra el ejercicio manda a la matriz, una empresa cooperativa termina la cosecha y reinvierte.
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