La tasa de desocupación juvenil es hoy la más baja de los últimos veinte años. En el último trimestre de 2003 era del 31 por ciento, en el mismo período de 2012 era el 16,6, lo que implica que el índice se redujo a la mitad en diez años. Es un sector que ya no arrastra la frustración y falta de expectativas de 2003 y se recompone en el ámbito familiar en un clima de estudio, proyectos de vida y cultura del trabajo. El país tiene políticas de empleo para jóvenes que no estudian ni trabajan para fortalecer las condiciones de empleabilidad de chicas y chicos en condiciones de vulnerabilidad entre 18 y 24 años. El Programa se llama Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, y es una política integral y articulada de empleo y capacitación desde 2007.

Los intendentes –muy especialmente los del conurbano bonaerense– lo conocen bien, ya que, por su diseño, la gestión del programa debe articular con los tres niveles del Estado, en particular por los municipios donde opera la Red de Servicios Públicos de Empleo con más de 600 oficinas apoyadas, técnica y financieramente, por el Ministerio de Trabajo.

Algunos no recuerdan que la tasa de desempleo juvenil durante la convertibilidad creció de 15,1 por ciento en mayo de 1991 a 37,8 en mayo de 2002. Concretamente, entre 2008 y agosto de 2013 adhirieron al Programa Jóvenes más de 700.000 personas en 300 municipios. Desde 2007, con las tasas decrecientes de desempleo entre los adultos, hay una permanente incorporación de los jóvenes al empleo. Esto sucede en todas las ramas de actividad y en cada categoría ocupacional en cada región del país.

Conociendo las reglas de juego de la política en períodos eleccionarios, que algunos candidatos, consultoras y medios de la oposición no se hayan informado correctamente es entendible. Pero que personalidades destacadas que pasaron por el gobierno nacional lo ignoren, parece un acto de malicia. Un caso testigo es el actual intendente de Tigre, Sergio Massa, que en 2009 adhirió al programa llevándolo adelante de manera continua y con buenos resultados. Por su municipio pasaron más de 7200 chicas y chicos que terminaron sus estudios básicos, se capacitaron en oficios, de-sarrollaron un emprendimiento productivo o se insertaron en un empleo formal.

Cuando se habla del empleo de quienes ingresan en el mundo laboral hay que ser muy cuidadosos. El desempleo en este sector es un fenómeno mundial muy complejo que tiende a ser menos severo en Argentina que en los países centrales gracias a las políticas del gobierno. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los niveles globales el empleo y su representación entre los jóvenes han pasado a ocupar el centro de la escena. Personas entre 18 y 30 años son los más afectados en términos de desempleo y precariedad laboral. Son los más propensos a perder sus puestos y los últimos en recuperarlos durante la estabilización económica, representando el 40 por ciento de la población desempleada mundial, con una duración del desempleo significativamente mayor en el caso de los jóvenes más desfavorecidos.

Cuando se piensa en una política de empleo para quienes son el futuro (y presente) de nuestra comunidad toda, debemos dimensionar un proyecto de país que encuentre un punto de equilibrio y unión entre actividad económica y educación, con una mirada integral de país. Con este objetivo, desde el Ministerio de Trabajo pusimos en marcha dos grandes instrumentos institucionales que no existían en Argentina: la Red de Servicios Públicos de Empleo donde se gestiona el Programa Jóvenes, sobre una base de oficinas de empleo de carácter municipal cuyo objetivo es acompañar a chicas y chicos que quieren mejorar sus posibilidades de conseguir un trabajo. La otra es la Red de Instituciones de Formación Continua, donde hemos recuperado cerca de 500 instituciones de formación en oficios. En la actualidad, los jóvenes son asistidos en 319 de estas Oficinas de Empleo distribuidas en todas las jurisdicciones provinciales y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

* Secretario de Empleo de la Nación.