Lun 25.02.2002

ECONOMíA  › EL TAN ANSIADO PAQUETE DEL FMI ES PARA PAGAR LA CUENTA CON EL FMI

El ajuste es sólo por masoquista

El socorro financiero que se liberaría con un “plan sustentable” serviría para hacer frente a los vencimientos con el FMI, BM y BID.

› Por Alfredo Zaiat

El Fondo Monetario dice que se va por el buen camino pero que todavía falta. El Grupo de los Siete que agrupa a las potencias económicas mundiales se dedica a emitir comunicados de apoyos verbales. España va y viene con sus respaldos según el humor de sus empresas en el país. Paul O’Neill, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, trata con desprecio cada vez que puede a ese país del sur, que en años pasados su compañía, Alcoa, invirtió con suerte esquiva algunos millones. Pese a todo, el Gobierno de Eduardo Duhalde sigue aferrado a la esperanza de un socorro financiero internacional. Pero lo cierto es que, por ahora, la respuesta de Estados Unidos y Europa, a través del FMI, es cero fondos y más exigencias. Y lo paradójico es que, en caso de haber auxilio, casi la totalidad de los dólares que se recibirán serán para pagar la deuda con los organismos financieros internacionales.
La secuencia de esta novela es la siguiente:
u No hay plata si no hacen lo que deben hacer. En la lógica O’Neill, organizar la sociedad desorganizada.
u Si hacen los sacrificios, como le gusta decir, en cambio, a Horst Köhler, director gerente del FMI, recibirían un paquete financiero.
u Ese auxilio no sería millonario porque Argentina ya recibió mucho y por de más el último año, como se ocupa en recordarlo Anne Krüeger, número dos del FMI.
u La entrega de dinero será, en última instancia, para pagar la cuenta del FMI, Banco Mundial y BID.
Tanto esfuerzo del equipo económico para recibir la bendición del FMI es para hacerse acreedor de un paquete de ayuda que servirá para cumplir con los vencimientos que Argentina tiene con el propio FMI y otros organismos internacionales. Así se da la peculiar situación de que el Fondo resiste gatillar desembolsos para cobrarse su cuenta, en una muestra de su repentina dureza para tratar a países en crisis.
En ese perverso círculo de presiones, el Gobierno ha decidido jugar el papel de alumno aplicado o masoquista, según cómo se mire. En esta semana aspira a definir dos de los requisitos para la reanudación de la ayuda financiera externa. Mañana está prevista una reunión con los gobernadores, de la que puede surgir un nuevo pacto federal de reparto de fondos acorde con el ajuste del gasto público que se propone hacer el Gobierno. Y para el día siguiente fue convocada una sesión de la Cámara de Diputados para debatir el proyecto de Presupuesto 2002.
En caso de cumplir con esos dos mandatos, Jorge Remes Lenicov se topará con dos frentes en materia de necesidades de apoyo financiero internacional. El primero pasa por cubrir los vencimientos de capital con los propios organismos internacionales (ver cuadro). El equipo económico apuesta a que con un mínimo acuerdo para la coparticipación y avanzando en el debate del Presupuesto se destrabaría en el corto plazo los tramos del auxilio interrumpido al final del gobierno de Fernando de la Rúa. Esos fondos servirían para cancelar deudas con esos organismos.
El segundo frente está vinculado con la financiación de desequilibrios. Remes aspira a obtener fondos extras, adicionales a los pendientes de desembolso, para reforzar las reservas para intervenir en el mercado cambiario y para financiar el déficit fiscal. Teniendo en cuenta la posición asumida por Köhler-Krüeger-O’Neill, en base al comportamiento de la economía argentina durante el año pasado, resulta difícil que haya dólares frescos para seguir financiando la fuga de capitales.

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