El Banco Central batió su segundo record consecutivo en compra de dólares al adquirir ayer 413 millones. El día anterior había alcanzado un máximo de 278 millones. El ingreso de divisas por parte de aseguradoras y exportadores de granos, a lo que se suma una demanda privada escasa, permitió a la autoridad monetaria intensificar su política de acumulación de divisas. El stock de reservas se ubicó en 46.087 millones de dólares. El monto negociado en la plaza cambiaria también exhibió un crecimiento notable –se negociaron unos 700 millones– lo que, según explicaron fuentes oficiales, muestra que la operatoria con los importadores “está casi normalizada”. Al público, el dólar se mantuvo en 4,31 pesos.

La corrida que se exhibió en noviembre, en respuesta a la puesta en marcha de mayores controles para la compra de moneda extranjera, quedó más que compensada con las compras del Central en lo que va de diciembre. La pérdida de reservas el mes pasado fue calculada en 1500 millones de dólares, mientras que en las últimas tres semanas el organismo incorporó entre 1900 y 2000 millones. El incremento en el ritmo de absorción del organismo permitió incluso neutralizar parte de las reservas utilizadas en el pago del vencimiento del cupón de PIB, por unos 1900 millones de dólares. Las recomposición de estos días permitirá afrontar con más comodidad un vencimiento de 400 millones en préstamos garantizados antes de fin de año, pago que estaba contemplado dentro del Fondo de Desendeudamiento.

Los controles permitieron reducir el nivel de compras especulativas. Las compras para atesoramiento también registraron una baja considerable “frente a la comprensión de que la expectativa devaluatoria era infundada”, según la visión del Central. Los gurúes del establishment financiero anticipaban una fuerte devaluación del peso para después de las elecciones presidenciales. En los últimos dos meses la divisa estadounidense se encareció sólo cuatro centavos.

La estabilidad en la cotización de la divisa tuvo como correlato un bajo volumen negociado. En un primer momento ese monto se redujo notablemente, a la mitad del promedio habitual. Entre otros motivos, por los pedidos oficiales a distintas empresas para que disminuyan sus compras de divisas y posterguen el pago de importaciones. Esta semana, junto a los record de compra de divisas por parte del Central, se registró un aumento importante en los negocios. “Esto es una clara señal de que se normalizaron las operaciones de importación”, explicaron desde el Central. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y la ministra de Industria, Débora Giorgi, habían solicitado a empresas de varios sectores que congelen sus operaciones por quince días, hasta que se estabilizara el mercado. Esto se solicitó a mediados de noviembre.

Por el lado de la oferta, comenzó a notarse el aumento en la liquidación de los exportadores de granos. En la jornada se adelantó el ingreso de dólares, dado que el lunes próximo no habrá operaciones en la Bolsa de Comercio de granos de Rosario. “Además, se exhibe una entrada regular de parte de las aseguradoras”, agregaron en el BCRA. Junto a los mayores controles por parte de la AFIP, el Central dispuso un plazo de 50 días para que las aseguradoras repatrien sus inversiones y disponibilidades en moneda extranjera que mantenían en el exterior. En esta época del año, apuntó un colaborador de Mercedes Marcó del Pont, suele haber también una mayor oferta privada de dólares, debido a que muchas empresas deben afrontar compromisos de fin de año, como el pago de aguinaldos y premios a sus empleados y directivos.

En la rueda de ayer hubo momentos en que la demanda privada estuvo prácticamente ausente y las órdenes de venta debieron ser asistidas por el Central. Este equilibrio fijado por el poder de fuego de la autoridad monetaria se reflejó además en el tipo de cambio mayorista, donde la divisa osciló apenas dos centavos, para quedar nuevamente anclado en torno de los 4,29 pesos. En el minorista, el precio es dos centavos mayor, de 4,31 pesos, lo que muestra una menor propensión de los bancos por ajustar sus pizarras en busca de una ventaja.