La actividad industrial de Brasil se contrajo 2,5 por ciento en febrero contra el mes previo, lo que representa el mayor retroceso del sector fabril desde 2008, informó ayer el gobierno de Dilma Rousseff. La caída fue peor de lo esperado por analistas del mercado y por el propio gobierno brasileño, luego de que adoptara una batería de medidas para estimular a los empresarios a invertir. La industria fabril exhibió además una baja interanual de 3,2 por ciento, mientras que en los últimos doce meses acumula una retracción de 1,9 por ciento, según estudios del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).

El deterioro en el sector manufacturero brasileño se conoce luego de que reconociera también una desmejora en su balanza comercial con la Argentina. El intercambio entre ambos países en el primer trimestre del año significó un superávit de 82 millones de dólares para la Argentina, frente a los 968 millones que había obtenido como saldo positivo el país vecino el año pasado. El vuelco en la cuentas públicas en el intercambio comercial se explica por la apreciación del real. En ese sentido, el ministro de Hacienda, Guido Mantega (foto), tomó el compromiso de garantizar que el PIB crezca entre el 3,5 y el 4 por ciento este año.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, la producción del parque industrial brasileño en el primer bimestre de 2013 arroja una mejora de apenas 1,1 por ciento. No obstante, el rojo de febrero contra enero fue el más pronunciado desde diciembre de 2008, en plena crisis económica mundial, cuando registró un desplome de 12,2 por ciento. En la tendencia a la baja se destaca el rubro automotor, que tuvo una caída de 9,1 por ciento en febrero, tras una suba de 6,2 por ciento en enero.

Los números fueron negativos en 15 de los 27 sectores analizados, y entre ellos se destacaron el refinamiento de petróleo, con una caída de 5,2 por ciento, medicamentos (-10,8), alcohol (-5,8), celulosa (-2,0) y bebidas (-5,2).