“¿Cómo puede ser que no hayan podido prever, con tanta inteligencia y tanta información, lo que iban a hacer en 2001, cuando los bancos cerraron las puertas y no le devolvían la plata a la gente por indicación del Gobierno? ¿A quién le contaron? ¿Algún argentino escuchó por radio, por televisión, escucharon o leyeron en algún diario, local o nacional, que el Gobierno iba a tomar esa medida? Contéstenme, ¿escuchó alguien?” La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo esta reflexión durante su discurso del 9 de Julio, en Tucumán. La mandataria repitió el mismo concepto ayer, durante el acto en la Bolsa de Comercio. Detrás de la historia del Boden 2012 hay un derrotero de funcionarios y economistas artífices de la crisis de 2001 y 2002 –megacanje, ajuste fiscal, corralito y corralón–, muchos de los cuales hoy revisten de consultores sin mea culpa por aquellos años. Daniel Marx, Jorge Avila, Carlos Melconian, Orlando Ferreres, Miguel Angel Broda y Federico Sturzenegger son algunos de los protagonistas.

En 2001, el que parecía manejar las riendas del país era el ministro de Economía, Domingo Cavallo. Los economistas y consultores confiaban en el padre de la convertibilidad y veían en cada una de sus (angustiantes) medidas una posible salida a la crisis. “La Argentina está en una situación complicada, pero sólida, desde el punto de vista financiero. La semana que viene llegará una misión del FMI para verificar el cumplimiento de las metas del segundo trimestre”, decía Daniel Marx, entonces secretario de Finanzas de la Alianza, en junio de ese año, al diario BAE. Marx fue uno de los impulsores del Megacanje, por el que fue acusado judicialmente. En esa misma fecha, el economista y empresario Javier González Fraga, ex candidato a vicepresidente por la UCR, sostenía: “Creo que hay elementos para ser más optimistas que en los últimos cuatro o cinco años porque hay un mejor diagnóstico de los problemas de la economía argentina”.

Los medios de comunicación hegemónicos tienen la “habilidad” de potenciar la desmemoria. Convocan a “expertos”, sólo porque expresan sus intereses actuales, sin importar yerros anteriores. “Cavallo es un ministro que no desprecia el ajuste fiscal, tampoco subestima las necesidades de financiamiento del Estado extrablindaje. Si el presidente (Fernando de la Rúa) se alinea con el ministro Cavallo (manteniendo a rajatabla la reducción del gasto, el déficit cero), todavía la reversión de la situación es posible”, sostenía Miguel Angel Broda, en una columna de opinión publicada en el diario La Nación, bajo el título “Déficit cero, la última oportunidad”.

Broda supo ganar la fama de “gurú” de la mano de Bernardo Neustadt, cuando se hizo habitué de su programa, Tiempo Nuevo. La revista Noticias lo explicó así: “Aprendió como nadie a decir lo que los mercados quieren oír” (26 de agosto de 2000). Broda fue el mismo que en 2002 vaticinó una escalada del dólar: “El mejor escenario esperable es que a fin de año el dólar cueste 5 pesos y la inflación supere el 175 por ciento. El peor escenario es un dólar a 20 pesos y una hiperinflación de 1100 por ciento”. Esto también lo dijo en el diario de la familia Mitre, del cual sigue siendo columnista.

Federico Sturzenegger fue secretario de Política Económica de la Alianza. En junio de 2001 afirmaba: “Si conseguimos una aprobación del Congreso de la ley de déficit cero, creo que se va a normalizar la situación financiera. Y en ese contexto hay posibilidades de que en el segundo semestre empiece el crecimiento... No estamos pensando que Argentina debiera o que sería conveniente salir de la convertibilidad. La vamos a defender a rajatabla”.

Este es el mismo experto que un año antes, en octubre de 2000, reclamó la privatización del Banco Nación y se manifestó en contra de un direccionamiento del crédito a las pymes. Fue en una columna de opinión publicada en La Nación. Sturzenegger ocupa actualmente la titularidad del Banco Ciudad, bajo la gestión de Mauricio Macri.

“Se está armando un escenario propicio para una fuerte reactivación. Enero ha sido el piso de la caída. A partir de febrero debería verse una importante recuperación”, escribió Jorge Avila, de la Universidad del CEMA, en Ambito Financiero (enero de 2001). Un año después intentó corregirse: “No habrá moneda ni banca por dos generaciones, esto termina en una hiperinflación”. Esta fue una de las frases citadas por Fernández de Kirchner ayer para graficar los desvaríos de los economistas y consultores.

La frase de la Presidenta –“¿Algún argentino escuchó que iban a tomar esa medida?”, por el corralito– tiene algo de simbólico. Apunta a quiénes fueron los ganadores y los perdedores de aquella crisis. Antes del estallido, el consultor Orlando Ferreres manifestó: “Creo que la única solución a esta altura del partido es la dolarización de la economía, porque implicaría erradicar algunos problemas de plano que hoy no dejan de oprimirnos. El riesgo cambiario desaparecería, y con ello la incertidumbre de los ahorristas y de los mercados”.

En diciembre del año pasado, el diario Ambito Financiero entrevistó a una serie de economistas para saber cómo habían vivido aquellas horas. Ferreres respondió: “Se venía vislumbrando lo que iba a suceder por el precio máximo que alcanzó la tasa de interés. En ese momento decidí retirar todo el dinero. Vimos gente que lloraba, que no entendía por qué no podía sacar su plata”.