ECONOMíA
› LOS PODEROSOS SE RESISTEN A HACER CONCESIONES
Cancún marcha a otro fracaso
Estados Unidos y la Unión Europea, presionados para reducir sus altos subsidios agrícolas, no parecen dispuestos a hacer concesiones para salvar las conversaciones mundiales de comercio, sostuvo en Cancún el Canciller, Rafael Bielsa. A su vez, la delegación brasileña acusó a los países desarrollados de presionar a los miembros del G-22 (hasta el jueves, G-21: ayer se sumó Turquía).
Los países centrales criticaron las demandas del G-22, el grupo de países perjudicados por los subsidios al que pertenece la Argentina, y sólo “están predispuestos a escuchar porque están en este ámbito”, dijo Bielsa. “Acá nadie se puede volver a su país con las manos vacías, porque ése sería un impacto político muy negativo”, sostuvo el canciller. Por eso, “el tema es tratar de encontrar cuánto de lleno se llevan las manos los países que pretendemos un cumplimiento rápido de lo establecido en Doha y lo que pretenden conservar los países desarrollados”, añadió.
Bielsa anticipó “negociaciones muy rudas, muy ásperas” conforme se acerque el final de la reunión, mañana por la tarde. “Me parece que las cosas comienzan a ponerse en claro hoy a la noche. Son dos etapas diferentes: la primera etapa es para una sonrisa y la segunda etapa, veremos”, subrayó.
El canciller también expresó sus deseos de que el G-22 permanezca cohesionado una vez pasada la cita en Cancún, lo que permitiría a las naciones en desarrollo conseguir beneficios y lograr el cumplimiento de metas comunes. “Todos los procesos de integración regional tienen como principio que a los países pequeños es mucho más fácil cazarlos de a uno”, agregó. “Juntarse amplifica el volumen de la voz y la energía del reclamo.”
La cumbre, con protestas de activistas antiglobalización en contra de la OMC, deberá producir una declaración conjunta el domingo. El éxito de esta reunión es clave para poder cumplir con el calendario, a finales de 2004, de la actual ronda de liberalización comercial, que se lanzó en Doha, Qatar, a fines de 2001.
En tanto, la delegación brasileña expresó en un comunicado que “estamos llegando a los días finales de la ministerial de Cancún. Es incluso más importante, en esta etapa, que concentremos nuestros esfuerzos en tratar de negociar y no dirigir nuestras energías en atacar a países o grupos de países”.
Los “ataques” a los que se refiere el comunicado brasileño comenzaron el jueves, cuando el representante de Comercio Exterior estadounidense, Robert Zoellick, dijo a los delegados de los países del G-22 que si la Ronda de Doha fracasa deberán decidir “si están de un lado o del otro”, una fraseología similar a la amenaza de George W. Bush de “están con nosotros o contra nosotros”.
El negociador europeo, el comisario de Comercio Pascal Lamy, intentó calmar los ánimos diciendo que no existe “una estrategia común entre Estados Unidos y Europa para hacer explotar el G-22”. Un fracaso el domingo sería un golpe muy serio para la organización, en pleno marasmo económico mundial. La necesidad de llegar a consensos absolutos entre los 146 países miembro prolonga las negociaciones.
En las calles de Cancún, siempre mantenidas a 10 kilómetros de distancia de la conferencia por medio de vallas y barreras policiales reforzadas, las organizaciones no gubernamentales opositoras se preparaban para otra manifestación en el día de hoy.