Dom 07.09.2014

ECONOMíA  › OPINION

Unidad y disputa

› Por Francisco Dos Reis *

En este momento, en el que la economía pasa por dificultades propias de los ciclos y de un escenario de crisis mundial, se abre un debate crucial sobre la forma en que puedan sortearse. Hay comportamiento y decisiones que definen distintas formas de ver cómo se resuelven las crisis y los conflictos de la economía. Por ejemplo, en el 2001, la aplicación de las políticas económicas tuvo como componentes la aceleración de un endeudamiento colosal del país, el corte en los ingresos salariales y hasta una baja del 13 por ciento en las jubilaciones, como parte de una política general de recorte del gasto público. Fue la respuesta para preservar y mantener el modelo de la convertibilidad de los diez años anteriores. Ahora, en sentido inverso, vemos que se cierran paritarias con un aumento promedio cercano al 30 por ciento, una suba anual en la retribución de los jubilados del 31 por ciento y un porcentaje similar de aumento anual para el salario mínimo. Todo ello, buscando consolidar un proceso económico de crecimiento e inclusión que se inicia como ciclo evolutivo en el año 2003.

Muchos empresarios se disgustan con estas decisiones, porque en el marco de la situación que hoy tienen las pymes la primera lectura es que una suba de salarios representa “una dificultad más”. Pero las experiencias pasadas merecen una reflexión sobre cómo sortear la coyuntura. En primer lugar, porque nuestro destino pymes está atado al consumo. El pasado nos muestra que el peor error es hacer caer la demanda, ya que esa es la mejor fórmula para convertir la tormenta del momento en una tempestad.

En la década de los ’90, el ajuste dio como resultado la pérdida de millones de puestos de trabajo y, por consiguiente, el cierre de decenas de miles de pymes, un proceso que por su magnitud todavía no termina de solucionarse. Y, sin embargo, hoy una mirada rápida sobre “las corrientes de opinión” encuentra que se abre una ofensiva generalizada, en varios frentes a la vez, buscando desestabilizar este proceso y abrir paso a algunas de esas nefastas políticas del pasado.

En el escenario economicista aparecen diversas opiniones, pero todas enderezadas a bajar el gasto. Algunas, sin ningún tipo de contemplación por los sectores más vulnerables, más débiles económicamente, como las de connotados economistas del establishment que reclaman terminar con todo tipo de subsidios del Estado, sin excepción. O las opiniones de perfil ultraliberal, incluyendo a sectores de la clase política enrolados en la oposición, que ubican al tema inflacionario como el más grave problema de la Argentina, pero con una lectura economicista que hace eje en las políticas monetarias y fiscales sin aludir al rol de los sectores más concentrados como “formadores de precios”. Si la inflación es el problema, ¿por qué alguien, empresario pyme o economista, estaría en contra de que se controle la cadena de valor? ¿No se ataca, acaso, la inflación arrancando desde el precio final y analizando sus costos?

De la mano de esa resistencia a los controles en la relación entre precios y cadena de valor, está la realidad verificable de que los grupos más concentrados han venido aumentando sus márgenes de rentabilidad, incluso este año, por encima de la evolución de cualquier otro tipo de factor. Una resistencia lógica de parte de quienes defienden ganancias exorbitantes, en medio de una puja distributiva. Pero hay algo más detrás de esa resistencia y de ciertas corrientes de opinión: la disputa es por un modelo de país, y la discusión central es por El Poder.

Observando el escenario latinoamericano, no es difícil encontrar múltiples elementos direccionados a modificar sustancialmente, a favor de los intereses de los países centrales y de sus políticas, las transformaciones que se están dando en nuestro continente. La cuestión de los fondos buitre y la defensa de la soberanía de pago de la deuda no es ajena a ese contexto. Es necesario tomar nota y pasar rápidamente a una estrategia defensiva de este proceso frente a esa ofensiva generalizada.

Este 8 de septiembre, en la CGE, un edificio histórico y emblemático desde el cual se planificó, con José Ber Gelbard a la cabeza, un país que ahora nos vuelve a convocar, realizaremos un acto con todas las organizaciones pymes del país y con una variable sustancial: van a ser protagonistas no sólo dirigentes empresarios sino también dirigentes gremiales de los trabajadores. Quienes venimos trabajando hace mucho tiempo en este espacio de unidad sabemos que nos quieren llevar a otra dimensión y a otro país. Por eso esta unidad en militancia y en propuestas, dirigida a todos los sectores progresistas sin preguntarles de dónde vienen, por una Argentina más inclusiva, por un modelo de desarrollo que tenga a las pymes y a los trabajadores como actores centrales.

No vamos a dejarnos arrebatar la Patria, tantas veces robada y empobrecida. Trabajando todos con los trabajadores y los candidatos que entiendan lo que está en juego. Vamos a dar disputa, a partir de una unidad que contribuya a la defensa de la soberanía nacional, la justicia social y la independencia económica.

* Presidente de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)

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