Lun 14.04.2003

ECONOMíA  › EL COSTO FISCAL DE SALIR DEL CORRALON

La cuenta da 63 mil millones

La salida del corralón va a ser pagada por el contribuyente y no va a ser nada barata. Es un nuevo condicionamiento para el próximo gobierno de 9 mil millones que vencen cada año.

La salida del corralito y el corralón, es decir la “solución” del gobierno de Eduardo Duhalde a la crisis financiera provocada por la implosión de la convertibilidad, le costará a los contribuyentes argentinos cerca de 63 mil millones de pesos, según un informe del Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina (Cespa) que depende de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. El enorme costo de solucionar las demandas sectoriales de bancos y ahorristas transfiriéndole los costos al conjunto de la sociedad se traducirá en un mayor condicionamiento para la política macroeconómica del futuro gobierno que, solamente por este concepto, deberá afrontar ingentes vencimientos anuales de deuda de hasta 9 mil millones de pesos.
De acuerdo con la investigación realizada por los economistas Hernán Finkelstein y Jorge Schvartzer, el monto surge de las diferentes versiones de Boden que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, emitió y emitirá para cubrir los agujeros que dejaron la pesificación asimétrica, los Canjes I y II, y la definitiva apertura del “corralón” de esta semana.
Según destaca el Cespa, el costo primario de la pesificación asimétrica fue de 5484 millones de pesos, documentados en Boden 2007, y de 7533 millones de dólares, que se consolidaron en Boden 2012.
Posteriormente, por el Canje I se entregaron Boden 2005 por 885 millones de dólares; Boden 2007 por 486 millones de pesos; y Boden 2012 por 4394 millones de dólares. Después, por el Canje II, se emitieron otros 765 millones de dólares en Boden 2013 y surgieron además 5717 millones de pesos que corresponden a la diferencia entre amparos pagados por 12.475 millones de pesos y capitales desafectados por 6758 millones.
Finalmente, la apertura del corralón de esta semana costará, en principio, otros 3533 millones de dólares en Boden 2013.
En conjunto, el total de ítem reseñados suma una deuda de 11.687 millones de pesos y 17.112 millones de dólares, lo cual, a un tipo de cambio de 2,98, arroja un costo total de 62.680 millones de pesos.
El punto más llamativo del informe es que si se vuelve a dólares el costo en pesos de la salida de la crisis (al tipo de cambio citado), se tiene que, solamente por este concepto, el stock de deuda durante la administración de Eduardo Duhalde se incrementado en 21 mil millones de dólares.
Las complicaciones de resolver las demandas de bancos y ahorristas emitiendo bonos comenzarán a ser palpables en el futuro inmediato. Las diferentes emisiones de bonos devengarán pagos este año y el siguiente por 2 mil millones de pesos anuales. Pero como además los bonos pueden usarse para cancelar deudas fiscales, el costo para el Tesoro se potenciará.
En el 2005 los vencimientos sumarán 9 mil millones de pesos y luego, desde el 2006 hasta el final del plazo, se tendrán que pagar 7 mil millones de pesos anuales.
En términos macroeconómicos, las consecuencias de la “solución” encontrada son tres:
- La distribución regresiva del ingreso. Según el informe, los pagos que deberá hacer el Estado serán recibidos por “los bancos, los ahorristas e indirectamente los deudores del sistema que, normalmente, forman parte de los sectores favorecidos de la sociedad. En cambio, serán pagados con impuestos que, en las condiciones actuales de la economía argentina, se cargan en gran parte sobre los sectores menos favorecidos”.
- La necesidad de generar un superávit fiscal incompatible con el crecimiento, lo que supondrá un fortísimo condicionamiento para futuras administraciones.
- Alimentar aun más una deuda “cuya magnitud ya plantea dificultades de pago y en la que se está negociando una quita que, por definición, no debería extenderse” a la deuda nueva. Así, el nuevo endeudamiento en dólares genera un antecedente decisivo para la protesta de los acreedores externos durante la renegociación prevista para este año. El informeestima que “un gobierno que reconoce nuevas deudas en dólares queda mellado en su capacidad de rechazar las deudas previas y de pedir quitas”.
En otras palabras, el Cespa concluye que lo que es visto por algunos como el fin del corralito y el corralón es “solamente el fin de la primera etapa de una larga y costosa transición sin un horizonte definido”.

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