ECONOMíA
› FRACASO DE LA REUNION DE LA OMC POR LOS SUBSIDIOS AGRARIOS
Por el agro cayó la ronda de Cancún
Los países desarrollados hablaron de la apertura comercial pero no de eliminar sus subsidios al campo. Fue un desastre.
› Por Claudio Scaletta
La V reunión ministerial de la OMC en Cancún terminó en fracaso. Las profundas diferencias en materia agrícola entre los países centrales y las economías en desarrollo motivaron que, a diferencia de otros encuentros, ni siquiera puedan tratarse las cuestiones secundarias. El dato político más destacable fue el afianzamiento del Grupo de los 22, que integra Argentina, y la nueva erosión en su legitimidad sufrida por las posiciones de Estados Unidos y Europa, que continúan insistiendo en mantener esquemas arcaicos de apertura comercial en una sola dirección. Los plazos de la llamada “Ronda de Doha”, cuyos objetivos deberían estar cumplidos el 1º enero de 2005, deberán reformularse.
Los países centrales pretendieron encontrar un chivo expiatorio en la negativa de los países menos desarrollados a discutir los llamados Temas de Singapur si no se acordaba en las cuestiones de fondo. En la mesa grande de las negociaciones estos temas se encontraban en último lugar. El primer puesto era ocupado claramente por la cuestión agrícola, esencialmente la reducción de los subsidios y de las barreras paraarancelarias por parte de las economías centrales, lo que terminó siendo la verdadera causa del fracaso de Cancún. En segundo lugar se encontraba la pretensión europea y estadounidense de reducir los aranceles para la exportación de sus bienes industriales, el único punto en el que se mostraban coherentes con la declamada liberalización comercial, y recién en último lugar se encontraban los “temas de Singapur”, así llamados por donde fueron propuestos en 1996. Básicamente se trata del establecimiento de reglas en materia de inversiones, competencia, facilitación del comercio y, sobre todo, políticas de compras gubernamentales. A las economías más desarrolladas no les gusta que los países, por ejemplo del Tercer Mundo, tengan preferencias por sus empresas nacionales a la hora de decidir contratos gubernamentales.
Conocido el fracaso de la reunión, el representante de Comercio estadounidense, Robert Zoellick, sostuvo que “hoy nos estancamos por los temas de Singapur, pero la mayor lección de Cancún es que lograr un compromiso útil entre los 146 países requiere una seria voluntad, y no retórica, para concentrarse en el trabajo a fin de alcanzar el delicado equilibrio entre ambición y flexibilidad”. Lo que no quedó muy claro es si Zoellick hablaba en serio o ejercitaba una ironía por demás sutil.
El G-22, del que participa la Argentina, se declaró fortalecido. El secretario de Comercio Internacional Martín Redrado dijo a Página/12 que el balance positivo de la reunión para la Argentina fue haber encontrado una “coalición de intereses que en adelante brindará una mayor fuerza política” para los reclamos comunes de los países en desarrollo. La construcción de este “contrabalance” constituye “un hito en las relaciones internacionales, como en su momento fue la conformación del Grupo Cairns”, destacó.
La postura común del G-22 fue no considerar el malogrado final del encuentro como un colapso. El canciller brasileño Celso Amorín dijo que “no usaría la palabra fracaso, porque sí hicimos algunos avances concretos”, aclaró. En la misma línea Redrado recordó a este diario que “la Ronda Uruguay, que duró desde 1986 a 1994, tuvo dos fracasos, en Montreal y en Bruselas. También Seattle fue una contramarcha y no obstante se continuó trabajando”. “Estamos lejos de un colapso de la OMC”, fue su conclusión.
En la conferencia de prensa brindada por el G-22 cuando ya se conocía el fracaso del encuentro, Amorín resaltó que “con unidad en temas concretos pudimos presentar una plataforma de reforma agrícola”. “También conseguimos algunos logros, porque el último borrador de la declaración final”, que finalmente no se produjo, era “un poquito mejor que el anterior”, se conformó.
En tanto, las protestas de las variopintas Organizaciones No Gubernamentales, que muchas veces sostuvieron reclamos absurdos, como laspancartas que proclamaban “No al comercio”, dejaron este año un extraño componente de muerte. Su peculiaridad fue que la violencia no fue causada esta vez por la represión. El suicidio de un manifestante surcoreano en rechazo a la reunión fue apenas un triunfo aislado de la voluntad individual. Pero ello no impidió que en las últimas horas de la noche los flashes de la prensa internacional se reflejasen en un cartel que rezaba “Ganamos”.