Dom 18.05.2014

ECONOMíA  › OPINION

Con pala

› Por Alfredo Zaiat

El Instituto Argentino de Mercado de Capitales estudió los balances anuales 2013 de empresas que cotizan en la Bolsa. Analizó los de 89 firmas que abarcan a todos los sectores relevantes de la economía. El resultado neto consolidado de esas compañías líderes fue de un incremento del 80 por ciento respecto de 2012. Variación por encima de cualquier índice de precios, lo que significa que el saldo final hubiera sido igual muy positivo con el “ajuste por inflación” que reclaman las corporaciones empresarias. En un año con un crecimiento de la economía por debajo del promedio de los últimos diez años, y en un estado de tensión permanente en el frente cambiario y externo, más empresas ganaron más y menos perdieron menos.

El rosario de lamentos que cotidianamente siembra el establishment, con analistas que saben amplificarlos con exaltada fe, colisiona con cifras de signo positivo de lo que debiera ser lo más importante: el resultado de sus balances económicos. Además de una mayor o menor eficiencia en la gestión de la compañía, el saldo que aparece en el último renglón del ejercicio contable exhibe cuál ha sido el impacto en la actividad de una determinada política económica. Voceros del mundo empresario y hombres de negocios dedicados a la comercialización de información económica participan en el turno mañana, tarde y noche de los medios con la misión de convocar fantasmas y alentar temores. Para quien quiera saber qué está pasando en la economía y, en particular, en el capítulo de la rentabilidad empresaria, los balances anuales ofrecen valiosa información más cercana a la realidad que al juego de intereses económicos y políticos desplegado en el espacio público.

La investigación del IAMC, dependencia vinculada con la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, es tan demostrativa como sorprendente, teniendo en cuenta el estado de ánimo que manifiesta el establishment: las ganancias de esas compañías crecieron 48,5 por ciento en 2013 respecto del año anterior (ver cuadros). En ese grupo de 89 empresas cotizantes están incluidas Siderar (Techint), YPF, los bancos Macro, Francés, Galicia, Patagonia, Hipotecario, Telecom, Aluar, Grupo Clarín, las eléctricas, gasíferas, Mirgor, Bolt, Grimoldi, Ledesma, Molinos, Irsa, Cresud, Indupa, Shopping Alto Palermo, Juan Minetti, Longvie, Colorín, entre otras. Es un lote lo suficientemente amplio y variado que contiene a casi todos los sectores de la actividad económica. Los balances de esas grandes compañías del país sumaron en total utilidades por 29.757 millones de pesos, mientras que las pérdidas fueron por 1880 millones de pesos, cuando un año antes habían anotado 4554 millones, una reducción de 58,7 por ciento en los quebrantos.

Los principales sectores con ganancias en 2013 fueron

–bancos, con resultados por un total de 12.069 millones de pesos, 41 por ciento más que en 2012;

–petroleras, 5654 millones de pesos, 26 por ciento más;

–telecomunicaciones, 3202 millones, 19 por ciento más; y

–siderúrgicas, 2364 millones de pesos, un extraordinario 244 por ciento más que en el ejercicio anterior.

El comportamiento de Siderar del Grupo Techint, de la familia Rocca, sobresalió al pasar de una utilidad de 540 a 2107 millones de pesos, creciendo 290 por ciento, de un año a otro. Otra firma destacada fue la petrolera estatal YPF, que aumentó sus ganancias de 3900 a 5125 millones de pesos, 31,3 por ciento más. Los bancos reiteraron la performance de años anteriores con ganancias crecientes originadas en un aumento de las operaciones por intermediación financiera, en especial por las elevadas tasas que cobraron por préstamos al consumo, por mayores ingresos por comisiones y por el alza de las cotizaciones de los títulos públicos que tienen en cartera.

El cuadro de resultado global del año pasado estuvo influido por los balances de las dos distribuidoras de electricidad del área metropolitana (Edesur y Edenor). Pasaron de fuertes quebrantos a importantes ganancias contables. Edenor registró una pérdida de 1061 millones de pesos en 2012 y anotó una ganancia de 772 millones de pesos el año pasado, mientras que los números de Edesur fueron negativos por 802 y positivos por 1176 millones, de un año a otro. El pase del rojo al azul se debió a un cambio en la forma de contabilizar ingresos que las compañías reciben por la aplicación del Programa de Uso Racional de Energía Eléctrica (Puree), además de otras medidas oficiales de salvataje contable.

En el último año, que tuvo como característica mayores tensiones macroeconómicas, ha sido notable el registro de ganancias de las empresas, con la previsible disparidad sectorial y de tamaño, pero con mayoría con signo positivo. Hubo más empresas con utilidades (54); hubo otras que perdieron menos (9); más sectores económicos tuvieron resultado positivo (21); y los cuatro que empeoraron fueron

–Papel (Celulosa Argentina).

–Editoriales e imprenta (Angel Estrada).

–Alimentos y bebidas (Molinos, Ledesma).

–Transporte de Gas (TGS, TGN).

La mejora del desempeño de las empresas se tradujo en beneficios para los accionistas vía dividendos en efectivos: el año pasado sumaron 35.693 millones de pesos, lejos del record de 105.182 millones de pesos de 2011. Este último monto coincidió con el año de mayor intensidad en la fuga de capitales, especulación sobre el tipo de cambio e incertidumbre construida por usinas de la city acerca de las perspectivas económicas. Las grandes empresas optaron entonces por repartir utilidades en cantidad en lugar de capitalizarlas o de invertir en ampliación de plantas o nuevos proyectos. Este comportamiento fue uno de los impulsores de restricciones a la compra de dólares y de trabas a la remisión de utilidades, teniendo en cuenta que las compañías extranjeras contabilizan el mayor porcentaje del reparto de dividendos en efectivo. Por lo pronto, en el primer cuatrimestre de este año, esas firmas ya distribuyeron más utilidades (33.157 millones de pesos) que en todo 2013.

Analizar los ejercicios económicos de las principales empresas que operan en el país, con sus respectivos cuadros de resultados, es una tarea fértil para encontrar respuestas a muchas dudas sobre el actual proceso económico. Es habitual leer y escuchar que la rentabilidad de las empresas se redujo fuertemente en los últimos años advirtiendo entonces sobre las consecuencias que este deterioro podría traer sobre el de-sempeño de las inversiones. Nada más lejano de la realidad, dicen las cifras de los balances de 89 empresas líderes. Ocultarlas detrás de tradicionales lamentos que bien saben actuar dirigentes empresarios conservadores, ahora reunidos en un foro de lobby, es la forma para confundir y de ese modo preservar superganancias, con la aspiración última de clausurar la etapa de puja por mejorar la redistribución del ingreso.

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