ECONOMíA › REPORTAJE A DIEGO BOSSIO, TITULAR DEL ORGANISMO DE SEGURIDAD SOCIAL. LA MEJORA A LOS JUBILADOS Y LA REDISTRIBUCION
“Argentina no sólo no está en default sino que cumple con sus obligaciones internas, al mejorar los ingresos de los jubilados como indica la ley de movilidad”, señaló Diego Bossio, que destacó el rol redistributivo que cumple la Anses.
› Por Tomás Lukin
Anunciar la magnitud del aumento automático de las jubilaciones casi al mismo tiempo que las empresas calificadoras de riesgo sentenciaran la existencia de un default no fue casualidad. A mediados de julio de 2001, seis meses antes de la cesación de pagos declarada por el país, el gobierno implementó un recorte generalizado de salarios y jubilaciones que profundizó la crisis. “Argentina no solo no está en default ya que cumplió con sus obligaciones externas cuando depositó los dólares que están bloqueados por un fallo judicial en Estados Unidos, sino que el país cumple con sus obligaciones internas al mejorar los ingresos de los jubilados como indica la ley de movilidad”, afirmó a Página/12 Diego Bossio, el titular de la Anses.
El incremento de los haberes jubilatorios será de 17,21 por ciento a partir de comienzos de septiembre y el ingreso mínimo pasará a 3231 pesos mensuales. El acumulado anual resultante, tomando en cuenta el incremento ya aplicado en marzo, asciende al 30,5 por ciento. “No solo cumplimos con las obligaciones internacionales sino también las obligaciones internas. En 2001 había tres millones de jubilados a los que se les recortaba, meses antes del default, 13 por ciento de sus haberes. Hoy duplicamos el número de jubilados cubiertos por el sistema. En términos reales los jubilados ganan mejor que nunca y además el sistema está más sólido que nunca porque tiene reservas”, afirmó en la entrevista que concedió a Página/12.
–¿La mejora de la capacidad de compra de las jubilaciones se sostiene incluso a pesar de los aumentos de precios registrados a lo largo del primer semestre?
–Desde que entró en vigencia en 2009 la ley de movilidad jubilatoria, el haber mínimo aumentó 368 por ciento. La jubilación inicial pasó de 690 a 3231 pesos mensuales. El comportamiento supera todos los índices alternativos de precios y cualquier indicador de evolución salarial. Los salarios promedio de los trabajadores en relación de dependencia aumentaron en el mismo período 303 por ciento al subir de 2578 a 10.394 pesos. La evolución de cualquier medición privada de precios, por más sesgada y poco rigurosa que sea, registró un aumento de 225 por ciento desde 2009. La movilidad jubilatoria vino a recomponer un problema estructural de la seguridad social y mejorar los haberes de todos los jubilados.
–¿A qué se refiere con una recomposición “estructural”?
–Los cambios en el sistema de la seguridad social permitieron que no solo mejore el ingreso de todos los jubilados sino que, como resultado de las modificaciones en el mecanismo de cálculo de los haberes iniciales, mejoró la tasa de sustitución. Cuando se jubilan, la relación entre el haber mensual inicial y el último sueldo está en el orden del 75 por ciento. Esa relación era significativamente inferior en el 2001. Le doy un ejemplo. Todos los meses se jubilan 30.000 personas. En julio se retiraron alrededor de 4 mil trabajadores que tenían todos los aportes al día, tenían más de 30 años de aportes en relación de dependencia. El salario promedio que cobraban en el último mes de trabajo era de 11.800 pesos. La jubilación promedio fue de 8650 pesos. Una relación en torno del 75 por ciento. Nadie puede decir que esta ley de movilidad no cumplió su objetivo de recomponer el ingreso de todos los jubilados. Hubo 12 aumentos por la ley de movilidad. En la mayoría de las veces, salvo dos o tres oportunidades, las mejoras estuvieron siempre por arriba de cualquier indicador. Fue una fórmula que permitió recomponer el haber de todos los jubilados.
–El incremento en los haberes a partir de la ley de movilidad es significativo, sin embargo la mayoría de los jubilados cobra el ingreso mínimo.
–Nadie puede negar que las jubilaciones aumentaran en términos reales. El haber mínimo en 2014 permite a los jubilados pagar más viajes en taxi, más kilos de pescado, más galletitas de agua, más nafta súper y más paquetes de fideos que los que se podían adquirir en 2003. El 52 por ciento de los abuelos cobran una jubilación mínima, el resto cobra más. Pero cuando uno analiza el dato por hogares, de cada 10 hogares en 8 hay doble haber jubilatorio. Creció fuerte el ingreso por hogar. El camino es que siga creciendo el sistema. Claramente hay un talón de Aquiles. El gran desafío hacia el futuro es que haya mayor empleo registrado que ponga más aportantes al sistema y otorgue mayor holgura al sistema de la seguridad social.
–Uno de los cuestionamientos más reiterados a la política económica está referido al aumento del gasto público.
–Mientras que en 2001 destinábamos menos del 4 por ciento del PIB a sostener a nuestros abuelos, hoy estamos invirtiendo el 8 por ciento del producto. Tiene una explicación: se recompuso el haber y aumentó el número de jubilados. La inclusión jubilatoria viene a reconocer una injusticia de la estructura productiva argentina como es el trabajo en negro y el desempleo que alcanzó niveles muy elevados luego del default de 2001. Desde que se implementó la moratoria se incorporaron 3,2 millones de jubilados al sistema. Ahora tenemos un proyecto para seguir aumentando la inclusión y sumar cerca de 500 mil individuos. Lo que hacemos es reconocer que hay argentinos que en algún momento trabajaron sin aportar durante una parte de su trayectoria laboral por los distintos problemas del país.
–¿Qué rol cumplen los desembolsos de Anses frente a los menores niveles de crecimiento registrados en lo que va del año?
–Una década atrás, el gasto de Anses era neutral. Hoy el sistema tiene un rol redistributivo fundamental y además contribuye a dinamizar la actividad económica no solo a través de las jubilaciones y pensiones sino con financiamiento para obras de infraestructura y programas como el Pro.Cre.Ar. Esas iniciativas, además de generar ingresos para las reservas de Anses permiten sostener los niveles de empleo y promover la demanda como en el caso de los insumos para la construcción. Pero además, hay que destacar que la estructura de gastos y el alcance de las medidas de Anses tienen un impacto relevante en materia distributiva. Los aumentos en los haberes mínimos por encima de la media, la incorporación de quienes no estaban en condiciones de jubilarse y la creación de iniciativas como la Asignación Universal cumplen un rol determinante. Anses no es más neutral sino que favorece a los sectores de menores ingresos. Hay un estigma sobre el gasto de Anses pero hay que erradicarlo. Un 60 por ciento de nuestros recursos corrientes provienen de los aportes y contribuciones de los trabajadores y otro 40 por ciento se origina en los impuestos, fundamentalmente IVA y Ganancias. Por eso, no se pueden subir las jubilaciones y bajar los impuestos que financian al sistema. Cada 100 pesos que ingresan a la Anses, casi 17 pesos provienen del Impuesto a las Ganancias. Más allá de la legitimidad del reclamo, hay que ser prudentes a la hora de proponer cuestiones que pueden afectar los ingresos del Estado, como las modificaciones al Impuesto a las Ganancias.
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