ECONOMíA › TEMAS DE DEBATE: LA RELACIóN COMERCIAL ENTRE ARGENTINA Y BRASIL
La desaceleración en la tasa de crecimiento de la industria argentina coincide con la menor actividad de Brasil debido al impacto que está provocando la crisis internacional. Qué puede ocurrir el año próximo.
Producción: Tomás Lukin
Por Cecilia Fernández Bugna * y Pablo Moldovan **
En los últimos meses el nivel de actividad industrial local comenzó a presentar signos de debilitamiento. Luego de alcanzar tasas de crecimiento superiores al 8 por ciento en los primeros meses del año, el Estimador Mensual Industrial de octubre registró un incremento de 4,1 por ciento respecto del mismo mes del año anterior. La desaceleración coincide con el arribo de los primeros síntomas de contagio de la crisis internacional a través del canal comercial. Las malas noticias llegaron primero desde Brasil, donde la conjunción de una desaceleración económica cada vez más importante, una activa política comercial y la aparente modificación de las prioridades de la política económica despertaron la alarma de los representantes del sector manufacturero argentino. Si en los primeros nueve meses del año el PBI brasileño acumuló una variación de 3,2 por ciento y la industria, tan sólo un 1,2 por ciento, los datos del tercer trimestre indican un incremento de 2,1 por ciento y una caída del 0,6 por ciento respectivamente.
Brasil es nuestro principal socio comercial, destino de más del 20 por ciento de nuestras exportaciones y más del 40 por ciento de nuestras ventas de productos de origen industrial. El sector automotriz local, que concentra el mayor volumen de ventas en el intercambio bilateral y para el cual Brasil absorbe alrededor del 80 por ciento de sus ventas, fue el primero en sentir la caída de la demanda. Desde septiembre el menor ritmo de las exportaciones hacia el país vecino impulsó la desaceleración del crecimiento de la producción automotriz, que pese a mantenerse a buen ritmo, se redujo respecto del 19 por ciento que acumulaba en el año. Dado el importante liderazgo asumido por el sector automotriz argentino en el actual proceso de crecimiento industrial, cabe esperar que la caída en las exportaciones tenga efectos sobre el ritmo de expansión agregado de la industria. Además, a los inconvenientes del sector automotriz se agregaron la desaceleración o menores ventas en productos químicos, materias plásticas y sus manufacturas, textiles y confecciones, papel y cartón, calzados y sus partes.
El empeoramiento de las condiciones económicas en Brasil se suma a un prácticamente nulo crecimiento de su industria desde hace más de un año. El estancamiento industrial se corresponde con el mal desempeño de un grupo de actividades “sensibles” e intensivas en el uso de mano de obra como es el caso del sector textil, indumentaria y calzado. Estas actividades son las que han padecido en forma más cruda la apreciación del real y la competencia china que, por otra parte, redujo también nuestra participación relativa en el mercado brasileño.
En respuesta a dicha situación, Brasil lanzó recientemente un programa de estímulo a la actividad industrial (“Brasil Maior”) que cuenta con instrumentos para fomentar la inversión y la innovación, apuntalar el comercio exterior y defender el mercado interno. En este contexto, debe leerse la mayor conflictividad comercial bilateral que caracterizó algunas negociaciones del sector automotriz, golosinas y otros alimentos.
El importante peso del mercado brasileño en las exportaciones argentinas y, en especial, en las ventas de origen industrial amenaza con hacer sentir los efectos de la menor actividad en Brasil sobre los resultados generales de la industria argentina y particularmente el sector automotriz. El trascendido respecto de la suspensión de actividades en algunas terminales automotrices y empresas del rubro textil filiales de firmas brasileñas se encuadra precisamente en este escenario de incertidumbre respecto de la evolución del mercado vecino.
En un contexto de crisis internacional, la desaceleración económica de Brasil plantea un escenario diferente para la economía argentina respecto de aquél del año 2009, donde las fuertes medidas de estímulo a la demanda tomadas por el gobierno brasileño tuvieron derrames positivos en la economía argentina. Los efectos de la reacción de política brasileña sobre nuestra economía dependerán fundamentalmente de su efectividad para impulsar el crecimiento de la actividad en el país vecino. El mayor activismo en materia de política comercial incorpora sin embargo una cierta incertidumbre respecto de la posibilidad de que las firmas argentinas se beneficien en esta ocasión de una todavía eventual recuperación. La relación bilateral deberá pues aprender a convivir con mayores niveles de conflictividad en las negociaciones, sin perder de vista que profundizar el grado de integración entre los dos países puede ser también una buena herramienta para minimizar los efectos de la crisis y defenderse de terceros.
* UNQ-Observatorio AEDA de la economía brasileña.
** Economista-Observatorio AEDA de la economía brasileña.
Por Fernando Grasso y M. Alejandro Peirano *
La integración económica de la Argentina con los países de la región, en particular con Brasil, no sólo es un factor importante para el desarrollo en sí mismo, sino también reflejo de una lectura correcta del escenario internacional y su dinámica futura. Es por ello que la relación bilateral debe entenderse en un marco más amplio.
Desde el inicio de la crisis, se han puesto de manifiesto diversas deficiencias en el orden mundial que dan cuenta del mal funcionamiento de la economía. Si bien los frentes fiscales y de balance de pagos emergen con mayor visibilidad, son derivaciones de la acumulación de desequilibrios motivados por una división internacional del trabajo poco sustentable, tanto en lo económico como en lo social. En este contexto, la actual dinámica del mundo se encuentra atravesada por profundas tensiones. Los países desarrollados buscan revertir sus desequilibrios con el resto (principalmente con Oriente), China se “rehúsa” a desandar su estrategia de desarrollo “hacia fuera”, pero enfrenta en el plano interno crecientes conflictos distributivos y los países emergentes y en desarrollo como la Argentina continúan atravesando un buen ciclo económico, pero también más complejo.
No obstante, con matices y diversos grados de avance (y de aciertos de política económica), la mayoría de las regiones pareciera haber comprendido la importancia de resguardar sus mercados internos y sus producciones en los mercados externos. Quizás la Eurozona sea la excepción, pero en el orden interno los socios mayores parecieran tener clara la importancia de sostener el mercado ampliado y los fuertes superávit que les reporta el comercio intrarregional. Bajo esta perspectiva, los flujos mundiales de comercio y de capital (productivo, financiero y especulativo) operan como canales de transmisión de las estrategias desplegadas por los países y sus esfuerzos en este sentido.
En el caso de Argentina y Brasil, el principal dilema que esto plantea es sostener de manera simultánea altas tasas de crecimiento, niveles de competitividad adecuados para profundizar los procesos de industrialización y mejoras permanentes en la distribución del ingreso. Todo ello en el marco de altos precios de las commodities que estos países exportan, lo cual genera presión sobre el tipo de cambio y otras variables esenciales. Es decir, en el marco del denominado “riesgo de enfermedad holandesa”.
A la luz de diversas evidencias sobre dinámica de industrialización y participación de las exportaciones industriales en las exportaciones, en los últimos años la Argentina ha mostrado una trayectoria más positiva que Brasil. Si bien los puntos de partida y los procesos previos han sido diferentes, esto no es un hecho menor al analizar la actual dinámica bilateral. Es evidente que la mayoría de las acciones que ha emprendido Brasil recientemente están orientadas a soslayar los efectos de la apreciación cambiaria que se generó por el fuerte ingreso de capitales. Este proceso en la actualidad se ha complejizado por algunos indicios de desaceleración y por la enorme penetración de productos y capitales de origen chino, lo cual presiona sobre el desempeño de sus empresas locales en materia de agregación de valor.
Ahora bien, claramente estos hechos son de relevancia para la dinámica productiva de la Argentina, pero también es importante destacar algunos factores. En primer lugar, los márgenes con que cuenta Brasil para administrar su política de tipo de cambio son bastante dependientes del movimiento de los flujos de capital y la reciente devaluación del real aún coloca la moneda argentina en una paridad similar a la de los años previos. Por otro lado, ha habido avances importantes en los ámbitos de negociación regional que permiten llevar adelante decisiones de mayor madurez y coordinación económica. Existe la búsqueda de una integración que constituya un juego de suma positiva para todas las partes y la regionalización de nuestras economías (junto al resto de los países de Sudamérica), precisamente el mundo que tiende a dicha conformación. Los espacios a capitalizar en este sentido son considerables.
Por el contrario, no se evidencian espacios sustanciales para que, bajo la estrategia política y económica de la Argentina en estos años, el actual proceso en Brasil derive, por ejemplo, en una profundización del déficit comercial. El desafío será intensificar la práctica de estos ámbitos constituidos, para evitar los impactos negativos. Existen herramientas para ello y, naturalmente, también márgenes de política macroeconómica y sectorial. Por último, no debe pasarse por alto la heterogeneidad sectorial y empresaria, lo cual sugiere que podría no ser uniforme el impacto de las eventuales trayectorias que asuma la dinámica de Brasil. Por lo tanto, será central trabajar en forma coordinada en todos estos planos, tema por tema, sector por sector, tanto en los que respecta al mercado interno argentino-brasileño como en lo referido al acceso y competencia en terceros mercados.
* Economistas de la Sociedad Internacional para el Desarrollo. Capítulo Buenos Aires.
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