Ricardo Cirielli recogió el guante y fue uno de los pocos dirigentes sindicales que salió a responder las duras críticas que la Presidenta pronunció sobre “el boicot” a Aerolíneas Argentinas de algunos de los gremios que representan a sus trabajadores. El secretario general de los técnicos aeronáuticos (APTA), uno de los más cuestionados, afirmó a Página/12 que “jamás pretendí cogestionar AA ni nombrar gerentes” y que “los técnicos no hicimos ningún boicot ni paros desde la reestatización”. Cirielli insistió en que “le siguen informando mal a la Presidenta porque los técnicos de AA cobran entre diez y once mil pesos de bolsillo” y volvió a apuntarle a la gestión de Mariano Recalde.

“La verdad es que el discurso (de la Presidenta) fue bastante agresivo y necesitamos de la Presidenta una actitud componedora, de unidad y de diálogo”, se defendió el secretario general de APTA. Pero Cirielli no dudó en volver a cargar contra la administración de la compañía que comanda Recalde: “El otro día el ministro (Julio) De Vido y el secretario de Transporte (Juan Pablo) Schiavi tuvieron que tratar de explicar una administración que Recalde no puede explicar. Y ahora la Presidenta. Demasiado costo político”, disparó el dirigente sindical poniendo en el centro de sus críticas a la conducción de AA.

También negó que sus cuestionamientos estén ligados a su posicionamiento político cerca del peronismo disidente. “A (Eduardo) Duhalde jamás lo apoyé, ni ahora ni antes”, dijo para despegarse del ex presidente interino y sostuvo que su alineamiento en la CGT Azul y Blanca que conduce el gastronómico Luis Barrionuevo “es una cuestión y decisión de los trabajadores”. “Yo voté a Néstor Kirchner y a ella (Cristina Fernández), pero en el tema de Aerolíneas se está equivocando”, sentenció Cirielli para tratar de despejar intenciones partidarias.

Pero Cirielli volvió a insistir, una y otra vez, sobre la administración de Recalde. Criticó la compra de 20 aviones Embraer “no porque sean brasileños, pero se necesita unificar la flota con aviones que se podían haber comprado en Estados Unidos o Europa”, y que ese cambio “encarece la capacitación del personal y el mantenimiento”.