ECONOMíA › OPINION
› Por Mario Wainfeld
Esta nota se cierra cerca de la medianoche del miércoles, mientras prosigue el debate en Diputados. No contiene, entonces, los cruciales resultados de las votaciones que posiblemente conozca quien la lea en la mañana, si no desayuna muy temprano. El debate fue, hasta este momento, tan flamígero como previsible. La sesión empezó con inusual puntualidad, porque el Frente para la Victoria (FpV) se aseguró el quórum en los días previos.
Contó con su férrea bancada, con aliados estables o intermitentes y con adhesiones conseguidas a pulso, de una en una. La actual integración de la cámara es la mejor que tuvo el kirchnerismo desde 2003, pero no le basta para armar quórum propio. Completarlo con mayorías “ad hoc” fue labor minuciosa del ahora ministro de Defensa, Agustín Rossi, cuando presidía el bloque del FpV. Ahora lo suple la diputada Juliana Di Tullio, quien debió remar lo suyo. Tanto que impuso una pausa en la campaña electoral bonaerense para consagrarse a full a su labor, dejando sólo por un tiempito al primer candidato, el intendente de Lomas de Zamora Martín Insaurralde. Di Tullio, como todo el kirchnerismo, se juega mucho en la campaña, que además le gusta como el dulce de leche. Pero el deber establece prioridades y, al menos en el recinto, las leyes económicas para 2014 ranquean en primer lugar.
El oficialismo consiguió que se acomodara de movida en su banca el peronista fueguino Rubén Sciutto, el único que dejó la bancada kirchnerista tras la irrupción del intendente de Tigre, Sergio Massa. Sciutto formó un bloque unipersonal, pero aportó al quórum. También lo hizo el salteño Alfredo Olmedo (PRO, con características subjetivas notables, no todas valiosas), que tiene por norma asistir al inicio de las sesiones.
Otro aporte provino de legisladores del bloque que responde al peronismo puntano de los hermanos Rodríguez Saá. La intención de estos compañeros es no plegarse dócilmente al massismo, marcarles territorio. Todo se negocia en el Congreso, el toma y daca es la ley primera. Nadie se deja arrear, menos entre compañeros peronistas con cuotas de poder.
Rubén Fernández, un radical que acompañó al senador Eugenio Artaza en las recientes elecciones correntinas, también hizo su aporte, amén de renunciar a la bancada de la UCR.
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La morfología de Diputados es compleja, sólo dominada por baqueanos. El sistema electoral propicia, en medida alta comparado con otras comarcas, la existencia de bloques pequeños surgidos del voto popular. Por añadidura, la dinámica parlamentaria favorece las segmentaciones, las escisiones y la formación de minibloques. Los cambios de camiseta son habituales en el sistema político real existente.
Para redondear, los votantes solo se enojan cuando los tránsfugas abandonan al equipo de sus amores. En cambio, celebran alborozados a quienes se suman a sus filas. No hay castigo en las urnas para los itinerantes por ese solo hecho. Así las cosas, los pases son habituales, hay quienes hacen de eso un modo de vida. Patricia Bullrich es el ejemplo más socorrido, para nada único.
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L@s operador@s parlamentari@s trajinan en medio de ese enjambre. Su labor es compleja y especializada. Pocas personas cumplen bien ese cometido, por eso su rol es tan importante. Para el oficialismo, suele hacerlo la bonaerense Teresa García, sea a las órdenes de Rossi o de Di Tullio.
En el archipiélago opositor, la más pintada es la peronista federal Graciela Camaño. Camaño fue pilar del Grupo A desde la sesión inaugural del período de 2009. En ese entonces, ella manejó la tensa sesión en la que “la opo” entró de atropellada. Algunos cronistas distraídos se arrobaron con el manejo de Lidia Elsa Satragno (Pinky), quien presidió ese día, por razones de edad. El cholulismo obnubila a quienes no entienden el juego parlamentario. El tiempo corroboró que la conductora cabal de la jornada fue la Negra Camaño. La dirigente duhaldista maneja variadas destrezas: su uppercut de derecha es la más contingente y no la más poderosa. No hace falta ser gurú para imaginar que la mujer, que tiene mandato hasta 2015, será pieza central de la futura bancada del FR. Entre otros motivos, porque conoce mucho más el mundillo del Congreso que la nueva esperanza blanca.
La Cámara es un cuerpo colegiado, de 257 miembros, no es fácil resaltar y hasta hacerse visible en esa multitud. Habrá que ver cómo se acomodan las cargas con la nueva composición. La elección de octubre hará un primer esbozo de su integración, pero el desempeño durante años es muy otra cuestión.
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Los opositores aducen que el proyecto de Presupuesto es, en gran dosis, un “dibujo”, de escasa correspondencia con su futura ejecución. Los kirchneristas defienden su seriedad. Además, alegan que desde 2003 se presenta el proyecto en tiempo y forma, algo que no tiene precedentes desde 1983. Ambos sectores tienen su parte de razón, entiende el autor de esa nota, que no la va de magnánimo sino de historicista. Los precedentes dejan mal parados a los opositores que fueron gobierno. En trazos rústicos, el FpV hizo mejor “los deberes” que sus precursores. Aunque es claro que el costumbrismo argentino no es igual que el noruego, supone el cronista, imaginando a ese país modelo que acaba de elegir volcarse a la derecha.
En general, desde sus comienzos (que abarcan la gestión como ministro de Roberto Lavagna) el oficialismo tendió a subestimar el crecimiento y la recaudación, para dejarse más margen de disponibilidad con el “excedente”. Esta vez hay una novedad: el cálculo de crecimiento es híperoptimista (muy voluntarista, para este escriba). Seguramente incidió la coyuntura financiera: al oficialismo le interesa emitir señales propicias para incidir en la oferta de la tercera etapa del canje de deuda o para hacer más atractivos bonos públicos ya existentes o de posible creación futura. Las tratativas con las provincias, a través de los legisladores, son parte del menú. En Estados Unidos son públicas y asumidas, tanto en la cultura política del análisis político, como en las buenas ficciones televisivas (entre ellas, la imbatible The West Wing) o cinematográficas. En este aspecto, los gringos tienen razón. El funcionamiento democrático y federal justifica (y hasta fomenta) esas negociaciones que un sentido común antipolítico, demasiado expandido, demoniza desde el vamos. La política articula intereses, lo que abarca negociaciones y concesiones. La hipótesis contraria le resta entidad, la descafeína, la homologa a un universo supuestamente idílico, que en rigor es falso.
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Mencionemos, en escasas líneas que sólo quieren ser un esbozo, otro hecho central subestimado o hasta ignorado. La “ley de leyes” no signa plenamente la política económica futura de ningún gobierno. Ni podría hacerlo, aunque se concibiera con minucia.
El ritmo febril de la economía global no lo permite. Cuando los flujos financieros recorren el globo “n” veces en cuestión de horas, es utópico suponer que pueden proyectarse todas las acciones públicas, a más de un año vista. Un repaso de las principales medidas de sucesivos gobiernos, las que marcaron época, demuestra que sucedieron sin estar preescritas. El lector puede hacer su propia lista, se le propone una nómina tentativa de jugadas que cambiaron la Argentina y que no figuraban en el inventario previo. La convertibilidad, su salida, el megacanje, el blindaje, el “corralito”, la estatización de las AFJP o de YPF, el blanqueo reciente dispuesto por el kirchnerismo. Y decenas de etcéteras.
La realidad de la etapa marca, determina los tiempos, mucho más acelerados que las rutinas parlamentarias, concebidas en otros siglos.
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El FpV nunca “la tuvo” sencilla en el Congreso. Se rebuscó, aliado de la crisis, manejando minorías hasta 2007. Al año siguiente, en posición más desahogada, sufrió el duro revés de las retenciones móviles, que desencadenó pérdida de votos, de adhesiones, fugas de dirigentes y legisladores.
Entre 2009 y 2010, lo suyo fue “cerrar el arco” propio, en términos futboleros. Se consagró a cuidar el cero a cero, como tantos equipos argentinos cuando juegan copas internacionales. Lo consiguió, ayudado por su coherencia interna, por contar con un liderazgo político firme y por la falta de relieve de los opositores.
El período inaugurado en 2012, ya se dijo, fue más confortable, pero tampoco un paseo. Consiguió las leyes fundamentales, unas pocas veces embellecidas por haber sumado opositores (YPF, canje de deuda). Pero mordió el polvo cuando quiso designar procurador general al impresentable Daniel Reposo. Una prueba contra la extendida leyenda de “la escribanía”, tópico muy de moda hijo del simplismo o de la playa ignorancia.
Repitamos lo del principio, cerramos esta nota a contragusto. Sin conocer el score de las votaciones, en especial de la peliaguda sobre la llamada “ley del cheque”, de las que se habla con más detalle en otras notas de esta edición (ver, en especial, página 5). A la hora del desayuno, todo lo indica, quien haya ojeado esta nota y su autor tendrán un panorama más preciso.
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