ECONOMíA
› SEGUN DATOS OFICIALES, SALARIOS Y EMPLEO NO MEJORAN CON LA REACTIVACION
Recuperación sin derrame para empleados
Los salarios formales permanecen casi estancados. El empleo se recupera en forma lenta, con una creciente precarización. Los datos, de fuentes oficiales, vuelven a sembrar dudas sobre la baja de la pobreza y la indigencia que anuncia Economía.
› Por Raúl Dellatorre
La leve recuperación de los salarios medios de la economía formal en el último trimestre de 2002 se habría revertido a partir de enero, de acuerdo con el último informe del Instituto Nacional de los Recursos de la Seguridad Social. Dicho comportamiento se verifica tanto en el caso de los salarios del sector privado como para los empleados públicos, incluyendo en el cálculo para los primeros los haberes no remunerativos asignados por decreto. Por otra parte, un análisis realizado por el Centro de Estudios Financieros del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, sobre datos del Ministerio de Trabajo, demuestra que la modalidad de crecimiento de la economía en la actual etapa de reactivación no estará generando mayor empleo. Ambos indicadores vuelven a generar dudas sobre la estimación realizada por el Ministerio de Economía, en cuanto a que en mayo habría descendido fuertemente la indigencia y la pobreza por efecto de un aumento en el ingreso de los trabajadores de clase baja.
De acuerdo con el Instituto de Seguridad Social, en base a datos de las declaraciones juradas de los empleadores, entre octubre de 2002 y marzo de 2003 el salario medio en el sector privado subió en aproximadamente un dos por ciento. En los sectores urbanos de más bajos ingresos promedio –Servicios comunales y personales, y Comercios y restaurantes–, la media salarial aumentó apenas por encima, algo más del cuatro por ciento. En cambio, en otro sector significativo para la estimación salarial de los sectores más bajos de la escala, Construcción, las remuneraciones promedio entre los mencionados períodos se redujeron en más de un seis por ciento. Por su parte, en el sector público, el salario medio aumentó entre octubre del año pasado y marzo del actual un seis por ciento.
La evolución salarial en el semestre muestra dos períodos marcadamente diferenciados: un crecimiento hasta enero y una posterior, aunque leve, caída a partir de ese mes, conforme a la estimación mensual realizada por Seguridad Social. Los registros hasta marzo, sin embargo, todavía no reflejan el último incremento en los haberes “no remunerativos” por decreto (de 150 a 200 pesos) para el sector privado. De todos modos, lo que queda en evidencia es que no se produjo una explosión salarial por motivos de mayor productividad o por más horas trabajadas en el sector privado, al menos hasta marzo, como sugería el último informe de Economía, con estimaciones sobre pobreza e indigencia para el mes de mayo.
Según la estimación del Palacio de Hacienda, casi 1,1 millón de personas dejaron de ser indigentes y 660 mil abandonaron el universo de la pobreza entre septiembre de 2002 y mayo de 2003, por efecto de la mejora de sus ingresos, ya que la canasta básica de alimentos entre dichos períodos se mantuvo estable o, en el mejor de los casos, tuvo una muy leve disminución. Economía se anticipó a las estimaciones que periódicamente realiza el Indec, en base a la Encuesta Permanente de Hogares, dando a conocer sus propios cálculos, “invadiendo” un área propia del organismo encargado de las estadísticas. Lo que no suministró el área a cargo de Roberto Lavagna es la información de base sobre la cual estimó una mejora en los ingresos de los pobres e indigentes.
Pero si no es por el lado de los salarios, la mejora tendría que provenir de un aumento sustancial en el empleo. Mensualmente, el Ministerio de Trabajo realiza una medición del empleo en base a encuestas en los principales centros urbanos del país. De acuerdo a lo que se verifica hasta enero de este año, a partir de octubre se produce una lenta recuperación del empleo que no consigue, todavía, compensar siquiera la pérdida de puestos de trabajo en los primeros nueve meses del año. Así, tanto en el área del Gran Buenos Aires como en Córdoba (capital y alrededores), todavía en enero último el nivel de empleo era más de un cuatro por ciento inferior al del mismo mes del año anterior. En el Gran Rosario la caída entre ambos períodos alcanzaba al 3,2 por ciento, mientras que sólo en el Gran Mendoza se equilibraba con los registros de un año atrás.
De acuerdo con el análisis realizado por el Cefim, centro de estudios del Instituto Movilizador, la lenta recuperación del empleo se corresponde con las características que adopta la recuperación económica del último año. El actual crecimiento en el nivel de actividad, señala un estudio de dicha entidad, está asociado con el ingreso de trabajadores al mercado laboral (creación de puestos de trabajo), pero también con la salida (expulsión o destrucción de puestos de trabajo). Ello, en el contexto de “una asombrosa precariedad laboral, aprovechada al máximo por los empresarios”. Traducido en términos sencillos, “se ha despedido en los últimos meses casi tanto personal como en los momentos de mayor crisis, con la diferencia de que en la actualidad se los reemplaza por otros trabajadores”.
¿Por qué echar a trabajadores que ya conocen su puesto para reemplazarlos por otros nuevos? Analizando la composición de altas y bajas, el Cefim concluye que tanto unas como otras se dan fundamentalmente en puestos fijos (contratos por tiempo indeterminado), “lo que indica que se estaría reemplazando a personal con antigüedad y determinados beneficios laborales por nuevo personal que no participa de dichos beneficios, y posiblemente con una remuneración mucho más baja”. Si como dice Economía hay un “efecto ingreso” que disminuye la pobreza, no es en el mercado laboral donde se encuentren las evidencias.