ECONOMíA › DOCUMENTO DEL PLAN FéNIX SOBRE LA EXPROPIACIóN DE YPF
El prestigioso grupo de economistas destacó la importancia estratégica de haber recuperado el control estatal de la petrolera, cuestionó en duros términos la privatización, el papel de Repsol y del grupo Eskenazi y advirtió sobre los desafíos.
“La expropiación del paquete accionario mayoritario de YPF, en manos de la multinacional Repsol, es una de las medidas de mayor alcance adoptadas por el Estado en los últimos años.” Así caracteriza el Plan Fénix la recuperación de la petrolera. En un documento dado a conocer ayer, el grupo de prestigiosos economistas critica la privatización de YPF y las políticas aplicadas en el sector y afirma que la expropiación supone desafíos que obligan a encarar una estrategia energética integral.
El Plan Fénix se fundó en diciembre de 2001, en medio de la peor crisis de las últimas décadas. Sus integrantes planteaban desde el ostracismo que suponía en aquel momento desafiar al neoliberalismo la necesidad de romper la convertibilidad y la dependencia de los organismos financieros internacionales, potenciar la política de ingresos y realizar una reforma tributaria progresiva. “La tarea es particularmente crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por el estancamiento, la concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza y la exclusión y la pérdida de la capacidad de decidir nuestro propio destino”, manifestó el Plan Fénix en uno de sus documentos fundacionales. Actualmente, el grupo funciona como cátedra abierta en la Facultad de Ciencias Económicas. A continuación, los principales puntos del nuevo documento sobre YPF.
El trabajo resalta el carácter estratégico de los hidrocarburos, a diferencia de la lógica que primó en la desregulación del sector en los ‘90. “A partir de 1922, el desarrollo de reservas estuvo a cargo de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales. El Estado fue el único agente realmente interesado en la prospección de nuevas reservas”, recuerda el Fénix. “La privatización de YPF constituyó uno de los avances más profundos dentro del proceso de reformas estructurales neoliberales. Ningún país fue hasta donde llegó la Argentina”, critica el documento elaborado por Abraham Gak, Alberto Müller, Jorge Gaggero, Oscar Oszlak, Alejandro Rofman y Julio Neffa, entre otros.
La gestión que había realizado la YPF estatal permitió que una vez privatizada la empresa en los ’90, la producción petrolera aumentara hasta “representar cerca de un tercio de la de Venezuela y superar a la de Ecuador”, grafica el Fénix. Luego advierte que “la producción de petróleo comenzó a declinar ya en 1999 y la de gas hizo lo propio a partir de 2007, al tiempo que el precio internacional del crudo se multiplicó por seis a partir de 2004. Hasta 2010, sin embargo, la Argentina mantuvo un superávit energético, decreciente en cantidades, pero de gran magnitud en divisas”.
En 1999 se produce la adquisición, facilitada por el Estado, de una parte mayoritaria de YPF por parte de Repsol. De los 13 mil millones de dólares que la firma invirtió en la operación, sólo cuatro mil millones ingresaron en la Argentina, el resto se pagó a accionistas de la YPF privatizada anteriormente, a través de las Bolsas del mundo, resalta el Fénix. “El interés por el petróleo argentino no era duradero. Para competir a nivel internacional Repsol necesitaba producción en países ‘petroleros’ donde la productividad y la ‘renta petrolera’ son mucho más altas que en la Argentina. Así inició un gradual retiro del país”, indica.
La familia Eskenazi “ingresó en 2008 en la empresa con anuencia oficial y no aportó capital efectivo ni experiencia pertinente. La casi totalidad de su participación se produjo a través de un financiamiento que requería la distribución de utilidades para el repago. Se trató de una mecánica conveniente para ambos socios y enormemente gravosa para el país: Repsol remitía al exterior sus utilidades y el nuevo socio local pagaba las cuotas de su deuda”, explica el Fénix. El documento también indica que la renovación de concesiones en 2007 y los planes Petróleo Plus y Gas Plus no fueron eficaces para contrarrestar la caída en la producción.
El déficit de hidrocarburos ascendió en 2011 a 3124 millones de dólares, frente a un superávit de 1979 millones de dólares en 2010, merma amplificada por la suba de los precios internacionales. YPF redujo su participación en el mercado local del 29 al 23 por ciento en gas y de 37 al 34 por ciento en petróleo entre 2007 y 2011.
“Esta decisión estatal es el primer paso para corregir el grosero error estratégico realizado a costa del patrimonio público acumulado por varias generaciones de argentinos. Se deben celebrar las oportunidades que se abren con la recuperación del control estatal de YPF”, dice el Fénix. Sin embargo, advierte que la adjudicación de la competencia sobre los recursos naturales a las provincias y la asignación de áreas de exploración y explotación a un conjunto de empresas privadas, “conforman un marco más complejo del que enfrentó YPF en su historia previa, cuando detentaba el cuasi-monopolio de la explotación de hidrocarburos. Estas nuevas circunstancias demandan la definición de un nuevo modelo de gestión”. Destaca como desafíos “la promoción de la eficiencia en el uso de la energía, la diversificación hacia fuentes renovables y no convencionales, la prospección ambientalmente sustentable, la apropiación y reinversión de la renta hidrocarburífera y su aporte al desarrollo tecnológico”.
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