ECONOMíA › OPINIóN
› Por Jorge Sapag *
La argentinización del 51 por ciento de YPF SA significó para el país dejar de considerar a los hidrocarburos como mercancías e implicó redefinirlos como recursos estratégicos, en total sintonía con los precursores en la actividad, como es el caso del general Enrique Mosconi y para nosotros los neuquinos del Ing. Enrique Cánepa, descubridor del pozo Nº 1 en Plaza Huincul en 1918. El fundamento de la decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue devolver al Estado argentino y a las provincias el manejo de uno de sus principales recursos, lo cual constituyó la herramienta ideal para frenar la grave declinación de la producción y de las reservas que amenaza el abastecimiento energético. Además, la recuperación de la producción supondrá comenzar a sustituir la importación de combustibles y garantizar el equilibro de la balanza de pagos de la República. Como parte de un círculo virtuoso, además de generar más trabajo en el país, el aumento de la producción en hidrocarburos impactará de manera favorable en las economías provinciales.
Neuquén logró así también una histórica participación accionaria del 10,20 por ciento en el capital de la empresa y las demás provincias otro 14,80 por ciento del total accionario.
En estos doce meses se ha recuperado la actividad y, fundamentalmente, se han cambiado las expectativas. Y lo estamos haciendo con esfuerzos sostenidos en los yacimientos convencionales y no convencionales, que tienen en la actualidad un considerable desarrollo.
Este hecho es histórico y fundacional de una nueva era en una actividad tan sensible para los intereses de todos los neuquinos. Recordemos que las regalías y los impuestos provinciales que se derivan de esta actividad nutren más del 60 por ciento del presupuesto provincial que atiende los servicios esenciales del Estado: educación, seguridad, salud, desarrollo social, deportes, cultura, viviendas, obras públicas, más trabajo, lo que significa más dignidad para los habitantes de esta tierra. Esto se traducirá en proyectos de desarrollo en el sector primario –agropecuario, acuicultura, forestación–, en industria y en turismo, que servirán para continuar con la diversificación de la actividad productiva neuquina, una meta en la que desde hace años estamos empeñados. Es que la riqueza del subsuelo debe extraerse racional y sustentablemente para convertirse, sobre el territorio, en derechos sociales satisfechos: mejor calidad de vida e igualdad de oportunidades para todos, a quienes pertenecen a esta generación y a las venideras.
Además, en este primer año desde la reestatización de YPF, la producción de petróleo no convencional de Neuquén ya alcanza 800 metros cúbicos por día y representa el 5 por ciento del total provincial, mientras que la producción de gas no convencional es de 5,5 millones de metros cúbicos por día y representa el 11 por ciento. Con esto comenzamos a reemplazar la caída de la producción por envejecimiento de los yacimientos convencionales. El desarrollo de estos nuevos yacimientos resulta estratégico, al punto que, por ejemplo, en los Estados Unidos durante la primera presidencia de Barack Obama significó la creación de un millón de puestos de trabajo y reemplazar importaciones.
A la fecha, en nuestra provincia se han perforado 140 pozos en arenas compactas (tight) y 101 en arcillas (shale). En las 54 uniones transitorias de empresas de primer nivel desarrolladas en las áreas de la empresa estatal Gas y Petróleo de Neuquén, con la que se asociaron, tienen planes de inversión superiores a los 750 millones de dólares de los cuales más del 50 por ciento ya fue ejecutado.
Para asegurar la sustentabilidad de esta actividad, reformulamos la legislación y los métodos de control de daño ambiental, de protección de los acuíferos y de los cursos de agua. La incorporación de tecnología con normas ambientales que hemos dictado para el control de la actividad y el cuidado de nuestras aguas, de nuestros suelos y de nuestro ambiente ha permitido llevar adelante un agresivo programa de exploración en los yacimientos no convencionales. En Neuquén está la cuenca hídrica más importante del país y el 95 por ciento de esa agua va directamente al mar sin ser aprovechada. Pensamos que en los próximos años, la producción de gas y petróleo en yacimientos no convencionales demandarán entre un uno y un dos por ciento de ese volumen. Mientras, el 5 o 6 por ciento que actualmente requerimos, seguirá utilizándose para consumo humano y en las tareas frutícolas y agrícolas.
En el 2013 ingresarán a la provincia otros 17 equipos de perforación. Las inversiones en el sector de exploración y producción, que en el 2008 representaron 1400 millones de dólares, fueron de 2300 millones de dólares el año pasado y cuando finalice 2013 serán alrededor de 4000 millones de dólares. Los pozos exploratorios en el 2009 fueron 19 y en el 2012 fueron 51, y G&P tiene participación en 24 de estos últimos. En 2009 los pozos de desarrollo, o sea de producción, fueron 264. La proyección para este año es de 450.
Todos sabemos que para cosechar es imprescindible sembrar. No se puede pretender cambiar la historia de la noche a la mañana después de más de veinte años de declinación en yacimientos maduros. La alquimia no existe y, aunque es comprensible que haya ansiosos, la construcción es gradual y, en nuestro caso, imparable. A diferencia de los pesimistas, y a la luz de las acciones emprendidas, nosotros no vemos un medio vaso vacío sino que vemos un medio vaso que se puede llenar –y se está llenando– con inversión, trabajo y dignidad social. Más todavía: el horizonte de recursos nos permite anticipar que estamos ante una segunda oportunidad histórica, la de refundar la provincia, garantizar el autoabastecimiento y consolidar los principios de equidad y justicia social.
* Gobernador de la provincia de Neuquén.
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